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 domingo, 30 de noviembre de 2003

Reportaje
Graciela Mochkofsky: "Quise escribir la historia de un héroe, pero no pudo ser"
Jacobo Timerman, el creador de La Opinión y Primera Plana, es el tema de una biografía que hace foco en las relaciones entre periodismo y poder

Rodolfo Montes / La Capital

Graciela Mochkofsky conoció de manera azarosa a Jacobo Timerman una tarde, paseando, de vacaciones en Punta del Este. Era 1991, ella tenía 22 años y, apenas, una leve idea sobre ese hombre triste, solitario y envejecido, que sufría su reciente viudez en un living gigantesco y vacío. Sabía que se trataba de una leyenda, un mito del periodismo argentino, pero no conocía bien por qué. No había leído nunca un ejemplar de Primera Plana ni de La Opinión, la revista y el diario que revolucionaron el periodismo gráfico de la Argentina de los años 60 y 70.

Después se hizo periodista política, estudió en la Universidad de Columbia, Estados Unidos, creció en las redacciones de Página 12 y La Nación y reconoció que la inquietud por descubrir la historia de ese magnífico personaje, Jacobo Timerman, se le había instalado para siempre. Decidió investigarlo y escribir la biografía, proyecto que realizó con "Timerman, el periodista que quiso ser parte del poder", libro recientemente publicado por Editorial Sudamericana.

Timerman nunca quiso que se escribiera una biografía sobre él. No estaba dispuesto a que nadie revelara sus zonas oscuras. Quería aparecer en un pedestal. Y no se dejó entrevistar cara a cara con la autora, a pesar de múltiples intentos. Sí le respondió el teléfono en varias oportunidades. Hasta que le dijo: "¿para qué querés entrevistarme si igual te voy a mentir?"

-¿Cómo te atrapó la idea de trabajar en la biografía de un personaje difícil como Timerman?

-Me atrajo desde un principio Timerman por aquello que me hablaban de dos personajes antagónicos viviendo en el cuerpo de una misma persona. Por un lado, un hombre que modernizó tal vez como nadie el periodismo en la Argentina, que tuvo la valentía de denunciar -luego de estar en prisión y marchar al exilio- a la dictadura argentina, convirtiéndose en un testimonio clave para dar a conocer en el mundo las atrocidades de la dictadura. Por otro lado, Timerman fue un gran hijo de puta en el trato cotidiano y apoyó varios golpes militares incluido el de Videla y compañía.

-¿Cómo era Timerman trabajando en la redacción?

-Fue un jefe de redacción al viejo estilo despótico, patrón de estancia. Reproducía un estereotipo que calzaba perfectamente con su personalidad. Yo hubiese querido escribir la historia de un héroe, pero no pudo ser. Cada vez que descubrí miserias ocultas en la vida de Timerman fue una desilusión.

-¿Cuál fue su peor miseria?

-Timerman fue un hombre muy difícil en la relación con los colegas que trabajaron con él, incluso que él formó. No sólo que fue un hombre malhumorado en lo cotidiano, sino que en los interrogatorios que le hizo el general Camps, nombró periodistas que no tenía ningún necesidad de nombrar, y en algunos casos puso en riesgo su vida.

-¿A quiénes nombró?

-A varias personas, entre los más conocidos nombró a Tomás Eloy Martínez -que por suerte estaba fuera de la Argentina-, y a José María Pasquini Durán.

-¿ Qué sentimiento quedó hoy hacia Timerman de parte de aquellos que lo conocieron de cerca?

-Aun quienes lo odian por razones nimias o por razones plenamente justificadas -como la delación ante los militares-, reconocen que los mejores años de sus carreras periodísticas la pasaron junto a Jacobo Timerman.

-Cincuenta años de trayectoria del personaje, ¿fue un modo de contar la historia de la argentina?

-La idea es que Timerman rivaliza con la historia de la Argentina de los últimos 50 años porque es paradigma de nuestra historia contemporánea. Además, la figura de Timerman ameritaba por sí misma para biografiarla.

-¿La vida de Timerman es la vida del inmigrante que logra ascenso social?

