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 domingo, 07 de septiembre de 2003

[Personajes]
El Eternauta: la historia continúa
La gran creación de la historieta argentina retorna en una nueva aventura

Osvaldo Aguirre / La Capital

El Eternauta ha vuelto a andar. El personaje más conocido de la historieta argentina es el protagonista de una nueva obra, que acaba de aparecer con ilustraciones de Francisco Solano López y textos de Pablo Maiztegui.

"El Eternauta. El regreso" se presenta en tres fascículos y tiene como protagonista inicial a Martita, la hija del personaje, en una ambiciosa historia que se propone continuar la versión original.

La historieta comenzó a publicarse en 1957, en el primer número de la revista Hora Cero, escrita por Héctor Germán Oesterheld y dibujada por Solano López. Un hombre llamado Juan Salvo se presentaba entonces en la casa de Germán, un guionista de historietas, y le contaba la historia de una invasión extraterrestre.

La invasión comenzaba con una nevada que se abatía sobre Buenos Aires y mataba por simple contacto. El protagonista estaba entonces en su casa de Vicente López, con su mujer, Elena, y su hija, Martita, y un grupo de amigos con los que jugaba al truco. Este núcleo de personas comunes debía hacer frente al acontecimiento extraordinario.

El argumento procesaba por un lado referencias culturales de Oesterheld: la literatura y el cine fantástico (el tema de la invasión extraterrestre podía seguirse en numerosas películas de la época) y el relato de aventuras (la situación de Robinson Crusoe era traspuesta a otra circunstancia). Por otro, llevaba a su máxima expresión algunas de sus inquietudes centrales: la idea del héroe colectivo (en oposición a la figura convencional del héroe, impuesta por la historieta norteamericana) y la del personaje que viaja en el tiempo y en el espacio. Solano López, a su turno, plasmaba los rostros y los lugares de un espacio que el lector, fuera o no de Buenos Aires, reconocía como próximos y familiares.

La historieta se publicó hasta 1960, con gran éxito de lectores. El final era terrible: Salvo queda separado de su familia y de sus amigos, perdido y aislado, y venía a anunciar que la invasión tendría lugar en pocos años.

En mayo de 1969 el semanario Gente comenzó a publicar una nueva edición, esta vez con dibujos de Alberto Breccia. El relato original fue entonces reescrito por Oesterheld con mínimos retoques y una mayor precisión en los términos ideológicos. "Los grandes países nos tuvieron siempre atados de pies y manos. El invasor eran antes los países explotadores. Los grandes consorcios", dice uno de los amigos de Juan Salvo. El final de la historia fue adelantado porque el director de la revista decidió suspender la publicación.

En diciembre de 1976 la revista Skorpio dio a conocer una segunda parte. Oesterheld vivía en la clandestinidad, por su militancia en Montoneros, y trabajó la historia como una transparente metáfora de la insurrección, lo que molestó a Solano López. La historieta siguió publicándose, aún cuando el escritor, al igual que sus cuatro hijas, se convirtió en detenido-desaparecido durante la dictadura militar.

"Tomando en cuenta el orden numérico de realización -dice Solano López en el prólogo de la nueva obra- este sería el cuarto libro oficial del Eternauta. Pero en realidad yo lo considero el segundo, por eso se llama El Regreso. Es el regreso del Eternauta de la primera aventura". El dibujante y Maiztegui desarrollaron en 1997 otra aventura con el personaje. Se llamó "El mundo arrepentido" y apareció por entregas en la revista Nueva.


De vuelta en casa
Las relaciones entre "El regreso" y la versión original son explícitas. Solano López y Maiztegui comienzan por retomar el tema de la nevada en Buenos Aires: primero como pesadilla misteriosa que acosa a Martita y luego como circunstancia para presentar una ciudad que, si bien remite al presente, contiene presencias fantásticas. El tiempo ha transcurrido, y la hija de Juan Salvo estudia en el Instituto de Integración Interplanetaria.

El argumento retoma hilos que quedaron sueldos en la historia original. Martita se ha convertido en ahijada de un Mano (especie de gerente de la raza invasora, los Ellos), lo que responde a una pregunta que quedó abierta en el final de la primera parte (cuando Juan Salvo se convirtió en una criatura para siempre errante en el tiempo y en el espacio). Como se pronosticaba en las páginas apaisadas de Hora Cero, en 1963 los invasores iniciaron la ocupación del planeta en Buenos Aires.

La acción se sitúa en el estricto presente. Están por cumplirse cuarenta años de la invasión y el control alienígena es combatido por una resistencia, donde reaparece otro personaje logrado de la serie: Favalli, el científico aficionado que reflexionaba sobre el sentido de la historia y sacaba partido de su ingenio y conciencia práctica. El grupo -revival del equipo de amateurs lanzado a la gran aventura, idea que tiene el sello de Oesterheld- hace contacto con Martita y le envía un ejemplar del "Diario de la invasión" que, en la versión de 1957, escribía Heriberto Mosca, un historiador aficionado. La gran historia continúa.



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