Washington arma otra cumbre para auxiliar al frágil gobierno de Bolivia

Bush y Fox se reunirán el viernes para dar apoyo a Mesa, asediado por cocaleros y sindicalistas

Monterrey/La Paz. - El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, anunció la realización de una reunión de alto nivel el próximo viernes en Washington para apoyar a Bolivia, el país más pobre de Sudamérica azotado por la inestabilidad política y la amenaza que proviene de los grupos indigenistas y sindicales radicalizados. La iniciativa no tiene relación con la renacida exigencia de salida al mar de Bolivia, sino con conseguir apoyo financiero inmediato para un país que el presidente Carlos Mesa definió como "técnicamente quebrado", apenas asumió, luego del derrocamiento de su antecesor, Gonzalo Sánchez de Lozada.

"El presidente de México, Vicente Fox y yo continuaremos nuestros esfuerzos para apoyar la democracia en la región. Y como parte de nuestro esfuerzo para proteger las instituciones de la democracia en Bolivia, co-dirigiremos la reunión inicial del grupo de apoyo a Bolivia en Washington el viernes próximo", dijo Bush en conferencia de prensa, tras reunirse durante más de una hora con Fox en Monterrey.

u Es que Mesa enfrenta, más allá de la predominante cuestión de la salida al mar, que impulsó empujado a su vez por la reivindicación que de ese asunto hace el líder cocalero Evo Morales (quien esta semana visitará Chile para plantear el asunto), una peligrosa mezcla de estancamiento económico y organizados movimientos radicalizados, que son los que hicieron caer a Sánchez de Lozada luego de un mes de bloqueos de rutas y huelgas.


Tres temas que dividen
Pero si el tema marítimo une monolíticamente a los bolivianos, hay otros tres retos -gas e hidrocarburos, impuestos y movimientos radicalizados- los separan.El tema del gas y de los hidrocarburos, que debe resolverse en el referendo del 28 de marzo, se vincula al del mar en el sentido de que las protestas populares que motivaron la caída del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada nacieron de la pretensión de exportar gas a Estados Unidos y México a través de un puerto chileno. Las protestas, de fuerte tono xenófobo antichileno, hicieron caer el proyecto, que preveía inversiones por 6.500 millones de dólares. La oposición a la venta a través de Chile se convirtió después, para algunos sectores, en oposición a que se exporte por cualquier lugar.

u Los grupos radicalizados apuestan a que "nuestro gas" se quede en Bolivia para atender la necesidades nacionales, una idea rechazada por "absurda" por los analistas y técnicos.Con 54,8 trillones de pies cúbicos de reservas calculadas, el sector hidrocarburos es la esperanza para un país con un déficit fiscal cercano a los 675 millones de dólares. Por eso, Mesa debe manejar el referendo con especial cuidado, para cerrar el paso a opciones inadecuadas y para que de ahí salgan políticas para el área.

Ante el anuncio de una nueva ley de hidrocarburos, que entre sus apartes incluirá un aumento de las obligaciones tributarias de las empresas del sector, las cerca de treinta petroleras que operan en el país ya han anunciado su oposición y algunas han dejado entrever una amenaza de retiro.

El presidente de la Cámara Boliviana de Hidrocarburos, Raúl Kieffer, considera un atropello que se pretendan cambiar las reglas de juego a empresas que han invertido 3.500 millones de dólares. Pero el gobierno ha anunciado que no dará marcha atrás.

u Lo que se gane con la nueva ley de hidrocarburos no será suficiente. Por eso, Mesa ha anunciado nuevos impuestos, que esta vez recaerán en los que más tienen: los salarios más altos y las grandes propiedades. Los estratos medios y altos de Bolivia ya han puesto el grito en el cielo. Consideran que Mesa ha caído en la demagogia y que actúa así por temor a los sectores radicales. Según ellos, aumentar la tributación ocasionará recesión e impedirá la creación de nuevos puestos de trabajo.

Desde el otro lado, la Central Obrera Boliviana (COB) ha advertido que si el "impuestazo" también alcanza a salarios más modestos, los trabajadores regresarán a las calles, como cuando forzaron la renuncia del presidente Sánchez de Lozada en octubre.


Amenazas de otra rebelión
Al secretario ejecutivo de la COB, Jaime Solares, no le faltan ganas de retomar las medidas de fuerza y permanentemente lanza amenazas en esa dirección. Igual hacen dirigentes de los campesinos, del magisterio, de los habitantes de la ciudad de El Alto y el emblemático líder cocalero Evo Morales, quien a pesar de su radicalismo ha resultado ahora más cauto que sus compañeros de lucha.

u En ese radicalismo, ante el cual Mesa ha advertido que el gobierno no va a funcionar "en base a amenazas y plazos", está otro de los grandes peligros para el mandatario, al margen de que analistas políticos consideren que las condiciones no están dadas para una nueva insurrección, porque hay cansancio del caos y porque ya no ayuda como esa vez la fuerte impopularidad de Sánchez de Lozada. Mesa mantiene desde que asumió altos niveles de aceptación popular, a diferencia de su antecesor, apodado "Gringo" porque hablaba español con acento norteamericano.

Bolivia, país que tanta riqueza dio a la Corona española en tiempos idos, es hoy una nación bajo pronóstico reservado. La crisis aprieta, las posibilidades de préstamos concesionales se evaporaron al lado del negocio para exportar el gas y sectores internos antisistema pretenden soluciones inmediatas para problemas de siglos.

A pesar de que a Mesa se le ve posicionado en su papel, quizás allí, en su fuero interno, recuerde con nostalgia los tiempos en que su función era entrevistar a políticos en conversaciones en las que muchas veces quedaba claro que él estaba mejor preparado que el personaje de turno.

Choques en La Paz. Días después caía Sánchez de Lozada.