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 domingo, 28 de septiembre de 2003

Nueva etapa
Menos bancas rosarinas en el Congreso

Daniel Leñini / La Capital

En 1991, momento de iniciarse la era reutemista en la provincia, de nueve diputados nacionales que colocó Santa Fe en el Congreso nacional, siete (el 66%) eran de Rosario. En las elecciones del pasado 7 de septiembre (12 años después de aquella fecha) los legisladores consagrados para la Cámara baja pertenecientes a la ciudad resultaron tres sobre 10 (el 30%).

No sólo eso: el triunfante PJ -que para esa categoría sacó más del 50 por ciento de los votos gracias al arrastre de la boleta Reutemann senador- prácticamente no necesitó mostrar el nombre de ningún referente local en las boletas. Entró Paulina Fiol de Cavallero, que iba sexta, sin que nadie lo esperara, favorecida por el aluvión (52 a 32 puntos fue la marca a favor del peronismo cuando la distancia para la categoría gobernador se redujo a cinco: 43 a 38). Los dos legisladores locales restantes pertenecen al socialismo: Alberto Becani y Eduardo Di Pollina.

La historia sobre la representación de los hombres de Rosario en la Cámara baja fue disminuyendo a lo largo de los años y tras cinco elecciones legislativas: 1993, 95, 97, 99 y 2001.

Si en el 91 fueron electos siete entre las nueve bancas a renovar (Marcelo Muniagurria, Saturnino Aranda, Fernando Caimi, René Balestra, Angel D'Ambrosio, Guillermo Estévez Boero y Mario Berdú); en el 93 fueron cinco (Gualberto Venesia, María Benzi, Horacio Usandizaga, Alberto Natale y Enrique Llopis); en el 95, tres (Luis Rubeo, Estévez Boero y Guillermo Aramburu), en el 97 cinco (Norberto Nicotra, Roxana Latorre, Natale, Balestra y Rubén Giustiniani); en el 99 cuatro (Héctor Cavallero, Juan Millet, Estévez Boero y María Biglieri), y en el 2001 cuatro (Irma Foresi, Angel Baltuzi, Giustiniani y Natale).

Más globalmente: sobre 64 cargos puestos en juego en 12 años, los postulantes rosarinos, de todos los partidos, lograron 31 escaños: Natale repitió tres veces, Estévez Boero dos, Giustiniani dos y Balestra dos. El número (casi el 50%), visto así, no es malo si se considera que la ciudad agrupa poco más del 30% de la población de la provincia.

En el justicialismo algunas voces explicaron que la "sub-representación" de Rosario este año fue provocada por la renuncia de Rubén Dunda a figurar en el quinto lugar de la lista, y luego también de Carlos Bermúdez; declinaciones frente a las cuales se optó por inscribir el nombre del rafaelino Jorge Giorgetti.

También aclararon las mismas fuentes que desde la óptica del poder central de Santa Fe, Rosario es lo mismo que el departamento, y que la banca que terminó ganando Pedro González (intendente de Villa Gobernador Gálvez) es como si fuera de este territorio.

De manera tal que, según ese razonamiento, sobre seis bancas que se lograron, tres podrían haber quedado para los referentes de la región. Ese era el plan.

Lo que sí resultó un escándalo y motivo de descontento, consideraron en off los voceros, fue la conformación de la lista de diputados provinciales del sublema de Alberto Hammerly, licuada de rosarinos: seis de los primeros ocho son santafesinos. Actitud contraria mostró Jorge Obeid, señalaron, quien reconoció a Roberto Rosúa (primero en la lista), María Rosa Stanoevich y Marcelo Gastaldi. Por eso aventajó tanto en Rosario a Hammerly, explicaron.

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