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 domingo, 28 de septiembre de 2003

Mercados
Deuda: una estafa para el récord de los Guinness

Salvador Di Stéfano

Con la presentación de la propuesta oficial en Dubai para reestructurar la deuda pública, el gobierno ingresa en el libro de los Guinness como el mayor estafador de la historia mundial, superando a países como Rusia y Ecuador que en la reestructuración que llevaron adelante realizaron quitas del 26% y 40% respectivamente.

Argentina en su oferta propone una quita del 75% del capital, hecho que irritó a los acreedores y acrecentó la posibilidad de judicializar el proceso de reestructuración. El gobierno se plantó en el superávit primario que podría conseguir, que es la diferencia entre los ingresos y egresos netos de intereses. Como este resultado fiscal no podía ser superior al 3% del PBI según la voluntad presidencial, se fijó cuánta deuda podía pagar con dicho superávit y la conclusión es que debería expropiarle a los tenedores de títulos el 75% de su capital, algo así como 65.228 millones de dólares.

Los gobiernos que sucedieron al de Fernando de la Rúa muestran una alta vocación expropiatoria. De hecho se quedaron con una porción de los plazos fijos, parte de las exportaciones aplicando retenciones, ganancias de las empresas y particulares al no aplicar el ajuste por inflación y ahora sobre la deuda que tiene el Estado.

La pequeña y no sutil diferencia es que en esta oportunidad el gobierno argentino tendrá que enfrentar a inversores extranjeros que están amparados en leyes de países desarrollados, que de ninguna manera avalan este comportamiento tan discrecional. Por ende los fallos en contra de Argentina comienzan a aparecer y crece la posibilidad de eventuales embargos.

En este escenario no se salvó nadie: tanto inversores locales como extranjeros, ahorristas individuales, empresas y futuros jubilados, todos perdieron el 75% del capital invertido en bonos del Estado nacional. Sin duda los más perjudicados son los argentinos ya que son los tenedores del 39% del total de la deuda a reestructurar.

El gobierno se enfrenta a los acreedores en una pelea de 15 rounds. En el primero que se jugó en Dubai, el país apareció tratando de proponer algo inaceptable. A partir de ahora sobrevendrán las presiones y seguramente vendrán contrapropuestas, el gobierno dio muestras claras de la intención de que todo siga igual, y que por lo tanto el default continúe.

En este escenario la deuda pública se divide en tres:

* La que se tiene con los organismos financieros internacionales se refinancia a tres años y se pagan puntualmente intereses.

* La deuda denominada senior, que son los títulos emitidos luego del 31 de diciembre de 2001, como los Boden, que por ahora y solamente por ahora se paga.

* La emitida antes de que asumiera Eduardo Duhalde, que directamente no se paga.

Las incongruencias del gobierno son difíciles de entender. Critica al FMI pero le paga, mientras que los acreedores privados que compraron títulos de deuda porque estaban auditados por el FMI no ven un peso. Es una verguenza internación, tanto por la actitud argentina como la de los organismos internacionales.

Una solución debería pasar por agrupar a todos los acreedores y distribuir el excedente fiscal en forma igualitaria, sin quita de capital alguna para los acreedores. Si el mundo se solidariza con Argentina los organismos internacionales debería proponer alguna quita para que nuestro país salga de la crisis. El presidente de EEUU alentó a Kirchner a renegociar la deuda con valentía, y está bien que lo haya hecho así, ya que lo hizo luego de haberse asegurado que cobraba las acreencias que tiene con Argentina a través del FMI. Defendió a sus plomeros y le importó un bledo los futuros jubilados de la Argentina.

En un acto de arrebato histérico el Ministro de Economía trata de inútiles a los gerentes de las AFJP: en rigor lo que quiso decir es que serán inútiles todos los que no piensen como él o no hagan lo que él dice. Por lo tanto salió a defender sus ideas e intereses, ya que la AFJP oficial Banco Nación si pesificó los préstamos garantizados, mientras que el resto de las AFJP del mercado defendió los intereses de sus afiliados no pesificando y defendiendo las inversiones en dólares. Como esto no gustó en el Palacio de Hacienda, haciendo un parangón con los palacios feudales de la edad media, el supremo mandó a expropiar los bonos en manos de las administradoras privadas, poniendo en riesgo la jubilación de millones de argentinos.

Está claro que este gobierno no desea pagarle a nadie, quiere una jubilación estatal y cerrar la economía. Olvidarse del crédito, recordar los viajes al exterior con las fotos en familia y volver al Ford Falcon. No es cuestión de decidirse a usar los títulos públicos para empapelar el living: en algún momento se hará Justicia y se pagarán, pero a corto y mediano plazo parece que la deuda solo será papel pintado.

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