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 domingo, 14 de septiembre de 2003

Financiamiento. Economistas opinan sobre la importancia del pacto
Lozano: "En el acuerdo faltó plasmar la responsabilidad del Fondo"

Claudio Lozano (*)

El acuerdo plantea dos aspectos: uno negativo y uno positivo. Argentina no logró plasmar en términos prácticos que el Fondo Monetario Internacional (FMI) es corresponsable de la crisis.

Más concretamente ha recomendado políticas que destruyeron la capacidad económica de nuestro país y financió, en las postrimerías de la convertibilidad, la fuga sistemática de capitales.

De haberse plasmado esto hubiera implicado lograr que el Fondo Monetario así como el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) no sólo refinanciarán los vencimientos de capital, sino también los intereses por al menos cinco años, con el objetivo de darle oxígeno y tiempo a la Argentina para recuperar su capacidad productiva.

Segundo, la meta de superávit fiscal comprometido del tres por ciento obliga a mantener congelados los planes sociales, el gasto en salarios y en jubilaciones, que además caerán en términos reales durante el 2004, ya que no se ajustarán por inflación, y al mismo tiempo impide dinamizar la inversión pública para acelerar el crecimiento de la economía.

Tercero, lo positivo es la ausencia de compromisos con reformas estructurales de largo plazo (privatización de la banca pública, incremento de tarifas, entre otras), que indudablemente hubieran limitado el margen de maniobra del gobierno actual.

Hay que ser claros: los países desarrollados hoy están recomendando políticas expansivas en materia fiscal para evitar que la economía mundial caiga en depresión.

Estados Unidos llega al cuatro por ciento del déficit respecto al Producto Bruto Interno (PBI) y saluda la decisión francesa de no cumplir con el acuerdo de Maastrich y de expandir su déficit fiscal.

Pese a esto, a la Argentina, que está en una situación en la que lo que se juega es salir de la depresión económica, se le recomienda una política de clara contracción fiscal.

Cabe señalar que limitar la política fiscal es un punto en contra en la definición respecto al tipo de crecimiento que debe afirmarse en la Argentina.

Luego de haber tocado fondo en el primer trimestre de 2002, la recomposición del nivel de actividad se da bajo una modalidad que hasta el momento privilegia el dinamismo de las exportaciones y el consumo de los sectores más acomodados de la sociedad.

Mantener una lógica de esta naturaleza supone un tipo de crecimiento de bajo dinamismo e incapaz de resolver los problemas de empleo y pobreza que tenemos.


Falta un nuevo modelo
Necesitamos un modelo de crecimiento centrado en resolver las necesidades de la mayoría de la población como única alternativa capaz de dar respuesta a una sociedad devastada por la pobreza.

Necesitamos, por lo tanto, la posibilidad de disponer de la política fiscal para promover una estrategia que mejore los ingresos de los hogares en situación de pobreza, expandir por esta vía el consumo popular, ampliar el mercado interno y poner en marcha un nuevo proceso de industrialización.

Por último, debe entenderse que Argentina disponía de una importante capacidad para negociar este acuerdo, porque existía y existe un elevado consenso hacia el presidente en contra de las recomendaciones del Fondo Monetario, porque la falta de acuerdo implicaba un costo muy alto para los organismos y por los resultados que está dando la medicina recesiva que Brasil ya aplicó.

(*) Economista de la CTA

y diputado nacional electo

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