Año CXXXVII Nº 48256
La Ciudad
Política
Información Gral
Opinión
La Región
El Mundo
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Escenario
Economía
Señales
Turismo
Mujer


suplementos
ediciones anteriores
Educación 03/01
Campo 03/01
Salud 31/12
Autos 31/12


contacto

servicios

Institucional

 domingo, 04 de enero de 2004

Danza contemproránea: Movimientos que hablan

La danza contemporánea es una forma de expresión corporal que nace de un hecho, una idea, una sensación o un sentimiento y se convierte en una forma de ser para la mujer o el hombre que quiere hablar con su cuerpo bailando. De ahí la necesidad permanente del bailarín de encontrar en sí mismo los principios de una técnica que, lo mismo que en la danza clásica, está sujeta a determinadas reglas.

Las normas son distintas tanto en el aspecto técnico como en lo que atañe al origen de la motivación del movimiento. Una bailarina contemporánea debe inventar y reinventar una y otra vez, una fraseología del movimiento para que conserve siempre el carácter de inédito y traduzca la interioridad de quien lo ejecuta.

No es fácil definir en una frase qué es la danza contemporánea, sobre todo si se tiene en cuenta que los entendidos no terminan de ponerse de acuerdo en qué consiste. Además, es un arte con un siglo de vida, que se fue desarrollando en países muy diferentes, por grupos o individuos con objetivos variados y hasta en algunos casos, diametralmente opuestos. Se le ha dado diversos nombres: moderna, expresionista, contemporánea, post moderna, teatro danza y muchos otros, según las épocas y los contextos.

Históricamente se puede hablar de ruptura del clasicismo del ballet a comienzos del siglo, llevado a cabo principalmente por una corriente romántica (que luego se denominó danza moderna) por Isadora Duncan en EEUU y Mary Wigman en Alemania: movimiento que fundamentalmente despliega la relación movimiento emoción, la importancia del individuo, y el acercamiento a la naturaleza.

Como rama de esta vertiente romántica están aquellos que buscaron en otras culturas, lo exótico, lo lejano, aquello que conserva aún el misterio. En esa época surge Loie Fuller, una artista con un enfoque tecnológico, que analizó las distintas posibilidades técnicas y artísticas de la luz en el espectáculo de la danza, y el manejo de elementos como telas y varillas funcionando como extensiones expresivas del cuerpo.

Dentro de esta corriente más tecnológica se inscribieron en los años 30, los coreógrafos de la Bauhaus en Alemania, Oskar Schlemmer, y a partir del 50, Alwyn Nikolais en EEUU con proyecciones sobre bailarines y fondos panorámicos, potenciados por vestuarios que transformaban en esculturas la figura humana.

Martha Graham fue una coreógrafa muy prolífica que trabajó básicamente dentro del esquema clásico de la composición -racionalista, estructurado y matemático- con una preponderancia de lo narrativo basado en los clásicos griegos, y con un lenguaje del movimiento que codificó para crear un vocabulario moderno estable, en cierto sentido equivalente a la estructuración de la danza clásica.

Pero quizás el vuelco más fuerte en el movimiento de la danza moderna se realiza en los años 50 cuando, por influencia de distintos artistas plásticos de la Bauhaus emigrados en el 40 a EEUU, se retoma la pregunta acerca del lenguaje. Con Merce Cunningham y la coreografía de la Judson Church en Nueva York hay una integración artística del movimiento cotidiano fuera de su fin práctico. Es así como surgen obras donde se valorizan caminatas, corridas y acciones físicas cotidianas.

En el año 65 se realizó la primera obra interactiva en la que sensores electromagnéticos colocados en el escenario modificaban el sonido y la puesta visual, con el paso de los propios bailarines. En ese período también muchos coreógrafos trabajaron con la improvisación, mientras otros se volcaron al minimalismo. Pina Bausch, en Alemania, toma el movimiento cotidiano y lo carga de emisión expresiva. Su extenso trabajo, de fuerte carga emocional, se desarrolla en una estética encuadrada en lo que hoy se llama teatro danza. En los años 80 se vuelve a la poética del movimiento.

En los últimos 15 años, el campo de la danza contemporánea ha estado muy abierto, las preguntas ya no son tan exclusivas, no se critica el lenguaje a utilizar en una propuesta artística, y conviven lo clásico, lo moderno, el jazz y la palabra. También se ha investigado mucho en lo corporal, se han asimilado principios de movimiento de otras artes como el aikido, las artes marciales, las técnicas teatrales orientales, las de la danza popular callejera y las folklóricas de diversas culturas.

El trabajo corporal que se realiza en la danza contemporánea utiliza todas las articulaciones, preparando el cuerpo para la ejecución de una amplia gama de movimientos, incluyendo el aspecto gestual. El trabajo de improvisación más experimental ayuda a asimilar ese vocabulario de forma personal, favoreciendo también una mayor conciencia corporal para llegar a la creación de movimientos propios.

Elementos como la respiración, el ritmo, la flexibilidad, la coordinación y la concentración son vitales para crear las nuevas tendencias que se seguirán viendo en este siglo.

enviar nota por e-mail

contacto
buscador

Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados