Un rosarino coordina panel interamericano de patentes

La federación de abogados del continente analizará las últimas tendencias sobre propiedad intelectual en biotecnología

Se puede patentar una planta? ¿El aislamiento de un gen otorga en sí mismo derecho a exigir la propiedad del descubrimiento? Estas y otras preguntas están hoy en debate en todo el mundo y forman parte de la nueva ingeniería jurídica que se está construyendo en torno del desarrollo de la economía del conocimiento, donde el mayor valor está dado más en los productos de la mente que en los bienes concretos.

La secretaría de la Federación Interamericana de Abogados, que reúne a las más importantes asociaciones de letrados del continente, fijó para mediados del año próximo la fecha para la realización de su reunión anual, que este año se realizará por primera vez en Europa, con la intención de fomentar un "diálogo" con los colegas del viejo continente.

Un dato particular de este encuentro es que para presidir los distintos comités de trabajo fueron elegidos siete argentinos. Uno de ellos, Fernando Sánchez, fue reelecto por segunda vez como presidente del comité de Derecho de la Propiedad Industrial e Intelectual. Especialista en marcas y patentes, Sánchez es apoderado de Bioceres, la firma rosarina que, fundada por productores, está haciendo punta en la investigación y producción de biotecnología nacional.

De allí que el protagonismo argentino en la convención que se realizará en Madrid presenta un interés especial. No sólo por el reconocimiento que implica para las mentes locales sino por la posibilidad de participar e incidir en un debate que si para muchos parece abstracto puede condicionar el desarrollo de una economía de investigación y patentes en el país.

"La patentatibilidad en biotecnología es uno de los temas que más se debaten a nivel mundial, ya que las legislaciones son muy diferentes en Estados Unidos y Europa, y en algunos casos como América latina la creación de un marco jurídico respecto de estos aspectos todavía está atrasada", señaló Sánchez.

El avance de la genómica encendió una serie de discusiones a nivel mundial sobre la legitimidad o no del patentamiento de determinados descubrimientos. Por ejemplo, a diferencia de la Argentina, un investigador puede patentar en Estados Unidos una planta o un gen que haya "descubierto" más allá que no tenga en lo inmediato una aplicación práctica.

Para algunas legislaciones, como la estadounidense, esta posibilidad es una protección a los investigadores, para otras, una suerte de peaje a la circulación del conocimiento.

"Otro tema tiene que ver con la propiedad de los recursos genéticos autóctonos de un país, una discusión de características parecidas a la que se puede dar con la propiedad estatal de recursos naturales", explicó Sánchez.

A nivel general, las feroces peleas jurídicas en materia de propiedad industrial e intelectual están centradas en el registro de marcas globales vs marcas nacionales (un tema que impactará en Argentina si se avanza en el proyecto del Alca), la piratería digital o el registro como marca de ciertas propiedades relacionadas con los sentidos (musicales, gusto u olor, etcétera).

Fernando Sáchez, de Bioceres.