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 domingo, 01 de febrero de 2004

El Poder Ejecutivo tiene dos propuestas
La reforma laboral medirá la temperatura política en el Congreso
Existen notorias diferencias dentro del bloque del PJ

La reforma laboral avanza trabajosamente hacia el Congreso, donde ya se espera una polémica de mayor aspereza que la imaginada inicialmente, cuando el gobierno resolvió la derogación empujado por el renacimiento del escándalo de los sobornos. Las primeras diferencias a resolver están en el interior del gobierno.

Los legisladores que se entrevistaron con el ministro de Economía, Roberto Lavagna, regresaron al Congreso con la certeza de que existen dos propuestas distintas en el interior del Poder Ejecutivo.

Por un lado, la cartera de Trabajo avanza en un acuerdo con las centrales sindicales que encabezan Rodolfo Daer y Hugo Moyano, que busca recortar el período de prueba de los trabajadores y recuperar la renovación automática de los contratos laborales.

Pero al final del camino espera Lavagna, preparado para aportar sus sugerencias y atento a la inquietud de los empresarios sobre el impacto que tendría la modificación en la recuperación económica

El presidente Néstor Kirchner deberá, antes del inicio de las sesiones extraordinarias, inclinarse por una de las dos posiciones y saldar la controversia. La postura que privilegie el presidente servirá también para develar las alianzas sociales que vislumbra el gobierno en el futuro.

El jefe del bloque de diputados justicialistas, José María Díaz Bancalari, recién llegado de España, desmintió que el envío del proyecto vaya a sufrir demoras pero reiteró que la propuesta que se discutirá en extraordinarias será "acotada" y se restringirá a la derogación del texto aprobado durante el gobierno de Fernando de la Rúa.

En principio, frente a una agenda legislativa intensa y compleja, que además de la reforma laboral incluirá el debate de la coparticipación, cambios tributarios y un nuevo sistema previsional, en Casa de Gobierno comenzaron a buscar canales de diálogo con el duhaldismo, que permitan mejorar el vínculo con el grupo de mayor poder parlamentario.

Los seguidores de Eduardo Duhalde son 38 en la Cámara de Diputados, donde dominan la presidencia del cuerpo y del bloque, y un grupo pequeño pero influyente en el Senado.

La comunicación tradicional entre kirchnerismo y duhaldismo circula en la Cámara baja a través de su presidente, Eduardo Camaño, y del propio Díaz Bancalari.

El primer indicador del clima parlamentario del año será, precisamente, el tratamiento de la reforma laboral.

El oficialismo del Congreso da por descontado que el proyecto llegará al Parlamento sin el acuerdo total de las tres centrales sindicales.

De acuerdo a la evaluación del justicialismo, la necesidad de diferenciarse del gobierno obligará a la CTA a tomar distancia de las CGT oficial y disidente.

Con diputados propios en la Cámara baja, la CTA fácilmente puede transformar el debate sobre la reforma en una polémica que deje al gobierno a la derecha de los críticos. En diálogo con la prensa, Camaño pronosticó una discusión intensa pero garantiza su aprobación final.

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Díaz Bancalari (der.), el nexo con la Casa Rosada.

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