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 sábado, 27 de marzo de 2004

Un Productor en Acción. Se presentó un modelo que favorece la rotación
La nueva generación de alquileres sustentables
Con un contrato a seis años y siembra directa, el establecimiento "Los Pingüinos" recuperó su capacidad de producción

Leonardo Stringaro

A pesar de su crecimiento, para muchos productores la siembra directa se está implementando como una herramienta puntual y no como un sistema integral de producción.

Es decir que durante los últimos años en muchas regiones no se pudieron mostrar todos los beneficios que aporta el sistema desde el punto de vista tanto agronómico como económico, más allá del crecimiento de la soja en detrimento de otras alternativas que podrían aportar mayores beneficios al suelo.

Bajo este planteo se desarrolló la jornada especial de "Un Productor en Acción", organizada por Aapresid en el establecimiento Los Pingüinos, de Río Segundo (Córdoba). Se trata de un campo que lleva más de 6 años en alquiler con un sistema de rotaciones racional como base principal de todos los objetivos.

La experiencia que lleva adelante el grupo La Redención (Rodrigué / Fogante), quedó reflejada durante la recorrida por una serie de lotes que expresaron una notable mejora en la condición del campo desde que se implementaron las primeras campañas agrícolas.

"Hoy tenemos un gran nivel de aporte de rastrojos y cobertura, pensamos aumentarlo a través de la intensificación en la rotación con gramíneas, como trigo y maíz", dijo Rogelio Fogante.

El técnico dejó ver algunos datos que no sólo llamaron la atención de los 550 productores presentes sino también de muchos propietarios de campos que consideraron la posibilidad de comenzar a buscar una mayor equidad en la distribución de la productividad de sus establecimientos alquilados.

"El propietario debe comenzar a entender que cuando se hace una rotación a largo plazo es tan rentable como hacer monocultivo de soja, la diferencia pasa por salir del estancamiento de la producción y la pérdida de fertilidad de los suelos".

Por eso, muchos especialistas han comenzado a evaluar los contratos de alquiler a un año y en quintales fijos de soja como un verdadero problema para el resultado económico de la empresa.

"El productor que paga 14 ó 16 quintales fijos por hectárea -zona núcleo agrícola- y con un plazo cierto no mayor a un año se ve imposibilitado de plantear un sistema de rotaciones, y así su negocio sólo consiste en maximizar el retorno por peso invertido, minimizandola inversión total", estimó Santiago Lorenzatti, coordinador técnico de Aapresid.

El técnico consideró que de esta manera se ingresa a un círculo vicioso que lleva al aumento de la participación del cultivo de soja en las secuencias agrícolas, con consecuencias que pasan por un balance negativo de materia orgánica, bajo aporte de rastrojos y escasa o nula fertilización.

Para Lorenzatti, de esta manera el resultado final es un deterioro en los principales parámetros edáficos relacionados con la productividad del suelo, así como el mal negocio que les queda al dueño de la tierra y quienes alquilan su campo.

Desde el punto de vista económico, una respuesta podría encontrarse al cuantificar los factores externos negativos de las malas prácticas agrícolas (contratos de alquiler a corto plazo).


Una dura experiencia
Felipe Guidao es el propietario del establecimiento Los Pingüinos de Río Segundo, en el que se realizó la edición especial de "Un Productor en Acción", organizada por Aapresid.

Cuenta que comenzó alquilando su campo a 7 quintales por hectáreas (un buen precio para esa zona en aquel momento). Este modelo lo llevó al total abandono de su propiedad, la ruina económica del colono y una considerable pérdida de fertilidad y aptitud agronómica de la tierra con una incierta y costosa recuperación.

"Aprendí de mis propios errores y comprendí que una de las soluciones pasaba por la realización de un contrato de aparcería rural inspirado en una verdadera asociación de intereses", explicó en propietario.

En aquella oportunidad, el dueño de Los Pingüinos acordó preservar e incrementar la capacidad productiva de su inmueble mediante la aplicación y el uso de técnicas, métodos de labranza, rotación de cultivos y toda una acción tendiente a lograr resultados agronómicos crecientes.

De esta forma, la administración de Marcos Rodrigué y Rogelio Fogante (Grupo La Redención Sofro) inició el análisis de un plan de labranzas y siembras que tomó como base la conservación del suelo y la obtención de una mayor rentabilidad del predio atendiendo condiciones y expectativas de los mercados de cereales y oleaginosas. "El contrato se fijó en seis años y nosotros apostamos a la ejecución y cumplimiento de lo pactado, mientras que el propietario se comprometió en amortizar la inversión mediante la efectiva participación en el tiempo de los resultados que se obtuvieran", comentó Rogelio Fogante. Actualmente, la empresa se presta a la primer renovación del período contratado y evalúa el progreso logrado y la capacidad productiva del campo durante los seis años.

La experiencia, sienta un precedente a la posibilidad de hacer rotaciones en campos arrendados.

Por estos tiempos, se habla de producción sustentable y objetivos claros en los planteos agrícolas. Algo casi imposible si no existe el diálogo entre propietarios y arrendatarios como motor generador de crecimiento.

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El campo hace punta con un nuevo sistema de alquiler.

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