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 domingo, 28 de diciembre de 2003

Pareja: Relaciones dependientes

Las dependencias emocionales en la pareja han pasado desapercibidas durante mucho tiempo, porque encajaban a la perfección con una visión idealizada del amor. Nuestra cultura ha propagado la idea de que toda persona necesita su complemento ideal (su media naranja) y que nadie es gran cosa sin que otro lo complete.

Casi todo lo que se dice acerca del amor está referido a la necesidad emocional. Todos quieren amar y ser amados pero a veces la frontera entre el paraíso y el infierno es más lábil de lo que parece. Una persona dependiente emocionalmente puede tener pautas de interacción similares con un amigo, un familiar o con su pareja, aunque la intensidad de sus sentimientos y pensamientos será diferente (y también de su sufrimiento).

Las características de las relaciones que suelen establecerse en la dependencia son las siguientes:

u Necesidad excesiva de aprobación: esta preocupación se manifiesta tratando de mantener una buena apariencia, complaciendo al otro a toda costa y con demandas de afecto.

u Reclamar atención: se llama constantemente a la pareja al trabajo, se le pide una atención exclusiva y que renuncie a su vida privada para estar más tiempo juntos.

u Sensación de vacío: este tipo de relación no consigue llenar el vacío emocional (aunque sí atenuarlo) y los únicos momentos de felicidad aparecen en el inicio, ya que después las expectativas irreales se desmoronan. La pareja suele ser insatisfactoria al no estar basada en el intercambio de afecto que es lo que aumenta la autoestima. El dependiente emocional está tan poco habituado a quererse o a recibir afecto que esa situación le parece mejor que nada, por lo que se engancha obsesivamente a la pareja (especialmente porque acaba sintiéndose culpable de que la relación no funcione).

u Idealización: dado que la necesidad de tener pareja es importante, se tiende a imaginar más que a ver y se depositan expectativas irreales en la relación.

u Sumisión: la baja autoestima lleva a elegir parejas fuertes, a veces explotadoras, controladoras y narcisistas. Soportar desprecios y humillaciones puede ser una puerta de entrada hacia el maltrato psíquico y físico.

u Autoestima baja: la imagen negativa de sí mismos es otra característica, aunque pocas veces se corresponde con la realidad. Se desvaloran e ignoran sus cualidades.

u La ruptura como drama: el fin de la relación es vivido como un trauma. Pero la necesidad de pareja los impulsa a buscar rápidamente otra relación porque no soporta estar solo o sola.

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