Investigan brutal agresión en Presidente Quintana al 2100

Balearon a un nene de 2 años en un enfrentamiento entre delincuentes

Recibió el impacto en la cabeza y se encuentra en estado desesperante. Se ignora quién hizo el disparo

Un nene de dos años y diez meses recibió un balazo en la cabeza al quedar atrapado en medio de una pelea entre delincuentes en la zona sur de la ciudad. El chico, que permanecía ayer en estado de coma farmacológico crítico, es nieto de un hombre que fue asesinado hace ocho meses en un confuso tiroteo.

El episodio ocurrió en Presidente Quintana al 2100 y presenta para la policía muchas aristas oscuras. Al parecer no habría testigos directos y todo lo que se conocía del caso eran versiones extraoficiales. Una bala perdida o un enfrentamiento entre delincuentes eran las dos hipótesis más fuertes. Esta última parecía tener más sustento de acuerdo a los datos recabados. Por eso dos menores de edad que tienen antecedentes penales, uno de ellos apodado Naña eran buscados intensamente, aunque ayer a la tarde nadie podía afirmar, si es que realmente estuvieron involucrados, cuál de ellos fue el autor del disparo.

Todo sucedió en la medianoche del viernes al sábado. Viviana Rodríguez, de 19 años, su hijo Agustín, de 2, y su familia viven en Presidente Quintana 2175, donde tienen un negocio de granja. El lugar es una villa miseria donde, según dijeron vecinos, reina la inseguridad. "Acá los pibes andan armados hasta para salir a bailar", graficó un habitante de la zona.

Viviana estaba detrás del mostrador de la granja, a punto de cerrar. En un segundo, Agustín pasó caminando detrás de ella y salió a la calle. Desde ese momento hasta que se escuchó el primer estampido pasaron unos instantes. Una primera detonación sobresaltó a la chica y la segunda ya la asustó aún más. Los disparos están a la orden del día en la villa, pero de noche y los fines de semana parecen escucharse más. Por eso, y con la criatura en la calle, Rodríguez salió a la vereda. Pero apenas traspasó la puerta se encontró con el Naña, un conocido del barrio, que tenía en brazos a la criatura ensangrentada.

"No se qué pasó", aseguró Viviana a La Capital. "Cuando vi al nene lleno de sangre me lo cargué encima y me fui corriendo para Oroño pidiendo auxilio. Lo único que sé es que lo tenía en brazos el Naña, pero nada más porque salí corriendo para el hospital", contó la joven y abatida madre luego de recibir un informe desalentador en la sala de cuidados intensivos del Hospital de Niños Víctor J. Vilela, donde los médicos tratan de salvarle la vida a Agustín.

Fuentes del nosocomio dijeron que la criatura ingresó con un proyectil alojado en el cráneo que le había ingresado por encima de la ceja derecha. "Al principio estaba lúcido, lloraba en los brazos de la madre. Pero minutos después comenzó a descompensarse hasta deprimirse neurológicamente", indicó un vocero. La tomografía computada que le realizaron determinó que la bala literalmente había cruzado el cerebro y quedó con la punta tocando la parte trasera del cráneo.

"Está muy grave y su pronóstico es reservado. Se lo operó y hubo que conectarlo a un respirador. Ahora está en coma farmacológico", manifestó uno de los médicos que lo atienden.

El caso es investigado por la seccional 15ª y la Agrupación Unidades Especiales de la Unidad Regional II. Un vocero policial admitió que no está del todo claro por qué comenzaron los disparos. "Ya tenemos una pista para ubicar al menor que tenía al chico en brazos y se lo entrega a la madre. Creemos que debe saber algo", contó un oficial. Una hipótesis primaria de lo sucedido se enmarcaría en una vieja deuda que Naña tendría con otro delincuente de la zona. Al parecer Naña vivió un tiempo en la villa de Oroño y Quintana, pero hace unos meses se había mudado.

De acuerdo a esa versión extraoficial, el muchacho, que estuvo detenido en la 15ª, apareció el viernes a la noche por el barrio. "No descartamos que se haya encontrado con alguien que le reclamó algún pago", apuntó un comisario, siguiendo la línea del ajuste de cuentas.

El pequeño fue baleado al salir de su casa.