Educación

Poesías contagiosas

Marcela Isaías / La Capital

La escritora Graciela Montes sostiene que los lectores -casual o deliberadamente- "constituyen una especie de agremiación, regida por estatutos implícitos, secretos y sutiles". Y para explayarse en esta idea decía que "en la vida cotidiana esto es fácil de percibir", con quien le "narra a uno una historia, comparte una idea, mira con uno el horizonte, o las estrellas, juega con uno... le regala palabras graciosas para ahuyentar el miedo, lo va acogiendo a uno en el gremio".

Ese mismo gremio de lectores es el que se percibió durante el espacio para chicos que tuvo, este año, el XI Festival Internacional de Poesía, organizado por la Subsecretaría de Cultura Provincial y la Secretaría de Cultura y Educación Municipal, que terminó ayer en Rosario.

Una sala colmada de chicos de todas las edades era el escenario. Alberto Miyara y Susana Valenti dialogaban para todos con la excusa de dar lugar, entre charla y charla, a un poema. Los chicos lo esperaban. Entonces Susana hablaba del sol. Alberto se preguntaba de qué está hecha la luna, describía a su perro Boximiliano Boem Boer y le dedicaba algunos versos a un extraño amigo: "El monstruo de Quilgora".

Las risas de los chicos se hicieron cómplices de las poesías, que esta vez los tuvieron como destinatarios exclusivos. Fue una hora de palabras compartidas, porque como dice Graciela Montes "los lectores manan lectura, siempre la andan repartiendo. Prestan o recomiendan libros, los regalan, le muestran a uno un cuadro o llaman la atención sobre el modo en que cae la luz sobre un paisaje...".

Franca y Andrea tuvieron esta percepción; ellas son dos adolescentes del Centro Terapéutico "Un mundo posible" que confesaron que las poesías que escucharon les resultaron "fantásticas", por la manera como fueron leídas, pero también "porque dan alegría y llenan el alma".


Taller en la escuela
Además de invitar a compartir los poemas de escritores adultos, el Festival de Poesía guardó un lugar para los chicos que indagan por este campo en la escuela. Esta vez, la palabra la tuvieron los alumnos del 5º año de la EGB de la Escuela Nº 55 Domingo Faustino Sarmiento.

Este taller de poesía es coordinado por Rita Gardellini, todos los martes, un rato después de clase. "La idea es escribir por puro gusto y placer", así de simple define Rita la forma de encarar este trabajo con los chicos que no pasan los 10 años.

Miranda López, una de las nenas del taller, agrega: "Empezamos recorriendo el camino de Federico García Lorca". Enseguida se suman sus compañeras, que hablan de autores, cuentos y aseguran que cuando escriben prefieren dejar lugar "a los sentimientos".

Pero también entre ellos se eligen y se critican: "Blas Urruty escribe unas historias fantásticas", dicen las amigas que parecen admirar al novel escritor de 10 años. Otros también citan a Octavio y Jerónimo como los preferidos.

La charla se hace imparable y cada uno tiene algo para comentar sobre el oficio de escribir poesías. Sucede que, como expresaba Graciela Montes: "Los escritores, que no somos sino una variante de la raza de los lectores, ponemos nuestra lectura por escrito con la esperanza de que venga otro lector no menos astuto que el que nosotros creemos ser y la rescate reconstruyéndola".

Las chicas se enganchan más rápido.