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 domingo, 21 de septiembre de 2003

Dos ladrones golpearon con brutalidad a un conductor en la zona sur
Otra madrugada de terror en un taxi
Uno de los maleantes gatilló contra el chofer, pero los tiros no salieron. Se fueron en su auto, pero los atraparon

Ariel Etcheverry / La Capital

Cuando los trabajadores del volante aún no terminan de digerir el crimen de Juan Carlos Aldana, ayer a la madrugada otro taxista puso en riesgo su vida por el solo hecho de trabajar. Tres jóvenes que tomaron el vehículo en el centro y se hicieron llevar hasta la zona sur lo asaltaron y golpearon ferozmente para llevarlo hasta un descampado y robarle el automóvil. En el medio de los golpes, el chofer escuchó aterrado cómo uno de ellos gatilló dos veces el arma, sin que la bala saliera. Dos de los ladrones, ambos de 18 años, cayeron presos un poco más tarde cuando intentaban desmantelar el coche en Villa Gobernador Gálvez.

La historia que tuvo como protagonista a Miguel Angel Villa, de 32 años y padre de una beba de nueve días de vida, esta vez llegó un final feliz a pesar los dolorosos magullones. Hace sólo cuatro meses que Villa trabaja de taxista. "Antes era camionero, pero como perdí el laburo me metí como tachero", contó a La Capital. Un ojo morado y varios chichones que aún lo tenían un tanto aturdido eran las huellas del castigo que le infligieron los asaltantes. Como en la mayoría de los atracos a los choferes nocturnos, el que sufrió Miguel comenzó en el centro.


Después del destacamento
Eran cerca de las cuatro de la mañana, cuando tres muchachos lo abordaron en Corrientes y Tucumán, una zona considerada como "roja" por muchos taxistas. "Ahí, cuando salen de los boliches y te cantan un lugar medio feo, seguro que te asaltan", agregó un amigo y vecino de Villa con unos años más de experiencia. Lo cierto es que los pasajeros de Miguel cantaron Grandoli y Centeno. El chofer, al mando de un Fiat Duna, intuyó algo raro, pero finalmente se confió porque a pocos metros de allí se encuentra un destacamento policial. "El viaje fue tranquilo hasta que llegamos a ese lugar", siguió Miguel.

Cuando arribaron a esa esquina, los pasajeros le indicaron al conductor que doblara hacia la izquierda y fuera "hasta Cepeda al 4000 y parara a la altura de un quiosco". Hasta allí fueron, pero cuando el taxista quiso encender la luz interior para cobrarles lo tomaron del cuello y comenzaron a pegarle en todo cuerpo. "Uno tenía un arma con la que pegó en la cabeza y en la rostro. Me pedían el dinero y no paraban de golpearme. Yo les decía que se lleven todo y me sacaron el reloj y la campera", agregó.

Mientras lo sujetaban del cuello, al chofer lo corrieron hacia el asiento del acompañante y su lugar fue tomado por uno de los ladrones. Así pusieron en marcha el Duna en busca del Acceso Sur. "El que manejaba a cada rato le decía a uno de los que iba atrás, dale matalo, matalo, que entregue la plata. Sinceramente, creí que me iban a matar porque gatillaron un par de veces, pero la bala no salió", remarcó el chofer.

El coche salió a una calle colectora del acceso Sur y por allí siguió a un sector cercano al puente de Uriburu. "Ahora tirate al piso boca abajo y no levantés la cabeza porque te liquidamos", le ordenaron a Miguel cuando lo soltaron sobre un terraplén de una zona de descampados. "Otra vez pensé que me matarían", dijo Miguel, quien al escuchar que se alejaban con su auto se levantó y corrió desde el Acceso Sur hasta Grandoli, donde fue auxiliado por un colectivero que lo trasladó hasta el destacamento XXIV.

Tras la denuncia en la seccional 16ª, la policía montó un operativo que dio resultados en Villa Gobernador Gálvez. Según fuentes de la Unidad Regional II, dos jóvenes fueron sorprendidos en Santa Fe y Buenamesón en el interior del Duna, al que le estaban arrancando el reloj. Fueron detenidos e identificados como Germán Andino y Claudio Medrano, ambos de 18 años, quienes no tenían armas en su poder.

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"Creí que me mataban", murmuró Miguel Villa.

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