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 domingo, 21 de septiembre de 2003

Entrevista
Aldo Abram: "Con este acuerdo se perdió la ocasión de dar una señal al mundo"
El economista sostiene que era necesario "mostrar un mayor esfuerzo" para retomar la confianza de los inversores

Gabriel González / La Capital

El martes pasado fue el encargado de exponer ante los empresarios que asistieron al encuentro de Idea sobre las expectativas económicas del país. Aldo Abram, de él se trata, es uno de los economistas más críticos con relación a la gestión económica del gobierno, al punto que admite sentir "verguenza ajena" cuando desde las esferas del Ejecutivo se lo descalifica con el argumento de haber sido soporte intelectual del modelo de los 90. En este diálogo con La Capital Abram muestra sus reservas sobre los alcances del acuerdo con el FMI. Aunque admite que fue un éxito, plantea que puede ser un triunfo de patas cortas, porque no alcanzará para recuperar la confianza.

-¿El acuerdo con el FMI abre una nueva etapa o es simplemente una fórmula para salir del paso?

-Creo que es un éxito del gobierno en términos de haber impuesto a los organismos internacionales la mayor parte de las condiciones de la negociación. Ahora hay que evaluar en qué medida es un éxito para la Argentina. Permite la refinanciación de los vencimientos de capital hasta fines de 2004, pero en realidad es un acuerdo de corto plazo disfrazado de largo, en función de las necesidades políticas, tanto del FMI como del gobierno. Todo lo que venga en 2005 y 2006 va a haber que negociarlo el año que viene. A pesar del paraguas que se inventó, si para aquel entonces no se vuelve a acordar significará no tener más refinanciación.

-Están claros los beneficios políticos que sacó el gobierno. ¿Cuáles son los que obtuvo el FMI?

-El FMI en este momento está teniendo una crisis de identidad grave. Históricamente funcionó como garante de países que habían tenido actitudes de irresponsabilidad graves, por eso cayeron en crisis. Si salgo de garante de alguien que fue irresponsable lo que hago es pactar condiciones mínimas de responsabilidad para avalarlo, y a cambio le doy financiamiento. Pero lo más importante era el aval para conseguir otros prestamistas voluntarios. El Fondo ha hecho suyo este concepto de que fracasaron en su labor, y por ende, priorizaron en este acuerdo su rol de acreedor. Han dicho "A mí devuélvanme la plata y que el resto de los acreedores e inversores se arreglen con la Argentina por haber confiado en ella". Esto también nos está mostrando un cambio en lo que hace a la política de los EEUU. Antes ellos marcaban lineamientos de política económica y daban sustento a las instituciones para que el mundo fuera convergiendo al desarrollo. Hoy la actitud es decir: "Yo juego para mí mismo y a partir de ahora que el resto del mundo haga lo que quiera mientras no me molesten a mi, sino ahí te mando los barcos". No se como va a terminar esto.

-En ese rol de acreedor, ¿el FMI tiene asegurada una recuperación si el programa se cae?

-Más que recuperar es una cuestión patrimonial, de no mandar a pérdida los créditos argentinos por haber caído en default. El país es el principal deudor del FMI. Pero también existe una cuestión política que es un beneficio para el Fondo. Hay una gran voluntad de los países del Grupo de los 7 de darle apoyo al presidente argentino votado por la gente que sobrevino después de la crisis. Pero en realidad hemos perdido la oportunidad de dar al mundo una señal de largo plazo, de que el gobierno mostrará las ideas que tiene para salir de la crisis y de ese modo atraer inversores, porque son los inversores privados los únicos que pueden aportar lo que hace falta para que la Argentina se desarrolle.

-¿El gesto de apoyo del presidente Bush tiene un precio? Se habla mucho de las empresas europeas que puedan cambiar de bandera.

-Creo que eso es francamente difícil. Si las empresas se están yendo de la Argentina es porque no existe seguridad jurídica, ni respeto por las personas e instituciones, el fin justifica los medios. Acá está mal visto ganar plata, hasta el propio presidente de la Nación dice que para renegociar los contratos con las privatizadas habrá que ver cuánto ganaron las empresas en los 90. Así está dando un mensaje de que en el país las empresas no tienen que venir a ganar plata, tienen que ser fundaciones filantrópicas. Y en todo el mundo, las empresas tienen por objetivo obtener ganancias para sus accionistas. No creo que hoy un americano razone distinto que un inversor europeo o un argentino con relación a la inseguridad jurídica, a menos que uno piense que se pueda garantizar el estado de derecho amenazando con enviar las tropas que tienen en Irak a la Argentina.

-Ud. critica la actitud del gobierno pero ¿la sociedad toleraba más ajuste?

