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 domingo, 15 de febrero de 2004

Españoles ayudan a chicos pobres argentinos
Unos 1.700 "padrinos" envían más de un millón de pesos al año a través dedos asociaciones locales

Unos 1.700 "padrinos" envían desde España casi 1.300.000 pesos anuales a niños pobres del conurbano bonaerense y Capital Federal. Dos asociaciones locales que se dedican a vincular niños argentinos con habitantes de España, Proyecto Pibe y El Arca, informaron que la cifra de agentes solidarios se multiplicó en los últimos tres años.

Todos ellos asisten a niños de entre 1 y 16 años que viven dentro de su entorno familiar. "Actualmente recibimos 30 nuevos padrinos por mes", dijo Juan Penen, que dirige el proyecto en El Arca, una asociación civil de la localidad de Moreno que comenzó con esta iniciativa un año atrás.

Según información de El Arca, en la última Navidad, gracias a una campaña de difusión de la organización española Comparte, sumaron 500 padrinos que donan 18 euros (63 pesos) cada uno. Hoy ya son unos 1.200.

También Pibe aumentó la proporción de padrinazgos. "Cuando empezamos, hace tres años, la ayuda llegaba a 16 chicos de 8 familias. Ahora podemos asistir a 89 niños de 43 grupos familiares diferentes", dijo el presidente de la asociación, el sacerdote Alfredo Cruz, que además coordina las actividades en las zonas más pobres de Moreno, La Matanza y Laferrere.

Pibe asiste, también, a varios asentamientos de Lugano, Flores y Merlo, donde vive la mitad de sus ahijados.

¿Cómo se formaliza la ayuda? Una vez que el futuro padrino completa un formulario, personalmente en España o mediante internet (elarca.org.ar o proyectopibe.org), un responsable de las organizaciones se encarga de finalizar el trámite administrativo.

A partir de ese momento, el padrino deposita (o le debitan) en una cuenta en España la cuota, que oscila entre 18 y 20 euros por mes. Luego, El Arca o Pibe distribuyen el dinero, mensualmente o tres veces al año, entre los grupos familiares con chicos apadrinados, ya que si bien los programas están destinados a los niños, la unidad de trabajo social es la familia.

"El sistema de apadrinamiento perdura en el tiempo y esto nos permite aplicar los fondos con un año de antelación", dice Penen. "Usamos los aportes para nuestros centros de desarrollo infantil y hogares para chicos de la calle. Allí los alimentamos y cuidamos".


Sin burocracia
También el padre Cruz resalta las ventajas: "Ayudar por fuera del circuito burocrático agiliza la ayuda y permite que le llegue a todos". En Pibe, los aportes los manejan las familias de los ahijados.

"Al principio nosotros decidíamos el destino de los fondos, pero ahora privilegiamos la autogestión", dijo Sergio Martínez, 30, ingeniero en sistemas, que coordina la zona de Merlo y que construyó la página web de Pibe.

"Ellos nos cuentan sus proyectos y nosotros evaluamos la situación. Luego asignamos el dinero según cada caso", explica Martínez.

Este ingeniero forma parte del grupo integrado también por psicólogos, periodistas, arquitectos y médicos que trabajan ad honórem para Pibe.

Ambas asociaciones auditan el uso del dinero que reciben. En El Arca, rinden cuentas a España. En proyectopibe.org, además, los padrinos pueden ver los comprobantes de gastos de las familias a cuyos niños asisten.

Salvo en los casos de donaciones anónimas, apadrinar también genera un vínculo afectivo. En El Arca, los ahijados y los padrinos no se conocen personalmente, pero llegan a escribirse hasta tres veces al año. En Pibe, se comunican por teléfono, por correo postal y tienen, en su página web, una cuenta electrónica con clave propia para recibir y enviar mensajes todas las veces que quieran. Los padrinos también pueden enviar regalos por correo tradicional.

En el día del cumpleaños de su ahijado, al que sólo conocen por fotos, los malagueños María Cruz Escudero Fernández y su marido le enviaron un regalo muy especial.

Cuando Heber, de 13 años, abrió la caja en su casa de Merlo, la sonrisa le llenó la cara: era un telescopio dorado.

"Es una forma de decirte que aun en la distancia si mirás una estrella, nosotros también la estaremos mirando, porque soñar es maravilloso", le escribieron desde España, el 8 de octubre último.

"¡La luna se ve muy cerca! -contó Heber en su casa de Merlo-. Todas las noches, con mis hermanos, miramos las estrellas. (DyN)

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