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 miércoles, 21 de enero de 2004

Consejos para evitar los mareos en los viajes

A menudo, emprender el más ansiado de los viajes resulta una amenaza para quienes sufren de mareos del viajero, un trastorno que se caracteriza por molestias en el estómago, bostezos, sudores fríos, palidez y vómitos. Si bien no ocurre en todos los casos ni siempre, pasar alguna vez por esa experiencia puede producir recuerdos imborrables que obligan a replantearse el deseo de viajar. Para evitarlos, existen ciertas acciones y métodos farmacológicos que permiten disminuir e incluso anular las molestias.

Entre las medidas más efectivas se aconseja, antes de viajar, descansar bien, no tomar alcohol la noche anterior, y no desayunar con café o mate (que estimulan el sistema nervioso). Durante la exposición al movimiento, conviene no fumar, evitar estar en ambientes con mucho humo o mal ventilados, mantenerse donde menos movimiento tenga el medio de transporte (en un barco, en la popa; en un avión, a la altura de las alas), en lo posible, no ingerir alimentos, y no leer.

Para aliviar la sensación de náuseas puede ser útil respirar haciendo profundas inspiraciones y exhalaciones, y tratar de recostarse manteniendo fija la cabeza y la mirada en un punto lejano. No obstante, si los síntomas se repiten en cada viaje y afectan seriamente la calidad de vida, conviene consultar al médico.

Ciertos medicamentos, como los basados en la droga dimenhidrinato, se toman entre una y dos horas antes del viaje, y previenen eficazmente los mareos y malestares estomacales. En ocasiones es recomendable iniciar un tratamiento de psicoterapia.


¿Por qué se producen?
Los mareos se producen debido a un problema en el oído interno, a nivel del centro nervioso responsable de mantener el equilibrio. El centro está formado por los llamados conductos semicirculares llenos de un líquido llamado endolinfático, que informan al cerebro cuál es la posición del cuerpo en el espacio. Al viajar en algún medio de transporte (autos, aviones, barcos o trenes), se produce un movimiento brusco de este líquido, produciendo una confusión entre la visión, el centro del equilibrio y los músculos, que son los tres sistemas de orientación del ser humano. Otros desencadenantes son algunos juegos de realidad virtual, girar en una calesita o hamacarse rápidamente.

La visión envía información sobre el exterior de objetos que se mueven a gran velocidad mientras el cuerpo permanece inmóvil, por lo que los datos que llegan al cerebro son confusos, ya que no pueden ser interpretados de forma normal. Los movimientos irregulares del medio de transporte provocan cambios en el líquido de los conductos del oído, y esto transmite señales al centro del vómito del cerebro, con la aparición del síntoma.

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Los malestares impiden disfrutar un viaje placentero.

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