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 miércoles, 14 de enero de 2004

El "Doctor Muerte" cumplía cadena perpetua por asesinar a 15 ancianas
Se ahorcó en su celda el médico británico que mató a 297 pacientes
Harold Shipman utilizó, entre 1975 y 1998, inyecciones de morfina y heroína para eliminar a sus enfermos

El mayor asesino en serie de la historia criminal inglesa, Harold Shipman, conocido como el "Doctor Muerte", se ahorcó ayer en su celda. Un día después de cumplir 58 años, el médico que mató -según estimaciones oficiales-, a casi 300 pacientes fue hallado sin vida en la prisión de Wakefield, Yorkshire. "Se ha llevado el motivo de sus crímenes atroces a la tumba", dijo un familiar de una víctima.

El doctor Shipman fue condenado en enero de 2000 a quince cadenas perpetuas por el asesinato de 15 pacientes mujeres. "Sus actos fueron tan infames que esta sentencia debe impedir una liberación anticipada", había dicho el juez al dictar la pena.

Pero las cosas resultaron ser peores: un informe oficial del gobierno estableció un año después que el hombre originario de la pequeña ciudad de Hyde podría cargar en su conciencia con 297 asesinatos entre 1975 y 1998.

El médico de barba gris y la mirada fija tras anteojos había negado ser responsable de la muerte de sus pacientes mayores, principalmente ancianas, con inyecciones de morfina, heroína y analgésicos que rescataba de otros muertos de cáncer.

Muchas de las mujeres que depositaron su salud en manos de Shipman fallecieron misteriosamente poco tiempo después de una visita a domicilio. Fueron encontradas en sus casas, generalmente en la mecedora o con una tasa medio llena de café en las manos. El médico consolaba luego a los deudos asegurándoles que el paciente se había "dormido plácidamente".


Control absoluto de sus enfermos
Según la acusación, su intención era ejercer "un control absoluto sobre la vida y la muerte" de los enfermos.

Pero, en 1988, la codicia fue su perdición. Los familiares de Kathleen Grundy, una viuda de 81 años, estaban indignados porque la anciana había dejado, tras su muerte toda su fortuna en manos de su médico personal. En el testamento falsificado donde se encontraron las huellas dactilares de Shipman, la paciente quería que sus restos fueran incinerados. Esto habría evitado la posibilidad de una autopsia.

"No estoy triste por su muerte, pero a todos nos despertará recuerdos horribles", dijo Kathleen Wood, cuya madre de 83 años murió a manos de Shipman en 1997. "Nunca mostró arrepentimiento. Me enoja que se haya librado así del asunto sin admitir jamás su culpa ni mostrar compasión", afirmó por su parte Jane Ashton Hibbert, que perdió a su abuela Hilda.

Muchas de las víctimas debieron ser exhumadas en busca de evidencias cuando se investigaba al médico.

La esposa de Shipman, Primrose, y sus cuatro hijos adultos permanecieron al lado del doctor durante el proceso de cuatro meses. Shipman quería incluso apelar la sentencia, dijo ayer su abogado.

Después de pasar por una cárcel de máxima seguridad, Shipman había sido trasladado en el verano inglés de 2003 a la prisión regular de Wakefield. Allí enseñaba a sus compañeros convictos a leer y a aprender braille. Las autoridades penitenciarias aseguran que nada hacía pensar en un suicidio.

Shipman fue encontrado a las 6 (hora británica) colgado de una sábana de su cama, y todos los intentos de reanimación fueron inútiles. Ahora, una comisión independiente deberá investigar las circunstancias de su muerte. (Reuters y DPA)

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Harold Shipman se mató en una prisión de Yorkshire sin revelar el motivo de sus crímenes.

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