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 domingo, 30 de noviembre de 2003

Discapacidad: Cómo enfrentar la mirada de los otros

Ser padre de un discapacitado es un desafío permanente. No alcanza con elaborar la realidad, también hay que soportar la mirada escrutadora de gran parte de la sociedad. Y muchas veces, los padres perciben esa mirada como dirigida hacia ellos. "Sienten que es discriminatoria porque su hijo es mucho más que la discapacidad que posee", sostiene la psicóloga Cristina Scholand, investigadora de trastornos neurológicos y discapacidad física, actualmente residente en Canadá y autora del libro "¿Alguna vez mi hijo podrá...?".

Ocurre que la mirada expresa juicios, emociones y sentimientos, tanto positivos como negativos. Si una mirada descuidada es dirigida a un niño con una discapacidad, puede correr el riesgo de hacer daño tanto al niño como a sus padres.

Según la autora, "en la medida en que los padres acepten la discapacidad del hijo, la mirada social no será vista como hiriente o dolorosa". Por eso, aconseja no tratar de disimular una diferencia física o intelectual. Eso lo haría más visible. "Hay que aceptar la discapacidad del niño y asegurarle, dentro de las posibilidades, una infancia sin diferencias", afirma.


Construir la autoestima
La construcción de la autoestima del niño es un factor clave para evitar que sienta discriminación. Se consigue cuando los padres ofrecen al niño un diálogo franco, un contacto físico frecuente y una visión integral de su existencia. Cuando hacen hincapié en sus capacidades y cualidades, en vez de sus limitaciones. "De la valoración que los padres hagan y comuniquen a sus hijos, va a depender la sensación de seguridad de sus hijos", manifiesta la psicóloga. Esa seguridad será luego imprescindible a la hora de enfrentar las miradas en la escuela, la plaza o las reuniones sociales.

Es sabido que a la sociedad le resulta difícil evitar esas miradas. Tienen una carga ancestral. "Todo lo diferente ha asustado al ser humano desde siempre", sostiene la especialista. Es la cultura la que determina cómo se construye la identidad de aquello que es diferente, cómo se recibe a las personas con capacidades diferentes. Si se favorece esa construcción, es posible la integración social. Si se la entorpece, surge la discriminación.

Para la especialista, no hay que evitar el contacto social del discapacitado. Eso sólo postergaría lo inevitable. "Aunque los padres piensen que lo están exponiendo a un peligro, no es así, si van acompañándolo. La mirada que el chico recibe de los familiares es un entrenamiento para, más tarde, enfrentarse a la sociedad", sostiene la licenciada Cristina Scholand. La familia ampliada formada por tíos, primos y abuelos constituye un segundo círculo de práctica. "De la misma forma en que un chico con discapacidad se relacione con los familiares, lo hará con la sociedad", afirma.

Por eso, recomienda evitar que el niño con discapacidad esté encerrado en sí mismo. También aconseja estar alerta para responder a las preguntas sobre la discapacidad. "Si un niño pregunta, es porque puede recibir una respuesta. Por lo tanto, la respuesta acorde con su edad, tiene que estar", enfatiza.

Un consejo ineludible es evitar la excesiva protección, fomentar el diálogo y las actividades compartidas. También es importante la participación de los padres en pos de que la sociedad amplíe sus conocimientos sobre las necesidades de los diferentes.

La especialista expresa que la calidad de vida no es sólo un buen pasar económico, sino una suma de otros factores como una justicia que los proteja.


No autodiscriminarse
"Hay que canalizar las potencialidades y no autodiscriminarse", sostiene Martín Arreghi, director del programa Vida Independiente de la Fundación Argentina para Personas Especiales ([email protected]; www.fuarpe.org.ar) entidad que brinda asistencia legal y deportiva a discapacitados motrices por causas traumáticas.

Arreghi es uno de ellos. A partir de su propia experiencia insiste en que es importante que lo más rápidamente posible, la persona retome su vida "puertas afuera", que aprenda a resolver situaciones en el momento y que haga deportes. Como coordinador deportivo de la institución, establece conexiones con profesores especialmente entrenados para trabajar con discapacitados motrices en diversas disciplinas. Algunos hacen esgrima, otros básquet. "Yo practico parapente, ski de nieve y agua", declara Arreghi.

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