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 domingo, 04 de enero de 2004

Botiquín de plantas medicinales
Dificultad para dormir

El insomnio es una alteración del sueño muy frecuente. Los expertos lo definen como la incapacidad para conciliar o mantener el sueño adecuadamente, según las necesidades físicas de cada uno. El insomnio no tiene nada que ver con el número de horas que se duerme, ya que esto depende fundamentalmente de las características de cada persona y no pueden establecerse generalizaciones: los niños, los jóvenes y quienes realizan esfuerzos físicos probablemente necesitan más horas de sueño que otros. Aunque lo normal oscila entre las siete y las nueve horas, esta cifra varía. Recientemente un trabajo relaciona las seis o siete horas de sueño con una vida más larga. Algunos de los síntomas del insomnio son:

* Dificultad para conciliar el sueño.

* Despertarse con frecuencia durante la noche y tener problemas para volver a dormir.

* Por la mañana despertarse de repente, más temprano de lo habitual.

* No lograr un sueño reparador y sentir la sensación de que no se ha descansado durante la noche.

Existen varias clasificaciones de esta alteración. Puede hablarse de transitorio cuando dura menos de tres semanas. Este tipo de insomnio suele estar provocado por alguna causa concreta, fácil de identificar y se diferencia del intermitente, que aparece sólo de vez en cuando, así como del crónico que se prolonga diariamente durante más de dos meses seguidos.

El insomnio transitorio no requiere de tratamiento y lo normal es que desaparezca una vez restablecidas las condiciones normales de sueño (como al regresar a la propia cama después de dormir temporalmente en otro sitio). También se puede hablar de insomnio infantil y del psicofisiológico que se produce acompañado de sensación de ansiedad, pensamientos distorsionantes e inadecuados y por el cuál se desarrollan múltiples pero ineficaces estrategias para conciliar el sueño.

La dificultad para dormir puede deberse a numerosos factores internos o externos. El problema del sueño, puede ser también uno de los síntomas de alguna otra alteración física o mental (dolor crónico, depresión o ansiedad). La mayoría de las causas internas están relacionadas con enfermedades orgánicas, ya que son muchas las dolencias que pueden repercutir como las enfermedades reumáticas, musculares o de las articulaciones que provocan un dolor constante capaz de alterar el reposo nocturno.

También las alteraciones endocrinas provocan un aumento de la actividad metabólica general, que puede repercutir en estados de ansiedad e inquietud que alteran el descanso. Otras enfermedades que pueden estar relacionadas con las alteraciones del sueño son las dolencias respiratorias como el asma, donde es frecuente que los ataques se produzcan por la noche, o la insuficiencia respiratoria crónica que provoca dificultades para respirar y tos.

En el caso de las enfermedades neurológicas, en las que se alteran los ritmos circadianos, no son extraños los episodios de agitación nocturna, y somnolencia durante el día. Además de estos factores internos, algunas causas externas pueden ser también responsables del insomnio:

Los ruidos intermitentes no habituales, la luz ambiental que puede provocar un despertar más temprano, la temperatura (el calor dificulta la conciliación del sueño mientras que el frío provoca un descanso más superficial) la cama y el lugar donde se duerme, los movimientos de la persona con la que se duerme.

Determinadas sustancias tóxicas como las anfetaminas, afectan al sistema nervioso central. También tomar café, té, cacao o bebidas con cola puede afectar al sueño (incluso si los toman moderadamente personas sensibles). En el caso de grandes fumadores, la nicotina puede generar despertares durante la noche debido a la abstinencia de unas horas.


Soluciones naturales
Algunas de las plantas recomendables para combatir el insommio son:

La pasionaria o pasiflora (Europa y EEUU) o mburucuyá (en guaraní), o granadilla, o siilá itaá (en toba) es una planta que pertenece a la familia de las passifloraceae que se usa tradicionalmente como sedante natural. De las 400 especies pertenecientes al género pasiflora vamos a considerar a una especie nativa de Argentina: pasiflora caerulea L. (pasionaria) y la difundida en Norteamérica y Europa: pasiflora incarnata L. (pasiflora).

La parte que se usa medicinalmente es la aérea: hojas, flores y ramas. Esta planta es principalmente sedante, antiespasmódica y tranquilizante. Es recomendada para el tratamiento del insomnio, como inductor al sueño, ya que tiene la ventaja de producir un sueño que se aproxima al de las personas sin este problema y no produce depresión nerviosa. Al despertar están tan dispuestos como estaban en el momento de dormirse, conservando su lucidez y toda su facultad de pensar, de hablar y actuar.

Se prepara en infusión 2 cucharaditas de la hierba a la que de agrega una taza de agua hirviendo, se tapa y se deja reposar 10 minutos. Se toma una taza una o dos veces por día. Cuando se utilizan cápsulas o pastillas hay que leer las indicaciones del prospecto e ingerir con abundante agua.

La tintura se utiliza generalmente para las afecciones nerviosas (30 gotas en agua por las noches) y para el tratamiento del pie de atleta en soluciones aplicadas externamente debido a su efecto antifúngico (elimina los hongos). También se preparan infusiones con miel para calmar la tos y en el tratamiento del asma.

Está indicada para combatir la ansiedad y la depresión nerviosa. Es muy útil para reducir las palpitaciones y los temblores de tipo nervioso, las jaquecas y los calambres musculares. Para producir un mejor efecto sedante la pasionaria puede mezclarse con manzanilla, cedrón y tilo.

Se recomienda su uso que se remonta desde los pueblos indígenas americanos a nuestros días, por los datos que se tienen sobre su actividad biológica y clínica, su falta de toxicidad en dosis terapéutica y su presencia en medicamentos aprobados por muchos países.

Griselda Franchini

Farmacéutica

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