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 miércoles, 17 de diciembre de 2003

Glenn Hughes demostró todo su talento en el Broadway
El día que una leyenda del rock puso el grito en el cielo rosarino
El ex Deep Purple cantó cinco temas en el show de Rata Blanca y revivió toda la mística heavy de los años 70

Pedro Squillaci / La Capital

Cuarenta minutos de gloria. Eso se vivió en el Broadway la noche del lunes cuando Glenn Hughes se cantó todo reviviendo algunas perlas de Deep Purple. El músico inglés interpretó sólo cinco temas, acompañado por Rata Blanca, y demostró que el tiempo no melló su talento al brillar en himnos como "Born" ("Quemar") y "Stormbringer" ("Traetormentas"). Rata hizo lo suyo con su acostumbrado oficio y solvencia e hizo vibrar a sus fans con una catarata de hits durante dos horas. Fue una noche a puro heavy. Pero hubiese sido mejor si Hughes cantaba cinco temas más.

El recital arrancó con Rata Blanca, sin dudas la banda más representativa del metal argentino. Adrián Barilari (voz), Walter Giardino (guitarra), Hugo Bistolfi (teclados), Guillermo Sánchez (bajo) y Fernando Scarcella (batería) demostraron su excelente momento a caballo de un sonido sin fisuras y una potencia que cuadra con el género.

"El amo del camino" abrió el show a palo y palo, con el público de pie, pero recién con "Volviendo a casa" la gente se entonó y comenzó a cantar. Los acólitos de la banda, con banderas y remeras alusivas, ratificaron su devoción por este grupo tanto en los temas fuertes como en los más tranqui, como "Cuando la luz oscurece".

En un gesto a lo Hendrix, Giardino arrancó con una zapada versionando la "Novena sinfonía" de Beethoven y en un clima psicodélico desembocó en "Preludio obsesivo", un instrumental demoledor. Todo estaba preparado para el gran momento de la noche.

"Voy a presentar a un grande, que a esta altura también es un amigo", dijo un emocionado Adrián Barilari para dar entrada a aquel músico que fue bajista y vocalista de los Purple e integró Black Sabbath. De camisa roja con apliques bordados, pantalones Oxford y larga cabellera, Hughes se trepó a escena para imponer toda su mística de los 70.

Cuando sonó "Traetormentas" el teatro se vino abajo. Parecía mentira que un ex Purple estuviera en esta parte de la Tierra, pero más increíble aún era comprobar el buen estado de su garganta. Hughes a veces se excedió con los falsetes pero sirvió para exponer su actitud. O sea, no era un ex rockero que vino a robar con lo poco que le quedaba, es un mito de 52 años que se sigue comprometiendo con su trabajo y le pone toda la energía.

Su impronta quedó demostrada una vez más con "Maltratado" ("Mistreated") donde cantó con matices y tocó el bajo con su acostumbrada ductilidad. Iban 20 minutos de Hughes y la gente estaba tan embelesada como los Rata. Barilari tenía cara de juguetería y Giardino estaba extasiado. Encima, después llegó "No Stranger to Love", de Black Sabbath.

Los dos últimos temas del set del músico inglés fueron "You Keep on Moving" ("Sigue en movimiento") y el cierre con "Quemar", ambos de Purple. Hughes volvió a poner el grito en el cielo. Allí, en donde están las estrellas sagradas del rock.

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Hughes y Giardino en un contrapunto.

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