-La pauta de superávit fiscal del 3% para el 2004 está bien, pero se podría haber fijado una escala ascendente de medio punto porcentual para cada año subsiguiente hasta llegar a 4 o 4,5 puntos. ¿Por qué? Es que para la Argentina resulta clave recuperar la confianza, y una de las patas, además de la seguridad jurídica, es demostrar que uno hace un mínimo esfuerzo para afrontar sus compromisos.

-Comparados con el pasado, ¿los tres puntos no son un esfuerzo?

-Si uno lo mira en términos históricos es un superávit primario alto. Ahora, un país quebrado por los desmanejos de políticas económicas y que aún con un esfuerzo de 4 a 4,5 puntos les va a tener que decir a sus acreedores que pierden alrededor de un 50 al 60% de sus acreencias, está obligado a ofrecer un esfuerzo mayor sin impedir que el país crezca. El gran error del gobierno es pensar que el crecimiento va a venir por el sector público. El Estado está hoy muy lejos de poder invertir los 20 puntos porcentuales que se necesitan para salir adelante. En este momento tenemos 13 puntos porcentuales de inversión respecto del PBI. Si le sumamos el 1,5 que nos ahorramos y suponemos que lo invierte el sector público, estaríamos en 14,5. Aún en ese nivel no alcanzaríamos a cubrir la amortizar de capital, todavía nos estamos comiendo el capital como hace diez años. Para llegar a los 2 puntos porcentuales nos falta un montón y el único que puede ponerlo es el inversor privado.

-¿No puede haber arreglo con esos niveles?

-Nosotros podríamos decir "O cobran esto o no cobran nada" y puede suceder que los acreedores digan "Antes que nada es mejor cobrar algo". Pero ni pensar que ese señor o alguna que haya visto la forma en que el país se comportó vaya a venir a poner un peso.

-Lo mismo se decía de los depósitos en los bancos, pero la gente volvió.

-Hoy en nivel de crédito en la Argentina es casi inexistente.

-Pero los depósitos no.

-El nivel de depósitos en términos de dólares está en un tercio de los valores previos a la devaluación.

-Todo el país se devaluó.

-Lamentablemente los argentinos estamos todos devaluados, lo que tenemos que hacer es apreciarnos. Y la única forma de hacerlo es tener reglas de juego claras. Un país que tenga sus leyes y que no las pise. Es la Justicia la que puede anular una ley. No puede ser que tengamos un Ejecutivo que hace leyes, un legislativo que practica la Justicia y una Justicia inexistente. Hay que ordenar el país y respetar la Constitución.

-La intervención estatal es el modelo que aplicó EEUU para salir de la crisis.

-Acá hay un claro error sobre las interpretaciones que se hicieron del keynesianismo. Keynes dijo que en un momento inusual, cuando se produce una caída en el nivel de demanda interna, el Estado le puede poner un piso a la recesión captando más. Más allá de lo discutible del concepto, se necesita tener un Estado con un currículum de buen accionar y credibilidad que nosotros no tenemos. Por otra parte, el país ya está en un proceso de crecimiento por lo cual tenemos que demostrarle al mundo que estamos dispuestos a hacer un país serio y no lo hacemos.

-Con este escenario, ¿qué expectativas tiene sobre la economía?

-En el corto plazo vamos a tener mercados más tranquilos, porque se corre del escenario el default con los organismos internacionales. El acuerdo corto es bueno como tal, pero el riesgo a largo plazo sigue estando vigente y ese es el que tienen en cuenta los inversores.

-¿El país no creció sin inversiones?

-Eso es relativo, porque hubo inversiones a partir de por una fuerte apuesta al cambio de gobierno, pero esa también era una apuesta a un cambio de actitud, de que el fin deje de justificar los medios en la Argentina. Al no existir esto último es poco probable que se mantenga la apuesta del inversor, y entonces quedamos supeditados a lo que haga el consumidor. Hoy éste está aportando con más gasto, a partir de la confianza que demostró en el próximo gobierno, pero ese sí que es un crecimiento de patas cortas. Lo que realmente se necesita es la inversión a largo plazo.

-Hay quienes dicen que el gobierno empezó por lo político y luego por lo económico.

-Puede que sea así. A diferencia de lo que mucha gente piensa, no creo que luego de acumulado ese poder político y terminada la seguidilla de elecciones el gobierno entre a actuar como muchos opinan que hará. Esto es así porque sus convicciones son las que están mostrando en este momento. Y cuánto más poder político tenga, nos guste o no, profundizará esta tendencia. Esperemos que el gobierno tenga razón y que este sea el camino para el desarrollo y el bienestar económico.

-El gobierno cuestionó a los economistas que trabajaban para las multinacionales. ¿Se sintió aludido?

-Siento que ese discurso tiene una discusión maniquea por detrás y demuestra un bajo respeto por el otro. Y eso demuestra falta de respeto por la dignidad del otro, es una idea de que la verdad absoluta la tengo yo. Me da vergüenza ajena cuando hacen ese tipo de comentarios.

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Aldo Abram habló del acuerdo con el Fondo.

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