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 sábado, 31 de enero de 2004

Qué papel juega la agricultura en la conquista del espacio
¿Podrá la soja colonizar Marte?
Mientras Europa y EEUU relanzan la carrera espacial, los granos se van por las nubes. Y no es por Chicago

¿Podrá la soja colonizar Marte? Quedará para Ray Bradbury o algún digno sucesor imaginar audaces historias en las que astrochacareros debatan fieramente sobre las consecuencias de la sojificación en el planeta rojo. Por lo pronto, sí se puede pensar que la oleaginosa que reina por estas pampas está más cerca de la carrera espacial de lo que se puede imaginar. Un ejemplo: en octubre el año 2002 el trasbordador Atlantis regresó de la Estación Espacial Internacional con 83 plantas de soja cultivadas en el espacio. Fue la primera vez que se logró desarrollar el ciclo completo de un cultivo fuera de la Tierra.

La investigación, realizada por la compañía Dupont, es un buen ejemplo del papel que puede jugar la agricultura en la conquista de las estrellas y cobra nueva relevancia a la luz de esta suerte de relanzamiento de la carrera espacial expresado en la competencia de robots europeos y norteamericanos sobre la superficie marciana o en las consignas de George W. Bush que prometen un futuro de colonias en la Luna o Marte.

Parece ciencia ficción pero lo cierto es que el hombre va explorando nuevas fronteras en el espacio y cuanto más ambiciosos son los objetivos, más importancia adquiere la agricultura y los campos científicos que la atienden, como la biotecnología.

"Con el fin de perseguir una exploración del espacio de larga duración, que sea económicamente viable y de posible realización, debemos incluir la biología dentro del sistema general de soporte de vida", dijo Chris Brown, director de programas espaciales del Instituto Kenan para Ingeniería, Tecnología y Ciencia en la Universidad Estatal de Carolina del Norte, en un reportaje aparecido hace un tiempo en la publicación "Ciencia Nasa".

Es que los cultivos espaciales serán cuestión de supervivencia para los futuros viajeros espaciales, como fuente de alimento y como "creadores de ambiente".

Los investigadores de la Nasa de los Centros Espaciales Kennedy (KSC) y Johnson (JSC) están estudiando tecnologías que podrían reunir personas, plantas, microbios y máquinas en "ecosistemas" en miniatura, con capacidad para sostener a los viajeros espaciales indefinidamente.

El desarrollo de "soporte de vida" es una de las áreas involucradas en la investigación espacial y los científicos de la agencia estadounidense le ven buenas perspectivas a los trabajos que en ese aspecto se están desarrollando en la Estación Espacial Internacional.En la misma publicación, Jay Garland, científico jefe del Proyecto para soporte bioregenerativo de Dynamac, en el Centro Espacial Kennedy, advierte que "si verdaderamente queremos abandonar la Tierra de forma permanente, necesitamos de alguna manera reproducir exactamente las partes que son necesarias para una vida continuada".

Según Brown, "las plantas serán el eje central del sistema de soporte de vida, o al menos la parte biológica del sistema".

Además de investigar en la selección de variedades de trigo, arroz, lechuga, papas y otras plantas, y en el desarrollo de un "invernadero" que funcione correctamente en el espacio, los investigadores de la Nasa están estudiando también la manera de cómo la combinación de biotecnología y nanotecnología podrían mejorar estos ecosistemas autónomos.

Por ejemplo, alterando los genes de las plantas de tal manera que sus células produzcan pequeños sensores, transmisores y receptores moleculares, destinadas a supervisar sus funciones internas e informar sobre su salud, con el fin de asegurar una buena cosecha. O bien para convertir a las plantas en entes controlables que producirían flores y frutos bajo comando.

Va a llevar un tiempito, seguramente. Pero Brown, quien escribió un estudio sobre los usos potenciales de la nanotecnología en estos sistemas de soporte de vida, no se amilana. "Tal vez no podamos realizar esto hoy en día, pero nada que estemos considerando está contra las leyes de la física, la química o de la naturaleza", dice.

Distintos experimentos se han hecho para lograr un ciclo de vida completo en el espacio. Wejia Zhou, investigador principal para el proyecto y director del Centro de Wisconsin para Automatización Espacial y Robótica (WCSAR) explicó que un experimento con trigo completó un ciclo de vida en la vieja estación MIR pero sólo produjo semillas vacías (debido a una alta concentración ambiental de etileno). El segundo experimento produjo semillas en múltiples generaciones, pero se utilizó una especie resistente que no es representativa de la mayoría de las cosechas de alimentos.


Los sojanautas
La experiencia con soja, realizada en 2002, fue en ese sentido, la más exitosa, puesto que las semillas plantadas y nutridas por científicos de Pioneer (subsidiaria de Dupont) crecieron, se desarrollaron, florecieron y produjeron nuevas semillas a bordo de la Estación Espacial Internacional.

Con 83 plantas de sojas cultivadas en el espacio ya en tierra firme, Dupont condujo varios estudios analíticos en las semillas cosechadas. Unas fueron sembradas y otras analizadas biológicamente.

Luego de varios meses de análisis, los investigadores hallaron que las semillas de soja nacidas en el espacio y las plantas que crecieron de ellas, eran similares en cuanto a sus características físicas y biológicas, tasa de crecimiento, morfología y rendimiento de la semilla a las cultivadas en la tierra. Sin embargo, tenían un mayor contenido de azúcar, menor porcentaje de aceite y aminoácidos, probablemente por los niveles elevados de dióxido de carbono en la Estación Espacial Internacional.

"Esto demuestra claramente que la soja puede cultivarse en el espacio tanto para su consumo como para actuar como depurador de la atmósfera en los viajes largos al espacio", dijo Tom Corbin, investigador líder de la iniciativa.


Industria espacial
Pero la conquista del espacio no es sólo una aventura sino una industria generadora de conocimientos e innovaciones de aplicación económica. Y el proyecto de Dupont no escapó a ese objetivo. Según subrayó Corbin, "estudiar los efectos de las plantas de soja cultivadas en el espacio ha expandido nuestros conocimientos acerca de la soja y favorece al mejoramiento continuo de las semillas para agricultores".

Es que "las oportunidades de investigación en el futuro pueden provenir por vías y necesidades no convencionales, el proceso del descubrimiento requiere comúnmente explorar nuevos senderos para desencadenar nuevas olas de innovación, donde quiera que estén", dijo.

También los chinos han tomado nota de esa tendencia y avanzan con su proyecto "Cultivos en el espacio". La Academia China de Agricultura impulsa una serie de investigaciones que apuntan a obtener nuevas variedades de arroz y trigo, de crecimiento rápido, alta productividad y gran calidad. En el espacio

El proyecto se inició aprovechando que China cuenta con la tecnología necesaria para recuperar sus satélites especiales, en los que introducirían los cereales. Liy Luxiang, director del centro de investigación responsable del proyecto, aseguró que algunas variedades mejoradas genéticamente de semillas de arroz y trigo ya han sido sometidas, en la Tierra, a condiciones biológicas y de ingravidez similares a las que podrán sufrir cuando se envíen al espacio.

Estas investigaciones, reunidas bajo el rótulo de "agricultura espacial", marchan acompasadas con la carrera de la exploración del universo. Créase o no, la soja puede llegar más allá de Santiago del Estero y, para los cazadores de oportunidades, no vendría mal ir averiguando cuánto cuesta la hectárea en Marte.

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Imágenes de Marte. Todavía no se detectó soja.

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