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 domingo, 15 de febrero de 2004

"La culpa de los bochazos masivos no puede recaer sólo en la escuela media"
Ingresos universitarios: Profesores del polimodal reconocen que la exigencia es baja
Admiten que se aprueban alumnos "en bandada" por temor al cierre de cursosy que se dejaron de lado materias fundamentales. Pero advierten que ahí no se acota el problema

Carina Bazzoni / La Capital

Los aplazos masivos que tuvieron los ingresantes a la Universidad pusieron a la escuela media en la mira de todos. Se le achararon las peores cosas. "El secundario no sirve para trabajar ni para la Universidad. No se sabe bien para qué está", advirtió esta semana el rector de la Universidad de Buenos Aires, Guillermo Jaim Echeverry. Su par de Rosario, Ricardo Suárez, no fue más amable. "Con el polimodal salimos del enciclopedismo y nos quedamos con una hoja en blanco", dijo a la par que señaló que algunos jóvenes llegan a las facultades sin "diferenciar las cuatro operaciones matemáticas básicas" o sin poder leer el diario "de modo rápido, respetando la sintaxis e interpretando el texto". Como si esto fuera poco el mismo ministro de Educación de la Nación, Daniel Filmus, dijo que "en la escuela media hay una cultura del zafe, se cree que hay que estudiar lo mínimo".

Y, hasta ahora, los docentes del polimodal asistían al debate como convidados de piedra. La Capital reunió anteayer a cinco profesores de escuelas públicas y privadas que estaban ansiosos de decir lo suyo. Y si bien reconocieron que, a veces, no se exige lo suficiente a los alumnos, que de los nuevos planes de estudio desaparecieron materias fundamentales y que se aprueban chicos "en bandada" por temor al cierre de cursos, pidieron que el problema no se trate de una forma simplista. "La culpa no puede recaer sólo en la escuela media", apuntaron.

Liliana Cattáneo enseña matemática en el Politécnico y es la primera en levantar el guante. "La universidad no puede atribuir todas las consecuencias del problema al nivel medio. Porque ¿qué pasaría si una evaluación similar a la que se toma al ingreso de las facultades se tomara al terminar el primer ciclo de la EGB, o el segundo, o en el polimodal, o más aún al terminar cualquier carrera universitaria?", se preguntó y no esperó respuesta: "Nos llevaríamos más de una sorpresa".

Para Sandra Bembo, docente de historia en la Escuela Nº258, referirse a un sólo nivel de enseñanza es "minimizar el debate". A lo que su compañera de escuela, Stella Maris Stangaferro, docente de lengua, advirtió que tampoco se puede echar toda la culpa a la ley federal de educación porque "aunque tiene sus falencias, el hecho de que los alumnos fracasen en el ingreso a la Universidad no es nuevo"

Así planteado, el debate recién comienza. Silvana Cadahia, profesora de historia del colegio La Salle, presenta otra arista del problema. "No podemos desconocer que hace algunos años la escuela media era sólo para un sector, y tampoco olvidarnos que la masificación y la extensión de la educación trae como consecuencia la baja de la calidad", dijo.

La reflexión trae a cuenta lo que significa enseñar en un contexto de pobreza "cuando en medio de una clase los chicos se desmayan de hambre", y al mismo tiempo afrontar los desafíos de un nuevo sistema educativo que acotó de cinco a tres años la educación media y obligó a implementar nuevas materias "para las cuales no se capacitó a los profesores". Y el cóctel se vuelve explosivo si a esto se suma los bajos salarios.

"De todas maneras estamos hablando del bajo rendimiento de los alumnos -apuntó Cattáneo-. Y si bien comparto algunas de estas reivindicaciones no estoy de acuerdo en que esto se solucionaría con un aumento de salario. Hay que analizar todos los factores. Por ejemplo, estoy cansada de decir que matemática no debió desaparecer del tercer año del polimodal". Y rápidamente aparece la complicidad de todos.

-¿En el último año de la escuela media no se da matemática?

(Todos) -No. Ni historia, ni geografía.

-¿Y qué se da?

(Todos) -Y... Otras materias.

