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 domingo, 24 de agosto de 2003

Piden la citación de guardias por dudosa muerte de un preso
Denuncian que el Servicio Penitenciario encubrió irregularidades en Las Flores

Los padres de Diego Sequeira, el joven que apareció muerto en la cárcel de Las Flores el 2 de abril de 2000, solicitaron al juez que investiga su muerte que cite a prestar declaración indagatoria a los miembros del Servicio Penitenciario (SP) que, según testigos, asesinaron al preso cuando estaba recluido en su celda de castigo. El pedido, patrocinado por la abogada Patricia Hidalgo, fue presentado un día después de que se conociera el resultado de una pericia forense según la cual el preso no se suicidó sino que fue asfixiado y colgado post mortem en medio de presuntas maniobras para presentar el caso como una muerte autoprovocada.

"Esto puede causar un escándalo en el Servicio Penitenciario porque todo el personal de guardia el día del hecho continúa trabajando normalmente, incluso quienes están procesados por el caso. Lamentablemente este descubrimiento lleva a estigmatizar a todo el personal cuando muchos miembros de la fuerza son inocentes. Y esta injusticia es consecuencia de la política corporativa con que reacciona la institución ante estos casos", sostuvo Hidalgo, actora civil en la causa que investiga el juez santafecino Dardo Rosciani.

Sequeira, de 21 años, estaba detenido por un robo a un mercado en una celda individual de la cárcel de Las Flores. El muchacho apareció colgado y con marcas de golpes en su cuerpo quince días después de que denunciara judicialmente su temor a sufrir represalias de parte de los vigiladores.

De acuerdo con las pericias, los golpes los había recibido tras un altercado con la guardia de la mañana pero su muerte se produjo horas después, a las 17, cuando ese personal ya había sido relevado por el del turno tarde. Por eso el magistrado desdobló la causa: en una de ellas procesó por el castigo provocado a Sequeira a los guardiacárceles José María Robledo, Luis Holzinger, Adrián Alejandro Cuello y Omar Javier Gómez. Por otro lado continuó con la investigación de "su muerte", que el viernes pasado dio un vuelco fundamental al incorporarse una pericia que avaló la hipótesis de un asesinato.

El estudio, practicado en forma conjunta por el médico forense de Rafaela Rodolfo Arancibia y el perito de parte Florencio Carlos Castoldi, concluyó que Sequeira falleció por "asfixia mecánica, estrangulación compatible con variedad manual y/o combinada, descartándose la etiología autoprovocada".

Según Hidalgo, del análisis que hicieron los peritos sobre todo el material acopiado en el expediente, estudios previos y fotos, surge que Sequeira habría sido estrangulado primero con un lazo y luego en forma manual para ejercer mayor presión. "En las fotos ampliadas se observan las marcas de las huellas de los dígitos sobre el cuello de Sequeira. El estudio establece que fue necesaria una presión de más de 40 kilos para provocarle la rotura del hueso tricoides, que es lo que finalmente le causó la muerte".

Si bien el juez Rosciani relativizó el resultado del estudio al advertir que "corresponde profundizar la investigación" antes de catalogar el caso como un crimen, fuentes de la causa revelaron que ya tiene en sus manos un pedido de los padres de Sequeira para imputar de homicidio a los custodios que estaba de guardia durante la tarde, sindicados por tres testigos clave como autores del asesinato. Sus identidades no trascendieron pero estarían señalados con nombre y apellidos en el expediente por parte de los testigos, otro detenidos para quienes la abogada pidió protección ya que continúan en prisión.

El informe de los forenses se basó, entre otros elementos, en el sumario interno que el propio SP elaboró sobre el caso. Según Hidalgo ese material fue esencial para demostrar que "se montó una red de encubrimiento" para simular un suicidio. De hecho, según la letrada, en una de las primeras fotografías del cadáver se observa en un rincón el lazo con el que el preso habría sido asfixiado en primer término.

Otro punto llamativo es que, según los peritos, las letras escritas con sangre halladas en una de las paredes no se corresponderían con la caligrafía de Sequeira. La leyenda decía "un sacrificio por ..." y habría sido copiada de una inscripción en el techo que hacía referencia a un grupo de rock.

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