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 domingo, 14 de septiembre de 2003

Suecia decide sobre el euro bajo la sombra del asesinato de su canciller
La trágica muerte de Anna Lindh podría volcar la balanza a favor de la adhesión a la moneda única

Estocolmo. - Muchos de los siete millones de suecos llamados a decidir hoy en las urnas si su país adopta el euro como moneda sienten aún una gran incertidumbre tras el asesinato de su ministra de Relaciones Exteriores Anna Lindh. Pero nadie, ni siquiera las empresas de encuestas, pudo averiguar si la muerte de Lindh, entusiasta partidaria del "sí" sueco al euro, volcará la balanza a favor de la moneda europea por la afluencia de votos de simpatía. "No tenemos experiencia sobre las consecuencias de un suceso tan dramático en la conducta electoral", señaló un especialista en opinión pública.

En un país con un bajo índice de criminalidad, que puede presumir de haber vivido en paz los últimos 200 años, este asesinato ha causado una conmoción entre los ciudadanos similar a la vivida en 1986, cuando fue abatido a tiros en una calle de Estocolmo el entonces jefe de Gobierno, Olof Palme. Aunque no se ha aclarado si el asesinato tuvo un tinte político, ésta es la hipótesis más extendida. La foto de Lindh aparecía en todos los carteles que estos días empapelan el país escandinavo pidiendo el "sí" para el euro.

Cuatro sondeos con resultados disímiles fueron publicados después del asesinato de la popular funcionaria. Los interrogados por los encuestadores deben haber tenido otras preguntas en la cabeza. Más de 100.000 suecos se lanzaron el viernes a las calles para manifestar su conmoción por el trágico final de Lindh, y las campañas a favor y en contra del euro fueron inmediatamente suspendidas tras el ataque.

Pero se mantuvo en la agenda debate final que tradicionalmente enfrenta a los contrincantes electorales para que los suecos decidan su voto. La socialdemócrata Lindh iba a estar presente en la discusión, junto a su primer ministro Goran Persson y el ex jefe de gobierno conservardor Carl Bildt. Sin embargo, los siete participantes, todos vestidos de negro, casi no pronunciaron palabra a favor o en contra del euro. Se dedicaron más bien a aparecer dignos en un momento tan delicado para este país famoso por su sociedad abierta y tolerante y desgranar sus reflexiones sobre las consecuencias y emociones que el atentado trajo consigo. "No debemos dejarnos intimidar por la rabia y la desesperación", dijo Persson, al tiempo que insistía en que una masiva participación electoral en la consulta es la mejor reacción al asesinato de quien muchos consideraban su sucesora.


La ventaja del "no"
Todos coincidieron con las palabras del premier, y nadie intentó abusar de las circunstancias para influenciar a los votantes. Para Persson, la campaña por el "sí" tuvo resultados políticos catastróficos. Aun con el apoyo de la oposición conservadora, demócrata cristiana y liberal, fue imposible revertir con claridad la ventaja de los adversarios del euro. La carrera se consideraba perdida.

Pese a la posibilidad de un cambio de tendencia de último momento a causa de la muerte de Lindh, los opositores a la moneda común se comprometieron a respetar plenamente el resultado de la consulta. Ni el centro liberal agrario, ni los Verdes, ni el Partido de Izquierda, ni la importante minoría socialdemócrata que se desmarcó de la línea oficial emitieron un comentario para aplazar el referéndum. "Eso sería una victoria para el asesino. Respetar a Anna Lindh significa también que los derechos democráticos fundamentales se impongan a los actos de violencia", indicó Ulla Hoffmann, del Partido de Izquierda.

Los preparativos del debate no estuvieron exentos de polémica, especialmente porque los detractores del euro sin representación partidaria fueron excluidos. También hubo quejas porque la televisión mezcló las imágenes de las manifestaciones para rechazar el asesinato de la ministra con fragmentos de sus discursos de campaña. Si el "sí" consigue finalmente imponerse por un estrecho margen, no faltarán los comentarios críticos de los que estaban seguros de mantener a la corona como moneda nacional.

De salir victorioso el "sí", la adhesión tendría lugar en enero de 2006, pero si gana el "no", el gobierno tendrá que esperar hasta las elecciones legislativas de ese año para volver a consultar a los electores. Por otra parte, aunque al euro no le repercutirá la decisión que se tome tras el referéndum, muchos creen que a largo plazo, Europa se verá perjudicada si finalmente gana el "no", puesto que no logra cerrar un mercado de 450 millones de personas, frente a los 280 de EEUU, unificados por el dólar. (DPA)

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Los suecos honran a Anna Lindh.

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