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 viernes, 17 de octubre de 2003

La semana del clásico. Rito sagrado
Cerca de 7500 leprosos concurrieron al banderazo

Mariano Bereznicki / Ovación

Otra vez el rito sagrado. La llama de la pasión estuvo, una vez más, encendida al máximo. Como para ir entrando en clima para el gran partido de pasado mañana. Cerca de 7500 almas, ciento por ciento leprosas, se congregaron en el templo colosal para ofrendar el clásico y ya tradicional banderazo rojinegro en el Parque, de cara al trascendental partido ante Central. Esta vez, nadie faltó a la cita que organizan los hinchas de ley. Fueron casi 25 minutos de color en las tribunas. Los ñulistas volvieron a escribir una nueva página en el libro de la fidelidad hacia sus jugadores.

Como para resumir la triste realidad de la mayoría de los argentinos, que despuntan el mayor vicio consumiendo fútbol de cualquier nivel, una bandera que adornaba el estadio tenía impresa una frase que resume al hincha de pura cepa, que vive de manera muy pasional la redonda: "Mi amor por vos es como el sueldo, no alcanza".

Cuando el reloj estaba clavado en las 17.30 y asomó la larga silueta del capitán Jorge Bermúdez, el pueblo leproso desató un carnaval en la flamante y poblada tribuna que lleva el nombre de Diez. "Soy de Ñubel, soy de Ñubel, de Ñubel soy yo...." fue una de las canciones de dominó la escena, mientras que una batería de petardos, los humos rojinegros y una furiosa lluvia de cañitas voladoras completaron el impresionante marco.

A medida que iba asomando el resto del plantel, en fila india por cierto, los fervorosos simpatizantes comenzaron a clamar a los cuatro vientos: "Olé, olé, olá, sólo te pido que le ganes a Central". Fue entonces que más de un jugador se hizo eco y comenzó a cantar junto a sus seguidores. Es más, el Cuqui Silvani filmó cada instante con su pequeña camarita.

Después de semejante recibimiento, los futbolistas se reunieron en el círculo central (el cuerpo técnico se quedó en la puerta del túnel) y realizaron un loco. Pero cuando escucharon "Hay que saltar, hay que saltar, el que no salta, es de Centra", automáticamente todos los profesionales comenzaron a saltar y a cantar, lo que provocó una reacción de emoción incontenible en las tribunas.

Y 25' después de haber comenzado el gran show, los jugadores se perfilaron, con el Patrón a la cabeza, rumbo a los vestuarios. El banderazo había llegado a su fin. Aunque la fiesta prosiguió por algunos minutos en las tribunas.

Pero el carnaval leproso en el templo colosal promete un nuevo capítulo pasado mañana. Cuando Newell's reciba a su archirrival Rosario Central.

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La pasión y el fervor están intactos en la gente.

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