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 sábado, 04 de octubre de 2003

Les prohíbe vender en la peatonal y en plaza Pringles
La Municipalidad desalojó ayer a los artesanos de calle Córdoba
Control Urbano les ofrece la zona de San Martín y San Luis, pero los vendedores no aceptan. Corte en el tránsito

Carla Rizzotto / La Capital

De ahora en adelante ningún artesano podrá instalarse en calle Córdoba entre Oroño y el río. Esa fue la orden que dio ayer el director de Control Urbano de la Municipalidad, Manuel Sciutto, a los agentes que fiscalizan esa zona del centro. La directiva del funcionario provocó la ira de unos 60 artesanos, quienes ayer cortaron Corrientes (a la altura de Córdoba) en reclamo de "un lugar libre para trabajar". En medio de la protesta y bajo la lluvia, Sciutto les ofreció la plaza Montenegro (San Martín y San Luis), pero la propuesta fue rechazada.

Los artesanos que protagonizaron la protesta estaban furiosos porque hasta ayer tenían un permiso de palabra para trabajar los viernes y sábados en la peatonal -entre Corrientes y Paraguay- y la plaza Pringles. "En realidad era un compromiso que adoptó la Municipalidad hace seis meses para no realizar operativos en esa zona, nada más", explicó ayer Sciutto a La Capital.

Ese compromiso ayer caducó. Por eso, cuando los artesanos llegaron a instalarse tal como lo hicieron los últimos viernes, un grupo de agentes de Control Urbano -junto a tres efectivos policiales- les comunicó la buena nueva. Inmediatamente, tres vendedores se fueron a la delegación municipal para pedirle una explicación a Sciutto.

Mientras se desarrollaba la reunión, el resto de los artesanos esperaba en la peatonal sin desplegar sus productos. "Vengo a las 7 desde Granadero Baigorria para encontrar un buen lugar. Lo único que quiero es trabajar y la policía te corre como si fueras una rata", se quejó Edgardo Aquino, de 43 años.

No sólo los artesanos esperaban una respuesta; los comerciantes de esa cuadra también aguardaban la resolución adoptada en la reunión. Es que por esos momentos -cerca de las 11- se rumoreaba que los artesanos podían ser desalojados a la fuerza en caso de no acatar las órdenes del municipio.

"Tiran yerba, son sucios; con los artesanos esto es un desastre. Con las hileras que forman, la gente no puede entrar al negocio", disparó un comerciante. La decisión de Control Urbano coincidió con la habilitación municipal que recibió un bar ubicado en esa misma cuadra -Córdoba al 1300- para ubicar sus mesas al aire libre.


Corte de calle
Bastó que los representantes de los artesanos dijeran que la reunión había fracasado para levantar sus bolsos y atornillarse en medio de calle Corrientes. Eso sucedió cerca de las 11.30, lo que provocó un verdadero caos en el tránsito.

"Nos van a matar de hambre de a poquito. No nos vamos a ir de acá hasta que nos den un lugar para trabajar", esas eran las palabras que se lanzaban desde el piquete.

Después de dos horas de estar sentados en medio de Corrientes, la policía logró convencerlos para que no obstruyeran el tránsito. Por eso se trasladaron a Córdoba entre Mitre y Entre Ríos. Allí se quedaron hasta que llegó Sciutto, quien no dejó de repetir: "Tengo órdenes de no dejar que se instalen sobre calle Córdoba, hay una ordenanza que así lo establece y hay que cumplirla". La propuesta del funcionario era que se instalaran en la plaza Montenegro.

Los artesanos retrucaban cada palabra de Sciutto. "En esa plaza no está ni el loro, no se vende nada", gritó Daniel Colomé. Los artesanos no sólo rechazaron la propuesta del funcionario, sino que además le dispararon en la cara acusaciones de todo tipo.

Finalmente, lo que aceleró la decisión de los artesanos fue la lluvia, porque no podían exponer sus productos bajo el agua. En la improvisada asamblea realizada debajo del techo de un comercio se resolvió que pasado mañana se encontrarán en la plaza Pringles. "Vamos a luchar para ganar ese espacio", prometieron.

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La policía debió convencer a los artesanos.

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