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 domingo, 24 de agosto de 2003

Condenado a ocho años por abusar durante tres años de su hija

Un juez condenó a ocho años de prisión a un hombre de 52 años que durante tres años abusó sexualmente de su hija en su casa de Villa Constitución, hasta que la joven cumplió 14 años y se atrevió a denunciarlo en un juzgado de Menores con la ayuda de una hermana mayor.

La víctima, Laura L., de 14 años, vivía con sus padres, una hermana de 12 años y un nene de 3 que dormían en una misma habitación, mientras que ella lo hacía sola en un cuarto contiguo. La madre de la víctima era alcohólica y por ese motivo se iba de la casa durante uno o dos días hasta que era regresada por la policía.

Para el juez de Sentencia rosarino Luis Giraudo, las características del grupo familiar que integraba la chica la hacían más vulnerable a sufrir un delito de este tipo: "Las condiciones socioeconómicas, la figura materna desplazada por su inclinación al alcoholismo que la llevaba a alejarse del hogar, hicieron que Laura, por ser la hija mayor radicada en el lugar, se ocupara no sólo de la casa y el cuidado de sus hermanos menores sino que también cumpliera el rol de mujer del imputado, sin necesidad de que éste presentara disfunciones psicológicas", sostuvo en el fallo.

El 30 de mayo de 2000, la joven se presentó en el juzgado de Menores de Villa Constitución acompañada por Elisa, una hermana mayor de edad que se había ido de la casa, según dijo, porque su padre la manoseaba. Allí Laura contó que desde 1997, siempre a la madrugada, su padre salía del dormitorio, ingresaba a su pieza y comenzaba a acariciarla. La joven denunció que en una ocasión la sometió a un simulacro de acto sexual, aunque nunca llegó a penetrarla. "Yo le decía que se fuera y ponía una caja atrás de la puerta para que no volviera a entrar", reveló la menor.

La joven le había contado el episodio a su hermana menor y ésta a su vez lo transmitió a la que vivía fuera de la casa. Por recomendación de su psicóloga, Elisa acompañó a su hermana a hacer la denuncia y manifestó que ella también había atravesado situaciones parecidas en la adolescencia.

Otras señales de que Laura estaba atravesando una situación traumática las percibió su tutora escolar, quien a partir de ese año advirtió cambios en su comportamiento: la joven se aislaba, se negaba a ir a la escuela y tenía sentimientos de vergüenza y culpa. Los trastornos que los abusos le dejaron a la menor fueron constatados por un grupo de psicólogos forenses.

Todos estos elementos llevaron al juez Giraudo a condenar al imputado a ocho años de cárcel por encontrar "indiscutiblemente veraz" el relato de la chica, quien según su apreciación no se animó a denunciarlo antes porque no contaba con la ayuda de un adulto. El fallo sostiene que el hombre abusó de Laura aprovechándose de su inmadurez sexual y valiéndose de la situación de convivencia, actos que se consideran agravados por el vínculo entre ambos.

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