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 sábado, 29 de noviembre de 2003

La genética local en soja va en busca de los mercados externos
El semillero rosarinoRelmó se internacionaliza. Colocó variedades enEEUU y Sudáfrica

Aunque parezca ciencia ficción, variedades de soja argentina se sembraron en la última campaña gruesa en Estados Unidos. En este caso particular se trata de cultivares del criadero rosarino Relmó, una pyme familiar que está embarcada en un programa de internacionalización que incluye además el otorgamiento de licencias en países vecinos y destinos no tradicionales como Sudáfrica y Zimbawe.

Relmó fue fundada en 1962 por Julio Ferraroti, a partir de la reconversión de un establecimiento tambero en Maciel, y es reconocida por ser pionera en los programas de mejoramiento de soja en Argentina.

Actualmente ocupa el tercer lugar en el mercado de semilla de soja en Argentina, un rubro que hoy está en un punto de inflexión de rentabilidad debido a la alarmante difusión que alcanzó la bolsa blanca. El último año relanzó además su programa de trigo, en convenio con el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (Inia) de Uruguay, y lanzó variedades de maíz subtropical (un trabajo que realiza en conjunto con el Inta Leales-Tucumán). Trabaja también en semillas de soja, trigo y maíz con calidades diferenciadas destinadas a desarrollar el concepto de cadenas de valor.

El plan de internacionalización es uno de los puntos más fuertes de la estrategia futura de la compañía. "Llegar con nuestras variedades a Estados Unidos es realmente un paso muy importante ya que históricamente Argentina es tomadora de tecnología de ese país, pensamos en 4 ó 5 años convertirnos en una empresa con un nivel importante de operaciones en el plano internacional", señaló Oscar Domingo, ex presidente de la Asociación de Semilleros Argentinos, director de Relmó y encargado de las relaciones internacionales de la firma.

El camino de los contactos internacionales es, en rigor, de doble vía. Los convenios desarrollados por la compañía con organismos y empresas internacionales apuntan tanto a traer y adaptar genética de otros países como a exportar. En ese marco se inscribe el convenio con el "Inta uruguayo", la suiza DPS, la sudafricana Panar y, en negociaciones aún, con una importante empresa brasileña.

En el caso de Estados Unidos, el ingreso se produjo a partir del licenciamiento de variedades a empresas medianas que participan de un mercado bastante atomizado "a partir de muchos productores que han incorporado la multiplicación de semillas como actividad". La diferencia es que allá el sistema de regalías es más claro y el porcentaje de venta de semillas certificadas es muy superior al de la Argentina, donde en soja no llega al 25%.

Pero el licenciamiento de variedades de Relmó en el exterior comenzó ya a fines de la década del 80 con el primer desembarco en Sudáfrica, donde se siembra soja convencional, y más recientemente transgénica, bajo licencia de la compañía. Juan Manuel Ferraroti explicó que en el país africano se cultivan cerca de 2 millones de hectáreas de soja pero estima que esa superficie va a aumentar sustancialmente a partir de la introducción de los transgénicos. Desde allí se aventuran al resto del continente y hoy ya hay soja Relmó en países como Zimbawe.

Para el año que viene esperan anunciar la firma de un convenio con una importante empresa semillera de Brasil, cuyo nombre prefirieron mantener en reserva, con distintos fines. En primer lugar, compartir trabajos de investigación sobre resistencia y tolerancia a roya, un tema en el que están muy avanzados en el país vecino, pero además abrir la posibilidad de hace pie en el socio del Mercosur con genética local. En ese sentido, ponen mucha expectativa en el potencial del maíz subtropical que este año lanzaron al mercado local.


Las regalías
El desarrollo del programa de maíz le permite a la empresa, además, explorar un rubro de mayor rentabilidad, entre otras cosas, porque el productor debe comprar la semilla cada siembra. En el caso de las autógamas, como trigo y soja, en cambio, el negocio choca contra la difusión de la multiplicación ilegal y la bolsa blanca.

Este tema está en discusión actualmente entre las empresas semilleras, la Secretaría de Agricultura y las entidades de producción, que discuten un marco regulatorio al comercio de insumos que no choque con el derecho que le otorga la ley de semillas al productor de reservar simiente para uso propio.

Para Julio Ferraroti (h), en los últimos años "se ha logrado al menos la aceptación por parte de muchos productores de que el esfuerzo y las inversiones realizadas por los obtentores en materia de mejoramiento genético debe ser reconocido". Y expuso los resultados de una encuesta encargada por la firma, según la cual, el 90% de los productores reconoció la importancia del mejoramiento genético en el aumento de la productividad de sus cultivos.

Relmó, como la mayoría de los semilleros vende actualmente bajo el sistema de regalía extendida, el régimen que causó la polémica con las entidades de producción. De todos modos, en Arpov (la entidad que reúne a los obtentores vegetales), confían en que hay espacio para llegar a una solución consensuada. Un camino, en ese sentido, podría ser el de la regalía global (una suerte de impuesto añadido al precio de la bolsa que sería destinado a financiar la investigación en mejoramiento genético).

Ferraroti enfatizó en el esfuerzo de investigación y desarrollo que exige el constante mejoramiento de varietales, con "líneas de investigación que se deben mantener en el largo plazo, un trabajo casi de artesano en el control y la selección de variedades y el mantenimiento de redes de ensayo en todo el país".

En el caso de la firma rosarina, señaló que en el futuro próximo, los horizontes de investigación pasan por la investigación de resistencia o tolerancia a la nueva generación de enfermedades en soja, a los desafíos que implica el corrimiento de la frontera agrícola y a las calidades diferenciadas.

En este terreno buscan avanzar en acuerdos con otros actores de la cadena de valor. En trigo, por ejemplo, trabajan con industrias para mejorar la calidad panadera y, en soja, en el desarrollo de alta proteína.

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Julio Ferraroti en el invernadero de Relmó.

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