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 domingo, 05 de octubre de 2003

Editorial
La donación de órganos

El espectacular avance de la medicina en el último cuarto de siglo ha posibilitado que el ser humano prolongue cada día más su expectativa de vida. Enfermedades incurables hace muy poco tiempo tienen hoy resultados terapéuticos increíbles gracias al desarrollo de la farmacología y la tecnología aplicada a la ciencia médica.

Esta característica, que fue creciendo durante el siglo veinte, seguramente se profundizará durante el actual, más aún con las novedosas y cada vez más exitosas técnicas de trasplante de órganos. Las campañas mundiales tendientes a que la gente done sus órganos van tomando más fuerza y logran que miles y miles de personas tomen conciencia de la importancia del acto solidario que significa acceder a que otra persona pueda sobrevivir con un órgano entregado por un semejante. En la Argentina esta tarea está reservada al Cudaio, institución que ha demostrado seriedad y profesionalismo en el complejo tratamiento del tema.

Sin embargo y como todo lo inherente al ser humano, cuestiones tan complejas y profundas como la donación de órganos ocasionan a veces situaciones que son polémicas. La Capital publicó ayer lo sucedido en la ciudad de Santa Fe cuando los familiares de un muchacho muerto en un accidente encontraron y reconocieron su cuerpo después de un mes. Se sorprendieron ante la falta de varios órganos que habían sido ablacionados con la autorización de un juez. El cuerpo del joven había ingresado al hospital sin ningún tipo de identificación y los esfuerzos por averiguar de quién se trataba resultaron infructuosos.

Fue así que enterado el Cudaio de la posibilidad de lograr la ablación de órganos de un fallecido para asistir a quienes se encuentran en lista de espera para recibir un órgano, se dio intervención a un magistrado de la capital provincial que finalmente la autorizó. Todo se realizó en base a procedimientos legales pero, lamentablemente en este caso, los familiares del fallecido recién pudieron identificar al muerto tiempo después y se quejaron porque no habían sido cosultados respecto de la ablación.

Este hecho de ninguna manera puede empañar el profesionalismo del Cudaio y menos hacer dudar a la gente sobre la importacia de donar. Un ser querido que ya no está prolonga así su existencia, al menos en parte, en otro ser humano que de esta forma puede seguir viviendo.

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