-Es el inmigrante que llega al puerto de Buenos Aires sin nada, desarrolla una vida de ascenso social e intelectual y termina, de algún modo, formando parte de la estructura de poder de este país. Lo paradójico es que, siendo judío, intenta encaramarse en el poder en la Argentina, justo en la época que el poder lo tenían los militares. Los militares argentinos fueron, y siguen siendo, antisemitas. Nunca lo iban a aceptar.

-¿Cuáles fueron las aproximaciones al poder que a Timerman le costaron caro?

-Timerman actuó durante todo la época del "Partido Militar" en la Argentina, hizo distintas alianzas. El pasa de apoyar a (Arturo) Frondizi, luego a los militares Azules -con quienes creó la revista Primera Plana, que fue en principio un proyecto de los militares y que Timerman toma como propio-, después con la revista Confirmado apoya activamente el derrocamiento de Onganía. Más tarde apoyará también a los presidentes militares (Roberto Marcelo) Levingston, (Alejandro Agustín) Lanusse, al Perón de los últimos meses antes de su muerte y al sector supuestamente más blando de los militares golpistas del 76.

-¿Timerman apoyó a Videla?

-Timerman, como buena parte de Partido Radical, Justicialista y también sectores de la izquierda, abonaron la hipótesis de un sector militar no "pinochetista" en donde ubicaban, entre otros, a Videla.

-Con esta trayectoria política, ¿por qué se lo recuerda a Timerman como un hombre cercano a los movimientos de Derechos Humanos y a las ideas de izquierda?

-Posiblemente el recuerdo más nítido que dejó Timerman en la sociedad fue el último tramo de su vida activa y pública, cuando luego de ser secuestrado, preso y torturado por la dictadura, fue expulsado del país y despojado de la ciudadanía argentina. Entonces escribe y publica en Estados Unidos su libro "Prisionero sin nombre, celda sin número", en 1981, que se convierte un testimonio clave de denuncia internacional contra el genocidio argentino.

-¿Terminó influyendo en la campaña desde el exterior contra la dictadura?

-El testimonio de Timerman logró incidir en la política exterior norteamericana de Jimmy Carter, en el tema derechos humanos. Eso pude verlo en unas desclasificaciones de documentos de la Embajada en Buenos Aires de aquella época.

-¿Con qué excusa fue perseguido y encarcelado por los militares?

-Los militares lo capturan por su relación con David Graiver, que fue accionista principal del diario La Opinión. Y tuvo relación con los Montoneros, manejándoles 14 de los 60 millones de dólares que habían obtenido por el secuestro de los Born. La relación de Graiver con los Montoneros es posterior a la sociedad con Timerman.

-Le hicieron pagar por los clientes de su banquero, que él no conoció.

-David Graiver nunca le informó a Timerman que empezaba a manejar plata de los Montoneros, ni de muchos otros negocios que llevó adelante de manera paralela. Sin embargo, después de la muerte de David Graiver en un accidente de aviación de agosto del 76, el entonces Jefe de la Policía de Buenos Aires, Ramón Camps, investiga la relación Graiver-Montoneros e involucra a Timerman en ese acuerdo, cosa que fue completamente falsa.

-¿Qué rol jugaron el periodismo norteamericano y el israelí en el caso Timerman?

-Los diarios de orientación liberal -algo así como la centroizquierda en la Argentina y en Europa- de Estados Unidos se ocuparon mucho del caso Timerman, incluso fueron influyentes para lograr su liberación. Israel, por su parte, hizo muchas gestiones para salvar presos de la Argentina, entre ellos Timerman.

-Timerman fue casi un prócer del periodismo argentino, sin embargo no quedó ningún medio funcionando que él haya creado. ¿ Dónde está el legado de Timerman hoy?

-Mi impresión es que hay bastante de Timerman en Página 12, que en el año 87 produjo la última revolución importante en el periodismo argentino. Aunque también hay otras cosas en ese diario. Lo que nos deja pensando en la historia de Jacobo Timerman, a los periodistas, es su permanente relación con el poder.

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Graciela Mochkofsky hizo su libro pese a todo.

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