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 domingo, 28 de septiembre de 2003

Un análisis del incremento presupuestario al organismo
Lattuada: "El aumento al Conicet ayuda pero no va a frenar la fuga de cerebros"
Mario es rosarino, antropólogo y vicepresidente del mayor órgano científico y tecnológico del país

Laura Vilche / La Capital

Mario Lattuada se graduó de antropólogo en la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y desde hace poco más de un año es vicepresidente de Asuntos Tecnológicos del Conicet, el mayor organismo de ciencia y tecnología del país. La Capital lo entrevistó luego que el gobierno Nacional resolviera aumentar la semana pasada un 20 por ciento el presupuesto educativo. Es que debido al incremento, el Conicet podrá engrosar su presupuesto anual con 30 millones de pesos. ¿Es suficiente la cifra para el organismo que nuclea a 3.700 investigadores y 2.500 becarios que trabajan sobre 30 disciplinas distintas? El propio Lattuada lo responde en esta entrevista.

-¿Qué representa para el Conicet el aumento de 30 millones de pesos (13 por ciento más) que decidió otorgarles el gobierno Nacional?

-Para nosotros significa nada más que regularizar la situación actual y mantener la actividad, pero no nos permite solucionar el problema central: la fuga de cerebros de la gente que termina la universidad y necesita un lugar para investigar. Conicet siempre cubría esta expectativa y ahora, lamentablemente, no puede retener a los recién graduados. Y tenemos varios otros temas por resolver. Hay alrededor de 400 investigadores seleccionados para entrar a la carrera pero que por cuestiones presupuestarias aún no lo han podido hacer y no hemos podido volver a dar la becas externas que interrumpimos hace un año por la devaluación.

-¿Conicet está en rojo?

-No, pero estamos en una situación difícil. Es que no sólo mantenemos sueldos y 116 centros de investigación en todo el país, sino también entregamos subsidios. El año pasado evaluamos que para realizar adecuadamente la función científica debíamos duplicar el número de becas -pasar de 500 anuales a mil, y recién estamos en las 700- y también teníamos que doblar el número de ingresos de investigadores por año: de 200 tenemos que pasar a 500. Pero para cumplir pedimos duplicar el presupuesto a 470 millones. Ahora contaremos apenas con 267 millones. Hay que ver cómo se ejecuta el presupuesto y cuánto se registra de inflación. Difícilmente con este porcentaje podamos alcanzar el 1 por ciento del PBI para ciencia y técnica, como hoy tiene Brasil y se pretende que tenga Argentina. De todos modos, no desmerecemos para nada el aumento, valoramos la intención de invertir en ciencia.

-¿Qué diferencia hay entre los salarios de un investigador del Conicet y uno que trabaja en el exterior?

-Mucha. Afuera se gana prácticamente tres o cuatro veces más. Un investigador promedio del Conicet -que ya superó dos escalas en la carrera, tiene posibilidad de formar equipos y responsabilidad sobre los institutos- gana, según la región, unos 1.600 pesos de bolsillo, o sea unos 500 dólares, y en el exterior unos 3 mil. En el caso de los becarios es similar: aquí ganan unos 300 dólares y afuera 1.200.

-Pese a la poca inversión que se hace en ciencia siempre se dice que el nivel de los investigadores argentinos es bueno.

-Es cierto. La mejor muestra es que Argentina es el único país iberoamericano que tiene tres premios Nobel en ciencia (César Milstein, Bernardo Houssay y Luis Leloir). Y dos de ellos, Houssay y Leloir, fueron investigadores del Conicet. Y hay un dato más, toda esta fuga de cerebros que queremos contener consigue trabajo en el exterior.

-¿Entonces el desarrollo de la ciencia no depende de lo económico?

-Sí, y en algunas disciplinas depende más que en otras. El desarrollo de la física experimental y la biotecnología, por ejemplo, tienen necesariamente que ver con la capacidad de los equipamientos.

-¿Entonces?

-Lo que garantiza el buen nivel de nuestros científicos es la exigente y constante evaluación. No hay que olvidar que los investigadores del Conicet deben presentar, en algunos casos anualmente y en otros cada dos años, sus informes. Y si a un investigador no se le aceptan dos informes consecutivos queda fuera de carrera. O sea que el Conicet es el único organismo del Estado donde la gente, a través de su evaluación constante, pierde su lugar. Pero además, hay otra muestra de calidad en juego: los investigadores del Conicet superan tres o cuatro veces al promedio nacional de autores argentinos que aparecen en revistas científicas.

-El Estado invierte poco en ciencia, pero el sector privado no hace lo contrario. ¿Por qué cree que sucede esto?

-Es que tenemos un sector científico tecnológico que da buenos productos y servicios pero no tenemos buenos mecanismos públicos para hacer la transferencia al sector privado. Los grandes frenos son burocráticos, legales, y un marco macroeconómico desfavorable. Si los costos para el desarrollo científico-tecnológico son más favorables en el exterior, las empresas buscarán científicos fuera del país.

-¿Tiene Argentina una buena cantidad de investigadores de acuerdo al número de habitantes?

-Tenemos un promedio más alto que muchos países latinoamericanos: más que Brasil y Chile. Pero no es suficiente, ya que al compararnos con los países desarrollados vemos que tenemos la cuarta parte de científicos que Japón y Estados Unidos.

-¿Por qué es importante invertir más en ciencia y tener más científicos?

-Porque el paradigma del siglo XXI es el conocimiento.

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Mario Lattuada es un investigador rosarino.

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