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 domingo, 11 de enero de 2004

Perfiles
Osvaldo Soriano, el último gran best seller
Esta semana "El Gordo" hubiera cumplido 71 años con una obra que prendió rápido en el gusto popular

A 71 años de su nacimiento, el 6 de enero de 1943, el escritor y periodista Osvaldo Soriano -autor de "Cuarteles de invierno" y "Una sombra ya pronto serás", entre otros libros- estrecha cada vez más el espacio que durante mucho tiempo medió entre sus lectores y la crítica.

Soriano, quien nació en la ciudad de Mar del Plata y falleció el 29 de enero de 1997 en Buenos Aires, fue el último gran best seller local y una figura controvertida de las letras argentinas, que osciló siempre entre la indiferencia académica y la repercusión popular.

Hijo de un catalán inspector de Obras Sanitarias y una criolla, antes de recalar en Tandil Soriano pasó junto a su familia una infancia errante, deambulando por pueblos de provincia tras los destinos laborales de su padre. El propio Soriano interpretó su infancia errante como una constante huida de su padre: "Siempre estaba yéndose a otra parte, a algún lugar imposible donde no lo pudiera alcanzar su sombra".

Pero este nomadismo de su niñez fue quizás decisivo para esa suerte de road-novel o novela de carretera poblada de perdedores extraviados, con desolados paisajes y una omnipresente búsqueda de la figura paterna que recorre gran parte de su obra.


Fábulas y fútbol
Osvaldo Soriano fue metalúrgico y sereno en un fábrica antes de volcarse al periodismo y a las novelas, género en el que desarrolló una abundante obra que traspasó las fronteras.

Abandonó la secundaria en tercer año y cumplidos los 26 se trasladó a Buenos Aires y se integró a la revista Primera Plana, donde inició su carrera periodística. Trabajó en las revistas Panorama y Confirmado, y en los diarios Noticias, El Cronista y La Opinión; fue corresponsal de Il Manifiesto italiano y cofundador de Página/12, donde se desempeñó como asesor de directorio y columnista de contratapas.

Paradigma del narrador forjado en redacciones periodísticas, dueño de un estilo fluido, directo y eficaz, dedicaba su tiempo libre a fabular historias -fueron célebres sus dotes de narrador oral- y a cultivar su fervor por San Lorenzo de Almagro.

En 1973 editó su primera novela "Triste, solitario y final", y luego del golpe de estado de 1976 se trasladó a Bélgica y de ahí a París, en donde vivió hasta 1984, año en que regresó a la Argentina.

En 1983 se publicó "No habrá más penas ni olvido", llevada al cine por Héctor Olivera, y se publicaron seis ediciones de "Cuarteles de invierno", que venía de ser considerada mejor novela extranjera en Italia en 1981.

En 1984 apareció "Artistas, locos y criminales" (un compendio de sus notas en el diario La Opinión) y en 1988, "Rebeldes, soñadores y fugitivos", y su novela de mayor éxito editorial: "A sus plantas rendido un león", considerada una bisagra en su obra por el fuerte tono paródico.

Dos años más tarde se publicó "Una sombra ya pronto serás", que fue llevada al cine en 1994 una vez más por Olivera. Títulos como "El ojo de la patria", "A sus plantas rendido un león", y "Línea de fuga" -donde reflexionó sobre la soledad argentina-, lo situaron entre los nombres más destacados de la narrativa contemporánea.

En 1990, la revista chilena Análisis le otorgó el Premio Internacional José Carrasco Tapia (a la prédica en favor de los derechos humanos), como reconocimiento a su ferviente y constante participación en actos de solidaridad con el país vecino.


Reconocimientos
Los reconocimientos también llegaron de Europa. En 1993, su obra mereció la distinción Raymond Chandler, el galardón más importante otorgado por los europeos a autores del género policial y de misterio, que recayó en narradores de la talla de Graham Greene y Manuel Vázquez Montalbán. Su libro "Cuentos de los años felices" recibió en Italia el Premio Scanno, que también obtuvieron anteriormente Mario Vargas Llosa y Anthony Burgess.

En su última novela, "La hora sin sombra", exploró nuevos métodos y técnicas narrativas sin dejar de lado sus obsesiones: la figura del padre, lo argentino y la soledad de las provincias.

Fueron once libros en total, que se vendían en forma superlativa y que serían traducidos a más de quince idiomas y publicados en veinte países. Si bien sus personajes suelen ser perdedores sentimentales, Soriano fue un escritor exitoso de público aunque la crítica académica local le fuera siempre esquiva. Algunos lo compararon con Roberto Arlt, por tratarse de un autor sin formación académica, que "escribía mal" y no satisfacía al statu quo literario.

Era devoto del cine y los gatos, noctámbulo incorregible -escribía hasta las ocho de la mañana y dormía hasta las cuatro de la tarde-, fanático del fútbol y fascinado por las sombras del peronismo. Soriano o El Gordo, como lo llamaban sus amigos, murió el 29 de enero de 1997, a los 54 años, después de lidiar con un cáncer de pulmón.

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Soriano jugó con perdedores extraviados y desolados paisajes.

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