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 sábado, 27 de septiembre de 2003

El artista protagoniza la nueva película de Pablo Trapero
Carlos Resta: "La actuación no empieza cuando el director da la orden de actuar"
El actor de "El asadito" e "Ilusión de movimiento", entre otras, cuenta cómo llegó a "Familia rodante"

Fernando Toloza / La Capital

Carlos Resta comenzó esta semana a rodar como uno de los protagonistas de "Familia rodante", la nueva película de Pablo Trapero. El rosarino hizo su escuela de actuación en numerosas películas y trabajos de Gustavo Postiglione y Héctor Molina, entre las que se cuentan "El asadito", "El cumple" e "Ilusión de movimiento" en cine, y "Huellas", "Macbeth" y "La bóveda", entre otras experiencias en televisión.

El actor, con una pareja calidad interpretativa en su carrera de cerca de dos décadas desarrollada en Rosario, cuenta cómo llegó a la nueva película del director de "El bonaerense" y explica su singular método para componer personajes, algunos de ellos antológicos.

-¿Cómo te llegó el ofrecimiento para protagonizar "Familia rodante", la nueva película de Pablo Trapero?

-Me llegó un ofrecimiento para hacer una prueba de cámara y tuve que pasar por un casting de tres días, pero antes de eso hay una historia. Pablo Trapero convocó a María Inés Tisei para que le haga el casting de su nueva película y ella me había visto en "La bóveda", el capítulo que filmó Héctor Molina para el ciclo "Ensayos" de Canal 7. Ella le dijo a Trapero que había visto a un actor que le parecía adecuado, pero que no sabía quién era y él le pidió que lo busque. Al poco tiempo Raúl Calandra se enteró del casting y presentó un video donde estábamos él y yo, y así me llamaron.

-¿Fue duro el casting?

-Para mí, sí, porque nunca había hecho un casting y no sabía de qué venía. Fueron tres días angustiantes. Nos hacían ensayar e improvisar en forma permanente, y a medida que iba pasando el tiempo quedábamos menos. Salía alguien y decía "Fulano está liberado". Al quedar después de las primeras pruebas, yo pensaba que mi papel iba a ser cada vez más, y no sé cómo hubiese reaccionado si al tercer día me decían "Gracias, estás liberado".

-Con todo el trabajo hecho en Rosario, ¿te sentías tranquilo al tener que improvisar?

-Sí, en ese momento me sentía muy tranquilo, sabía que podía parar la pelota en el piso. Además tengo una muy buena memoria y todo el tiempo me acordaba de Molina y Postiglione y de las cosas que me decían cuando actuaba con ellos.

-¿Qué podés decir de Trapero como director?

-Es muy piola, te dice un par de cosas y después te deja hacer hasta que dice corte. No es de esos tipos que te van tirando pautas durante el rodaje. Te diría que es un porteño piola.

-Cuando la versión teatral de "El asadito" debuto en Buenos Aires dijiste que te daba miedo actuar allá, ¿sigue ese temor?

-Gracias a Dios nunca sentí pánico escénico en un rodaje, pero la ciudad de Buenos Aires me da un poco esa sensación. Para mí bajar en la terminal de Retiro es un pánico escénico, porque siento que tengo que estar alerta en forma permanente. Por ejemplo, si me tomo un taxi y el tachero me pregunta por dónde agarra, ya pienso que me quiere bicicletear. No tenés por qué saber las calles pero lo vivo como un alerta permanente. Aún no puedo sentir a Buenos Aires como parte del trabajo, como un paisaje.

-Tu papel en "Familia rodante" es de un arquitecto, ¿sentís que es una respuesta a los que pueden opinar que siempre actúas de vos mismo?

-Un tipo que se para delante de una cámara, de un montón de luces y personas que esperan algo de él, no hace de sí mismo, es imposible. Actuar es la vez muy fácil y muy difícil, porque hay un punto en que yo siento que conozco al arquitecto que tengo que interpretar, siento que alguna vez en la vida me lo he cruzado, sé cómo viste, cómo habla; después está en mí poder transmitirlo. Creo que un actor es, antes que nada, un gran observador.

-¿Sentís que, como actor, sos un caso raro?

-Sí, totalmente. Me siento raro porque yo no me preparé ni estudié para esto, fue una consecuencia de un montón de cosas de mi vida. Por eso no sé si me va a pesar sufrir un fracaso, no sé si me va a destruir el hecho de no triunfar como actor. No me creo que filmar en Buenos Aires con una gran producción me cambie o me haga más importante.

-¿Cómo encarás un personaje?

-Tengo mi recurso y creo que me sirve. Cuando me dan un personaje lo actúo todo el día, en la pizzería Argentina donde trabajo, con mis amigos, y veo las reacciones que provoca. Lo pruebo en forma permanente. No sé cómo será una clase de teatro, porque nunca fui a ninguna, pero me imagino que deber ser así, además, en mi caso, es gratis. Es la vida.

-¿Tenés que demostrar algo en la película de Trapero?

-Sí, les tengo que demostrar a Molina y Postiglione que no se equivocaron al elegirme, porque ellos de alguna manera me llevaron a este lugar, siento que se los debo. Me cuesta salir de mi ciudad, no ver a mi mujer, a mis amigos, a mi vieja, que siempre compró todo lo que hice y se cree que soy Brad Pitt más Marlon Brandon, y si estoy en este lugar es por esta gente.

-¿Para qué te imaginás que estarás después de trabajar con Trapero?

-Para la pizzería Argentina, sin ninguna duda.

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Resta filmará con Trapero durante dos meses.

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