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 domingo, 07 de septiembre de 2003

Análisis
Con todos los escenarios abiertos

Mauricio Maronna / La Capital

La política santafesina es a la política lo que la música militar es a la música.

La orgía de boletas, nombres, candidaturas y dinero desparramado como el engrudo que chorrea por las paredes de las principales ciudades de la provincia convierte a las elecciones de hoy en un mapa indescifrable para los encuestólogos que, otra vez, resolvieron la cuestión de la manera más fácil: "empate técnico".

Cualquier libro sobre teoría política y los usos del poder resulta papel mojado a la hora de ponerlo en práctica en los comicios santafesinos, la frutilla de un poste desabrido, espolvoreado con denuncias de fraude, campañas sucias, apagones de ideas y ausencia casi absoluta de renovación dirigencial. ¿Propuestas? Casi ninguna.

Sin embargo, como cada contienda electoral, el voto de cada uno de los santafesinos, desde Teodelina hasta Gato Colorado, será el asfalto por el que transitarán los futuros cuatro años de la provincia.

Carlos Reutemann, Hermes Binner y Jorge Obeid se juegan hoy buena parte de su futuro político, aunque la política es la única actividad en la que nadie se jubila. El PS, por medio del intendente rosarino, olfatea lo cerca que está de destronar al justicialismo tras 20 años de gobierno y de colocar, por primera vez en la historia argentina, a un socialista en lo más alto de la pirámide de un poder provincial.

Reutemann podría recibir un espaldarazo electoral que ni él mismo esperaba hace dos semanas atrás, cuando se quejaba de que la gente no le reconocía el enorme mérito de haber sostenido las finanzas provinciales sin bonos basura, ni atrasos en el pago de sueldos y jubilaciones, en medio de la peor hecatombe económica de la Argentina. Si el Lole recibe casi el millón de votos que le pronostican llegará al Senado erigiéndose nuevamente en protagonista central de la política nacional. A menos que se vuelva a enamorar de la palabra "no".

Obeid tiene ante sí el enorme desafío de conservar el invicto peronista luego de haber publicitado junto a Néstor Kirchner su figura en afiches y spots. Las elecciones de hoy también serán un plebiscito respecto de su gestión anterior al frente de la Casa Gris.

Los tres son hombres honestos y austeros, que tienen en sus espaldas capacidad de gestión medianamente logradas.

Alberto Hammerly, el hombre de máxima confianza del titular de la Casa Gris, deberá rezar para que la tracción del hombre de Llambi Campbell le haga mover el amperímetro. Héctor Cavallero, otro dirigente laborioso y honesto, también será clave para que el PJ retenga la Gobernación, teniendo en cuenta que, con ley de lemas vigente, cada punto cotiza en oro.

El nerviosismo, los pulsos acelerados y la descarga adrenalínica de los candidatos a la Casa Gris se trasladan a Rosario, donde Miguel Lifschitz ruega que el corte de la boleta que lleva "Binner gobernador" no resulte medular, y el justicialismo (léase Norberto Nicotra y Marcelo Muniagurria) encomienda sus plegarias para que el ARI y Horacio Usandizaga dividan los votos urbanos.

Gane quien gane, desde el 11 de diciembre se comenzará escuchar hablar de la "gobernabilidad", un concepto clave para gestionar cuando las Cámaras legislativas no responden en forma monocolor al gobernante de turno. La veda impide (aunque esto depende de la honestidad intelectual de cada sujeto emisor) hacer lucubraciones de cuáles serán los resultados.

Sin embargo, el análisis no puede dejar pasar por alto dos ejes que ya se han escrito en esta columna: la mayor chance la tendrá el lema que haya jugado mejor en equipo, y utilizando al límite un reglamento amañado, como el del actual sistema electoral.

Los votantes parecen demandar más bienes terrenales que celestiales: estabilidad económica, empleo, honestidad pública, mejor educación, ciudades más seguras. Las elecciones de hoy son apenas un tránsito para que esas demandas sean satisfechas.

"Con demasiada frecuencia nuestros comicios son una carrera hacia lo más bajo, una competencia para ver quién puede hundir más al otro. Esto no es nada más que política estúpida", escribió el ex asesor político de Bill Clinton Dick Morris. La sentencia, esta vez, no resulta papel mojado para lo que fue la vulgar campaña electoral santafesina.

Luego de tanta denuncia, contradenuncia y estado de chicana permanente, sería bueno que después del cierre de los comicios los dirigentes demuestren estar a la altura de las circunstancias. Y que se haga la luz.

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La campaña fue vulgar, con chicanas y denuncias.

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