De todas formas, Cadahia reconoció que "decir que toda la ley federal está mal también es simplista" y rescató que en la educación actual hay más participación, debate, reflexión y crítica. "Quizás le falte contenido, lo que tiene que ver con la pérdida de carga horaria que tuvieron algunas materias", añadió.

Y en este punto son autocríticos. "Los profesores tuvimos la oportunidad de diseñar nuestros espacios institucionales y nos deberíamos haber jugado por aquellas materias que forman al alumno y no por las que podían ser ocupadas por un docente que perdía sus horas cátedra", denunció Cattáneo.

Para Carlos Ruggeroni, psicólogo de la Escuela Nº258, el bajo rendimiento de los alumnos desborda las aulas. "Toda la sociedad está venida abajo. Hoy se quiere todo rápido, todo ya, y la escuela queda sola como modelo de educación, de formación, de estudio", sostuvo Ruggeroni.

Pero aún así los chicos siguen asistiendo a la escuela. ¿Para qué van? ¿Qué buscan? ¿La escuela les sirve? "Hay sectores sociales que van en busca de alguien que les hable, que les muestre cosas nuevas. En general, todos van porque la pasan bien con sus amigos. Fundamentalmente, en los sectores más marginales es estar con amigos y hacer cosas diferentes", contestó Cadahia.

-¿Parece como un club?

(Cadahia)-Sí, creo que el saber en esas escuelas importa muy poco.

(Cattáneo)-No estoy de acuerdo, muchos van para poder acceder a la Universidad.

(Cadahia)-Ese es otro sector. Pero estos mismos chicos también hacen la escuela media porque no hay otro lugar a dónde ir, porque pertenecen a familias acostumbradas a que la escuela es el lugar del joven.

-¿No van a aprender?

(Cadahia)-No.

(Cattáneo)-No se puede generalizar. Creo que muchos van a aprender y, principalmente, para ir a la Universidad.

(Bembo)-Pero en las escuelas marginales no tienen ese proyecto. Basta ver un acto de colación, cuando los chicos reciben el título los padres lloran y se emocionan porque saben que es el último que van a recibir.

(Cattáneo)-Pero tampoco podemos decir que no vayan a la escuela a aprender. Mejor sería pensar que la escuela secundaria está desvalorizada como medio para aprender y está superpotenciada como medio para ingresar a la Universidad.

Y quizás en esto residan algunas de las puntas del problema, porque ¿cómo se puede enseñar a quien parece poco dispuesto a aprender? Pero sería irresponsable cargar las tintas sólo contra los alumnos. "Es careta decir sólo que los chicos quieren la fácil, que no quieren hacer esfuerzos. Si los adultos somos iguales o acaso estos ideales de la posmodernidad no los compartimos todos. Realmente estar en la camisa de estos chicos no debe ser fácil", advirtió Cadahia.

A Cattáneo le tocó vivir esto en carne propia y aprovecha la oportunidad para contar la anécdota. "Cuando en el Politécnico tuvimos el deseo, y fue sólo el deseo, de sacar una resolución para que los viajes de estudio se realizaran sólo en las vacaciones, las paredes con las que nos encontramos fueron muchas. Y no vinieron precisamente de los profesores ni de las autoridades, sino de los padres".

Aún así, Bembo hace una salvedad. "Yo quiero ser justa, cuando el docente exige, los alumnos responden. Creo que hay una responsabilidad del docente que no podemos evitar", apuntó.

-Sé que no se puede generalizar, pero ¿los docentes exigen?

(Bembo)-Hay un grupo que exige mucho. Y te puedo asegurar que consiguen resultados.

(Cadahia)-Acá hay una hipocresía porque por un lado decimos que hay que exigir y hay profesores que se dicen muy exigentes y mandan 30 alumnos a diciembre y 30 a marzo. Pero al final todos terminan aprobando. ¿Sabés por qué? Porque tenemos miedo al ajuste, a quedarnos sin alumnos y que cierren los cursos. Entonces, de primero del polimodal a segundo, los chicos aprueban en bandada.

(Cattáneo)-Si vamos a condicionar la exigencia a la promoción, y ésta a la existencia de la división, entonces vamos mal.

(Cadahia)-Pero es así, y hay que decirlo con todas las letras, los profesores tenemos miedo de quedarnos sin trabajo.

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Los docentes se sumaron al debate.

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