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 domingo, 01 de febrero de 2004

Infierno de tiros causado por una mujer con problemas psiquiátricos en Soldini
Una ex policía mató a su esposo de once balazos y llamó para entregarse
Le empezó a tirar y él, un oficial retirado, buscó refugio detrás de una heladera. Allí le vació el cargador. Lasnenas de la pareja, de 6 y 8 años, salieron shockeadas de la casa. Una discusión habría detonado el drama

Ariel Etcheverry / La Capital

Un probable arranque de locura en medio de una discusión por problemas de pareja. Esa es por ahora la hipótesis más firme para explicar el infierno de balas y sangre en que se transformó una vivienda de la zona rural de Soldini, a unos 10 kilómetros al sudoeste de Rosario. Ocurrió cuando una ex agente de policía, con presuntos problemas psiquiátricos, acribilló a balazos a su esposo, otro ex miembro de la fuerza, sobre cuyo cuerpo vació un cargador completo de una pistola nueve milímetros. La casa, por donde la víctima se desplazó en un desesperado intento por zafar de los disparos, quedó sembrada de casquillos. Once proyectiles terminaron con su vida cuando se refugió detrás de una heladera. La autora del ataque llamó a la policía y se entregó. "Vieron que no era una joda", les dijo a los efectivos del Comando Radioeléctrico de Pérez cuando llegaron al lugar del hecho.

Fue una tragedia familiar que transcurrió frente a las dos hijas menores de la pareja. Los dos mayores estaban con sus abuelos paternos en Pérez. Todo habría comenzado en los primeros minutos de ayer, en una casa que está ubicada a la altura del kilómetro 5 de la ruta provincial 14, en las afueras de Soldini. La casa está situada en un predio en forma de triángulo, frente al parque Recreativo de la comuna. La vivienda es de material y parece estar a medio terminar. Es una construcción modesta, pero que en su techo tiene instalada una antena de TV satelital.

El hombre asesinado se llamaba José Segovia. Era un ex oficial principal de la policía provincial que tenía 48 años y estaba jubilado por invalidez. Según fuentes de la Unidad Regional II, un accidente de tránsito le causó un problema en una pierna, que le hacía caminar con dificultad. Su mujer, Isabel Victoria Igarza, de 38 años, también trabajó como policía en Rosario hasta que se retiró por problemas psiquiátricos, de acuerdo a lo apuntado por los voceros. Su padre ocupó un puesto importante en la Unidad Regional II.

La pareja tenía 4 hijos, dos nenas y dos varones de entre 6 y 14 años. Los motivos que desataron la tragedia no estaban claros. Un allegado a la investigación contó que todo comenzó con una discusión de pareja. En ese momento las dos niñas de 6 y 8 años se encontraban dentro de una habitación. En un momento dado, Igarza se apoderó de la pistola 9 milímetros marca Browning, una de las armas reglamentarias que utiliza la policía. El arma, según fuentes de la pesquisa, pertenecía a Segovia.


Perseguido y acorralado
De inmediato, la mujer comenzó a disparar a mansalva y a quemarropa. "Encontramos tres de marcas en el piso, pero no sabemos si fueron hechas en el inicio de la agresión o en el medio. Había vainas por todos lados, especialmente en el comedor", remarcó el vocero. Segovia, según la reconstrucción de la policía, comenzó a recibir los balazos cuando estaba parado en ese lugar de la vivienda. Su primera reacción habría sido retroceder. Así salió al patio trasero de la casa y buscó refugió en el lavadero.

La policía conjetura que en el medio de la agresión hubo un forcejeo entre ambos y que en esa disputa Segovia recibió varios impactos. La secuencia concluyó cuando el hombre intentó guarecerse detrás de una vieja heladera donde recibió la descarga definitiva. "Lo remató en ese lugar. La víctima se quiso refugiar y ella le siguió dando. En total se verificaron 11 tiros en el cuerpo", graficó el informante. Después de ese infierno, y según trascendió, Igarza se comunicó con la policía y se entregó.

Quienes recibieron esa primera llamada no la tomaron en serio, porque cuando los primeros policías llegaron a la escena del crimen, la mujer les dijo: "Viste que no era una joda". Cuando el lugar comenzó a llenarse de uniformados, las nenas, que habrían presenciado directamente el drama, salieron en estado de shock de una de las habitaciones. Igarza entregó la Browning y de allí marchó detenida a la subcomisaría 6ª de Soldini. El juez Carlos Carbone se hizo presente en el lugar, al igual que los peritos de Criminalística, que recogieron las vainas de balas dispersas por todo el comedor y el lavadero.

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Uno de los hijos varones de José Segovia.

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