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 domingo, 28 de septiembre de 2003

¿Te acordás, hermano?: Elger Poelo Alarcón, Chaco puede

Miguel Pisano / Ovación

De Ripley: el padre del Negro Alarcón, aquel recordado centrofóguar de Newell's del 47 y 48, les inventó los nombres a él y a su hermano mayor. ¡¿Cómo?! "Mi viejo era un gran lector y un ferviente admirador de Edgar Alan Poe, como yo. Entonces nos inventó los nombres a mi hermano mayor, que se llamaba Poen Elgido, y a mí, que me puso Elger Poelo. Total, quién le iba a decir algo si él era el jefe del Registro Civil en el Chaco", sorprende el ex atacante rojinegro, que ahora peina 75 años hidalgos, en un encantador diálogo con Ovación, en el viejo café de Entre Ríos y Pasco.

"Mi viejo me enseñó a leer antes de entrar a la escuela y mis dos hermanos mayores también eran grandes lectores", sorprende Alarcón, que nació en Resistencia el 5 de enero del 28 y vino a vivir a Rosario desde que llegó a probarse a la reserva de Newell's.

-¿Cómo llegaste a Newell's?

-Había llegado a jugar en la primera de Sarmiento de Resistencia, el clásico de For Ever, y estaba en Platense, en una pensión donde tenía que pagarme los gastos, cuando un farmacéutico rosarino que vivía en el Chaco le preguntó a mi viejo por mí. Como este hombre era amigo del doctor Pomponio, el presidente de Newell's, le escribió una carta y en el 45 vine un mes a prueba, y después el club le compró el pase a Sarmiento en 1.500 pesos, unos 1.500 dólares de ahora.

-¿Cómo era Rosario en el 45?

-Vine a vivir a la pensión de Newell's en San Luis y Entre Ríos, enfrente de la plaza Sarmiento, y allí estábamos con Colman, el Flaco Cabrera, Toledo, Moyano y Dutruel. Eran otros tiempos.

-¿Vos jugaste el día en el que unos hinchas de Newell's casi linchan al árbitro Cossio afuera de la cancha, después de un partido con San Lorenzo?

-Sí, estaba, a pesar de que ese día había jugado en la reserva. Sobre la hora le anuló a Newell's el gol del empate, que era 2 a 2, y después Rinaldo Martino hizo el tercero, con la cabeza. Entonces al referí lo agarraron a la salida y lo tiraron al suelo, donde lo pateaban y parecía que estaba muerto. Decí que lo salvaron unos soldados que pasaban. Me acuerdo de que suspendieron el partido cuando faltaban dos minutos y los jugamos un lunes a la mañana en Buenos Aires.

-¡¿Cómo?!

-Jugamos un domingo en Buenos Aires y nos quedamos a dormir para jugar los dos minutos que faltaban el lunes a la mañana, en la cancha de Ferro.

-¿Y cómo salieron?

-Y, perdimos. Si apenas alcanzamos a sacar que ya se terminó el partido. Me acuerdo que después nos fuimos los dos planteles juntos a comer un asado.

-¿Jugaste en aquel equipo de reserva de Newell's del 46 que fue el primer campeón?

-Sí, en el 46 jugué en tercera los 30 partidos y metí 36 goles, 33 en el campeonato y tres en los desempates, y fuimos el primer equipo del interior que salió campeón en esa división.

-¿El mejor equipo de Newell's de entonces?

-Musimesi; Colman y Sobrero; Carlucci, Perucca y Arnaldo; Contini, Benavídez, Alarcón, Buján y Moyano. El Loco Buján era un gambeteador extraordinario, pero no te la daba nunca. Llegaba hasta el arco y volvía, y yo me volvía loco.

-¿Eras un 9 tipo Palermo, medio tosco pero efectivo?

-Sí, me salvaban los wines porque era muy buen cabeceador y tenía velocidad y gol.

-Y en el 51 te fuiste a Colombia, después de la huelga en el fútbol.

-En el 51 me fui a jugar a Quindío, donde ya estaban José Fabrini, que jugaba y era el técnico, Luis Bianchi, Urrutia, Siley, Caruño, Cuello, Casabón y Páez, todos rosarinos. Y después jugué con el Chiche Lombardo, Maffei y Aguirre. Me acuerdo de Di Mateo, un insider izquierdo de Tiro , que no quiso arreglar porque le pagaban en dólares.

-¿Ustedes cambiaron de alguna manera el fútbol colombiano?

-El fútbol colombiano evolucionó mucho con la llegada de los argentinos. A Quindío le decían la ciudad milagrosa porque en 90 días hicieron el estadio. Me acuerdo de que fuimos a jugar a Cúcuta contra monstruos como Obdulio Varela y los uruguayos que venían de lograr el Maracanazo y les ganamos. Y estaban los paraguayos del Boca de Cali, los peruanos de La danza del sol en Medellín y los polacos y los húngaros en Unión Magdalena de Santa Marta. Los argentinos somos los norteamericanos de Sudamérica, por eso nos dicen "hermanos latinoamericanos" pero nos tienen un odio bárbaro.

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Alarcón se definió como tosco pero efectivo.

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