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 domingo, 05 de octubre de 2003

Presos desmienten la versión oficial sobre el último motín en Coronda
Una protesta disparada por la represión
Los reclusos atribuyen los incidentes a la desmesura con que actuaron los guardias ante un hecho menor

Los delegados de los pabellones de Coronda que fueron alcanzados por el motín del sábado pasado, que culminó con un muerto y decenas de heridos, denunciaron ante la Coordinadora de Trabajo Carcelario (CTC) que la revuelta se originó por la decisión del Servicio Penitenciario (SP) de reprimir con balas de goma, plomo y gases lacrimógenos un incidente "menor" en dos pabellones en lugar de negociar con los detenidos. Los representantes de los presos también aseguraron que el preso Lisandro Pellegrina murió tras recibir un itakazo en la cabeza por la guardia armada y no en una pelea entre presos, como lo había anunciado el SP.

Los testimonios de los delegados fueron volcados a un informe que la CTC dio a conocer ayer, a una semana del segundo motín del año en la cárcel modelo de la provincia. El organismo no gubernamental destacó que los internos buscaron siempre una instancia de negociación pero "la única respuesta del SP fue ingresar a sangre y fuego a los pabellones".

Por ello, la CTC evaluó que tanto la muerte de Pellegrina como los más de 30 heridos heridos se podrían haber evitado. Y consideró que sólo por azar no hubo más víctimas fatales. "El motín no fue iniciado por los detenidos sino por la incapacidad de las fuerzas de seguridad de resolver un conflicto menor y a raíz del abandono de las guardias de los pabellones", concluyó el informe.

En ese marco, la CTC denunció la ausencia de una coordinación operativa de las fuerzas intervinientes, el uso desmedido e ilegal de balas de plomo, el encubrimiento del origen del conflicto y la inacción de la Justicia provincial al montar la investigación sobre la versión oficial de los hechos.

La tarde del viernes, los delegados de los pabellones 1, 3, 11, 12 y 7 de Coronda brindaron a la CTC un relato que contradice punto por punto la versión oficial y que luego divulgaron en dos cartas manuscritas enviadas a los medios de comunicación.

El SP había informado que la rebelión comenzó con una pelea entre presos por la rivalidad entre santafesinos y rosarinos que luego se propagó al resto de la cárcel (excepto al pabellón 1). La revuelta fue aplacada diez horas más tarde sin hacer negociaciones.

Los reclusos, en cambio, señalaron que el detonante del conflicto fue la represión de un conflicto menor en los pabellones 10 y 12 adonde la guardia armada ingresó "efectuando disparos". Ante esta situación los internos intentaron negociar para pedir la presencia de un organismo de derechos humanos y de algún medio de comunicación, pero una vez más "se reprimió fuertemente y los internos salieron por los techos buscando la solidaridad de los demás pabellones".

Poco a poco el alzamiento fue llegando a los otros sectores de la cárcel. La reacción de los grupos operativos ante el conflicto fue desigual. En el pabellón 3, por ejemplo, mientras los internos iniciaban el diálogo con la Tropa de Operaciones Especiales, "por el lado opuesto llegó otro grupo de tropas al mando del SP y los presos quedaron entre dos fuegos".

Esa maniobra represiva en medio de una negociación, según los internos, se explica por la existencia de una "interna" dentro del SP entre los celadores que optan por negociar y el sector que responde a una línea de "tolerancia cero y represión". El ingreso del personal uniformado -continúa el informe- fue acompañado de "disparos de escopetas con postas de goma y plomo, portando cuchillos y facas; algunos cubriéndose parte del rostro, otros con máscaras antigas, cascos o pasamontañas".

Fue en ese pabellón donde cayó muerto Lisandro Pellegrina, un muchacho de 20 años acusado de robo simple y con buena conducta a quien llamaban Gatito. El SP adjudicó su muerte a una pelea entre presos que de un golpe cortante en la cabeza, lo dejaron inconsciente hasta morir por un paro cardíaco. Sus compañeros de celda, por el contrario, denunciaron que un guardia le asestó un culatazo de Itaka en la cabeza cuando ingresaba a su celda para quedar a salvo de los disturbios.

Por último, la CTC consignó que los incidentes se inscriben en el marco de la superpoblación carcelaria (1.600 presos en una cárcel para 800) y la ausencia desde hace dos años de un Juez de Ejecución Penal.

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Familiares presos con guardias el día del motín.

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