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 domingo, 01 de febrero de 2004

Los misteriosos objetos de la Ciudad Prohibida en Francia

Kangxi era igual de poderoso, igual de culto y estaba igual de interesado en la ciencia y el arte que Luis XIV. Bajo el título "Kangxi, el emperador de China (1662-1722). La Ciudad Prohibida en Versalles", el Palacio de Versalles abrió una muestra de 350 objetos de arte chino, entre ellos caligrafías, tapices, rollos de seda, cerámicas, prendas de vestir e instrumentos científicos.

En total, 200 de los objetos provienen del museo de la Ciudad Prohibida en Pekín y se exhiben por primera vez en Europa. Las piezas más valiosas de la muestra, que se extiende hasta el 9 de mayo, son el trono real y el rollo de seda de veinte metros de largo sobre el cual está retratado el viaje del emperador al sur de China.

"Muy grande, muy poderoso y muy generoso es el soberano invencible, nuestro muy caro y buen amigo". Con estas palabras, el rey francés Luis XIV se dirigió en 1688 en una carta al emperador de China, de quien era alter ego y al que admiraba mucho. Con regalos costosos y estampas del Louvre y de Versalles en el equipaje, Luis XIV envió en 1684 a misioneros jesuitas a la Ciudad Prohibida. Kangxi, que convirtió a su país en el más rico y poderoso de Asia, era muy abierto con respecto a influencias cristianas y europeas. A sus eruditos, los solía contratar como expertos en asuntos de política exterior y jefes de la oficina astronómica de la Ciudad Prohibida. Así, casi al comienzo de la exposición hay dos enormes cuadrantes, un mapamundi y un astrolabio, que dan testimonio de la influencia de los jesuitas en la ciencia china.

Las costosas fuentes y vasijas de porcelana, que se pueden admirar en una sala ataviada con seda roja, muestra la influencia de China en la estética occidental.

Uno de estos jesuitas, el padre Bouvet, publicó tras regresar de su viaje a la Ciudad Prohibida un retrato del segundo soberano de la dinastía Qing, que fue traducido al inglés, el holandés y el italiano.

Bajo el patrocinio de Bouvet, surgió además el llamado Diccionario de Caligrafía Kangxi, que contiene un total de 50.000 símbolos, así como numerosas obras de consultas literarias y científicas, expuestas en vitrinas de cristal iluminadas y que forman la base de la sinología francesa.

La parte exhibida en Versalles proviene del Museo de la Ciudad Prohibida. En total, en los 12 rollos, que miden entre 15 y 38 metros, se trabajó seis años.

Como broche de oro de la muestra, cuyo esplendor encaja extraordinariamente con las salas ricamente adornadas del Palacio de Versalles, puede verse el trono imperial decorado con cabezas de dragones doradas y las ropas ricamente bordadas del emperador, así como un retrato de Kangxi, del que Diderot comentó: "Por su sabiduría es el Marc Aurel de China, por su despotismo y la duración de su dominio, es su Luis XIV". (DPA)

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