Año CXXXVII Nº 48256
La Ciudad
Política
Información Gral
Opinión
La Región
El Mundo
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Escenario
Economía
Señales
Turismo
Mujer


suplementos
ediciones anteriores
Educación 03/01
Campo 03/01
Salud 31/12
Autos 31/12


contacto

servicios

Institucional

 domingo, 04 de enero de 2004

Ensayos
"Escritos irre(B)erentes": secretas virtudes desfachatadas
El escritor Juan José Hernández comenta este libro que husmea en el mundillo de la literatura argentina

Jorge Boccanera

El escritor Juan José Hernández dio a conocer su libro de ensayos "Escritos irreBerentes", donde el retrato de sus amistades -Alejandra Pizarnik, Silvina Ocampo, José Bianco- se cruza con el cuestionamiento de la figura pública de literatos del siglo XX, como Jorge Luis Borges, Leopoldo Lugones y Adolfo Bioy Casares.

De este último, dice Hernández que era "egocéntrico y coqueto" y que "ambicionaba perpetuar, a la par de sus ambiciones literarias y chismes de boudoir, sus preferencias en materia de ropa, comida, perfumes y demás exquisiteces de su regalada vida".

Mientras da los toques finales de su próxima novela y anuncia para el 2004 la edición completa de sus cuentos, Hernández explica cómo reunió estos escritos, publicados por Adriana Hidalgo. "El título surgió al final de una conferencia que ofrecí sobre el erotismo en la obra de Lugones, cuando una señora me acusó de ser irreverente para con el poeta. Me llamó la atención esa palabra. La obra de cualquier escritor y en especial la de los consagrados debe ser leída con espíritu crítico, sin ningún tipo de inhibiciones, o supersticiones literarias".

De ese inconformismo surge el título de este libro que incluye reflexiones sobre "erotismo y pornografía"; "cuento y realidad" y "poesía y región": "La gente se horroriza ante una falta de ortografía como si uno cometiera un pecado supremo. IrreBerente, con la B larga propone en cierto modo, la saludable práctica de la irreverencia, incluso hasta con la ortografía".


Formalidad sin respeto
Elogiada por Gabriel García Márquez y Julio Cortázar, la producción de Hernández -nacido en Tucumán en 1931- incluye el poemario "Negada Permanencia/La siesta y la Naranja" (1952), "Claridad vencida" (1957) y "Otro verano" (1966), la novela "La ciudad de los sueños" (1971) y sus cuentos en "Así es mamá" (1997).

"Hay un propósito de voluntad formal en el armado del libro que no respeta ni siquiera el orden cronológico en que fueron escritos ni publicados estos trabajos", advierte.

Hernández arremete contra un Borges defensor de las dictaduras militares ("Borges y la espada justiciera"); pasa por las contrariedades de un Lugones que proclama el golpe militar de 1930 y al mismo tiempo mantiene una relación extramatrimonial con una adolescente ("Lugones: la Luna-doncella en su poesía amorosa"); hasta la crítica contra la figura pública de Bioy Casares y su imagen de dandy ("Tribulaciones de un picaflor de la Biela").


Humor y desacartonamiento
Ya desde el título, Hernández elige el humor para sus cuestionamientos morales y políticos: "El humor ataca la solemnidad, el acartonamiento, esas formas de la servidumbre que para un académico no dejan de ser virtudes. El humor en mis ensayos cumple la función de una mirada de indulgencia hacia la condición humana. Todos los escritores que menciono frecuentaban, como diría Borges, las secretas virtudes de la irreverencia". Para Borges, por ejemplo, Saint-John Perse era un poeta monótono y grandilocuente, Gabriela Mistral una boba y la poesía de Manuel Machado superior a la de su hermano Antonio.

"El artículo sobre Bioy lo escribí luego de leer su libro póstumo «Descanso de caminantes», que me provocó indignación moral. Yo fui muy amigo de Silvina, la mujer de Bioy, y presencié algunas de las situaciones que relato en el libro", explicó.

Dos de los puntos más altos de libro -además del análisis sobre Enrique Molina, Pablo Neruda, Rubén Darío y San Juan de la Cruz- es el relato de su amistad con Silvina Ocampo, ambos escribieron la pieza teatral "La lluvia de fuego" y el recuerdo de su amiga Pizarnik, retratada en plena búsqueda creativa.

Hernández rescata la obra del tucumano Hugo Foguet (1923-1985), recuerda al poeta portugués Antonio Botto, contemporáneo de Fernando Pessoa, y defiende la novela de José Bianco "Las ratas". El libro termina con la inclusión del poema "El tiempo circular", ausente en la obra poética completa de Hernández titulada "Desideratum" (2001).

Un poema al final del libro refiere a la teoría del tiempo circular de los pitagóricos; "enumera crímenes y crueldades del pasado y del presente. Si esa teoría es verdadera, todos estos actos atroces habrán de repetirse inexorablemente. Es «preferible el vacío, la compasiva nada», digo en ese poema inspirado en la foto de un niño palestino, muerto por soldados israelíes".

enviar nota por e-mail

contacto
buscador

Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
Adolfo Bioy Casares aparece en el libro con su "egocentrismo".

Notas Relacionadas
Instantánea


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados