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 sábado, 06 de septiembre de 2003

La reducción del precio de la materia prima desató una nueva ofensiva de los tamberos
El sector lechero vuelve al camino del conflicto
A pesar de la línea de negociación encarada por los gobiernos nacional y provinciales, los tamberos prometen medidas sorpresivas

Silvia Carafa / La Capital

Una brusca caída en el precio de la leche desactivó las relaciones en el sector lácteo. Argumentando sobreoferta del producto, la industria dio su propio paso, reduciendo valores y anunciándolos a mes vencido. La medida alineó a los tamberos en un virtual frente de tormenta aunque todavía nadie rompió lanzas para preservar la Mesa Nacional de Política Lechera. Por su parte el Comité Federal de Lechería abogó esta semana por demarcar los andariveles para que transite el conflicto. Pero los productores van por más, quieren una política lechera que defina la forma de fijar los precios y que regule la oferta.

Los tamberos asumen que están en un punto de quiebre del mismo proceso que en marzo del 2002 eclosionó con la movilización del sector frente a las puertas de las industrias. A pesar de la borrasca esperan una reunión con el CFL para la implementación de los cinco puntos dispuestos por el organismo que integran la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos de la Nación, y los Gobiernos de las Provincias de Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires, Entre Ríos y La Pampa.

Los productores no desestiman las señales enviadas para destrabar el conflicto, pero aspiran a diferenciar cantos de sirena que aún los dejan con asignaturas pendientes. Por ejemplo, no se completó el registro de tambos, ni se cumplió un acta acuerdo de marzo a través del cual la Nación y las provincias se comprometían a contribuir para recuperar el precio terminal del producto. En el caso de la provincia de Santa Fe todavía esperan un crédito para los tamberos afectados por los problemas hídricos.

El conflicto está instalado fuertemente, aseguraron en las bases de la lechería, a pesar de la idiosincracia y las ocupaciones que caracteriza a estos productores. Por eso apuestan a preservar el ámbito generado por la Mesa Nacional de Política Lechera que nuclea a tamberos, industrias y representantes de los gobiernos de las provincias de Buenos Aires, Córdoba, La Pampa, Entre Ríos y Santa Fe. Aunque sienten que las expectativas puestas en ese escenario no fueron correspondidas por parte de la industria que no anticiparon las señales negativas y actuó en forma individual y retroactiva a espaldas del conjunto.

Con el argumento de la sobreoferta del producto la industria redujo en forma unilateral el precio de la leche con una figura retroactiva que encendió el ánimo de los tamberos. Además, pasó por alto una tregua propuesta el 23 de junio por los productores que ofrecían herramientas alternativas a la contracción de los 50 centavos/litro que venían cobrando. "Nosotros entendemos que no existe tal excedente lo que hay es un reposicionamiento de algunas industrias en el mercado interno y lo que se sobreoferta es queso, producto que actúa como termómetro para la fijación de precios", explicó Roberto Socin, presidente de la Mesa de Productores de Leche de la provincia de Santa Fe.

"Estamos convencidos de que la competencia en la industria debe existir, pero no a costa de los productores", acotó Socin. Además dijo que a fines de julio, el sector que representa elevó al titular de Agricultura, Miguel Campos, una serie de medidas paliativas de implementación pendiente.

Entre ellas, la eliminación de la retención 5% para que la industria no sobreoferte en el mercado interno, y una estrategia de compra de leche por parte del Estado, que absorbe del 5 al 7,5% de la producción nacional; rol que aplicado en forma eficaz podría descomprimir los desajustes estacionales de la actividad lechera.

Pero no fue el único esfuerzo por sortear la coyuntura. Dos semanas atrás, en la ciudad de Santa Fe y frente al arco completo de la cadena lechera, los productores propusieron 90 días para que las partes se expidan sobre los puntos estructurales del problema: sistema de fijación de precios y de planificación de la oferta de leche. En el caso de no existir consenso, un tercero laudaría para definir el procedimiento. Tampoco prosperó una propuesta pluntual para superar la retracción de precios planteada entre junio y agosto, con un reajuste en septiembre para los litros excedentes.

"A un año y medio de trabajo tenemos implementadas muchas cosas que se pueden llegar a implementar, tenemos definido que hablamos de leche de referencia, que el análisis se hará fuera de las industrias y una liquidación única para todo el país", explicó Socín. Además, destacó el carácter complejo de la actividad lechera y su relación directa con factores como el tiempo y los requerimientos.


Animos caldeados
Para José Luis Gerasi, productor lechero del sur santafesino, los tamberos están a tiempo para dar el salto hacia la agricultura en busca de alternativas más rentables. "Los ánimos están alterados, estamos produciendo sin saber cuánto nos van a pagar", definió. Además, dijo que el hecho de no conocer el precio final impide manejar la estructura de costos, donde la alimentación del ganado y la mano de obra tienen la mayor incidencia. Dentro de la alimentación, los balanceados y los concentrados proteicos se llevan la mayor parte y son de pago contado.


Un camino sin retorno
"No cualquiera puede ser tambero, esto se hace por distintas cuestiones pero siempre por vocación, pero si nos siguen presionando nos vamos", dijo Gerasi. En la misma dirección, Ariel Vicente Piñeiro, productor lechero de la cuenca Villa María, y miembro de Productores Autoconvocados, señaló que la industria "pivotea" sobre esa motivación para tomar sus decisiones unilaterales, que devienen en un efecto arriesgado: se está matando a la lechería. "La leche es el único producto en la sociedad capitalista, que su fabricante se entera lo que vale después que otro lo consumió; es como si pagáramos un auto después de haberle hecho 120 mil kilómetros", ironizó Piñeiro.

Según Piñeiro la salida del tambo en busca de otra rentabilidad suele ser un camino sin retorno. "Un tambo es una inversión muy grande, sólo cien vaquillonas a parir cuestan 140 mil pesos, es muy difícil volver, con menos de 250 hectáreas ya queda afuera del sistema", describió. Además señaló que la explotación lechera requiere un manejo especial que tiene un alto requerimiento nutricional, que genera un costo importante de insumos y medicamentos que están ligados al precio de los cereales o el dólar.

Para Angel Temporetti, productor lechero del sur santafesino, el tambo es una explotación intensiva que utiliza numerosa mano de obra y el cierre de los establecimientos agudiza el éxodo rural que ya es preocupante. A modo de ejemplo, la lechería tiene un puesto de trabajo cada 50 hectáreas contra las 500 que ofrece la agricultura. Además, dijo que es necesario desarrollar una política comercial láctea activa que no quede sólo en manos de las empresas, y que se debe aumentar la exportación como alternativa.

Según los productores, la lechería entró en una curva descendente si se toma como referencia los 10 mil millones de litros del año 1999 y los 6 mil millones proyectados para el 2003. En este escenario móvil hay otro ingrediente paradójico, la importación de leche por parte de las mismas industrias que hablan de sobre oferta.

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La crisis de los tamberos no tiene fin.

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