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 domingo, 14 de septiembre de 2003

Tafi del Valle: Pueblo de entrada espléndida
Así bautizaron los nativos al poblado tucumano donde residen 8.000 habitantes

Tafí del Valle, en Tucumán, invita al viajero a entregarse al disfrute, en medio de un paisaje natural de cerros áridos, ríos secos y nubes bajas. A dos mil metros de altura y a sólo cien kilómetros al oeste de San Miguel de Tucumán, el pueblo guarda todavía secretos de la cultura aborigen Tafí, que lo pobló hace más de dos mil años y en la que emergen marcados rasgos de la influencia inca.

Las montañas, siempre difusas por la bruma, enmarcan las calles de tierra y adoquines, las bajas casonas coloniales, el centro comercial de apenas cuatro cuadras, las hosterías y el paso tranquilo de alguno de sus ocho mil habitantes.

Los cactus, las exóticas flores de montaña y el cuarzo rosado que asoma debajo de los cerros son parte del atractivo de esta comuna bautizada en sus orígenes como Taktillkta, vocablo nativo que significa "pueblo de entrada espléndida".

Tafí del Valle es rica en construcciones antiguas que sobrevivieron a la historia. La llegada del español, a mediados del 1500, trajo el consecuente reparto de tierras entre altos jefes militares de la zona, y cinco siglos después aún perduran en manos de familias tradicionales los campos y los cascos de aquellas primeras estancias, abiertas ahora al turismo.


Ruinas jesuitas
El denominado conjunto jesuítico de La Banda, que data del 1700, evidencia parte de las costumbres de los evangelizadores que cambiaron sustancialmente la vida indígena en el valle. Pero esa vieja casona tiene marcas de la historia política argentina.

Por causas que los pobladores sospechan oscuras, la última dictadura militar bloqueó con cemento un túnel de 300 metros, construido en el siglo XVIII por los misioneros jesuitas para escapar de los ataques de los indígenas rebeldes. Como contrapartida, fue el gobierno de facto el que convirtió en Patrimonio Histórico a ese complejo.

Las cumbres Calchaquíes, Mala Mala y Tafí, alcanzan los 3.500 metros de altura, y el cerro Muñoz los 4.437, en el borde norte de la cadena del Aconquija. Baqueanos y expertos en montañismo proponen recorrer y ascender a los cerros a lomo de caballo o mula, en excursiones de dos horas y también de varios días, con la posibilidad de pasar la noche en los puestos de altura.

En esos recorridos se descubren, además de paisajes insospechados, antiguas pircas que cierran corrales, praderas verdes a 2.500 metros de altura y los enigmáticos menhires, sellos del pasado indígena.

Los menhires son piedras de basalto grises rectangulares y pulidas, erguidas hacia el cielo, que en tiempos pasados se usaron como calendario solar y tributo a los dioses, a quienes se les pedía que favorecieran la agricultura.

Actualmente quedan pocos porque la mayoría —que estaban dispersos por todo el valle— fueron arrancados de su lugar original por orden del ex gobernador Antonio Bussi, que dispuso agruparlos en un parque cercano al pueblo de El Mollar.

Tafí del Valle pareció nacer a la modernidad en el siglo XX, con un crecimiento notable de la construcción de casas de fin de semana, que se ofrecen en alquiler en el verano, y con un aumento paulatino de su población.

Apareció entonces la producción artesanal de queso de cabra —de la que son especialistas—, y también del vino patero, el mistela y las jaleas y dulces de frutas. El más típico es el dulce de cayote.

Las festividades ya forman parte de este pueblo: una deportiva, como las Olimpíadas, convoca a representantes de las otras villas veraniegas; otra folclórica-artesanal, como la Fiesta Provincial del Queso, y una religiosa-teatral, como la puesta en escena de la Pasión de Jesucristo, que se realiza en Semana Santa.

El turista ávido por conectarse con vestigios de la historia y con el silencio cumbrero encuentra en Tafí del Valle muchas posibilidades para pasear y descansar. Unas 16 hosterías y un camping están abiertos todo el año y los lugareños aportan un valioso agregado: su trato siempre cordial y respetuoso hacia el visitante.



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El pueblo guarda secretos de la cultura Tafí.

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