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 domingo, 24 de agosto de 2003

El neumonólogo Aquiles Roncoroni propone el uso terapéutico del cannabis
"La marihuana ha sido víctima de una actitud moralizadora"
El especialista propone su consumo en tratamientos de cáncer y sida

Laura Vilche / La Capital

"La marihuana ha sido víctima de una actitud moralizadora". Quien asegura esto no es un consumidor de cannabis, sino el neumonólogo y profesor emérito de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Aquiles Roncoroni. El médico que instaló la primera sala de terapia intensiva en la década del 50 cuando la polio se apoderó de centenares de chicos argentinos, propone usar terapéuticamente la marihuana. "No sólo alivia las náuseas y vómitos de la quimioterapia -asegura-, sino que estimula el apetito en los enfermos de sida y es menos nociva que la morfina cuando se trata de calmar el dolor. Además, no provoca muertes como el tabaco y el alcohol, dos drogas legales".

Roncoroni dialogó anteayer con La Capital antes de disertar en la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Invitado por la Asociación de Reducción de Daños de la Argentina se debatieron allí aspectos científicos y político legislativos del uso terapéutico de la marihuana.

-¿Por qué usted propone medicar con marihuana cuando hay otros fármacos que cumplen los mismos efectos terapéuticos?

-Por los efectos secundarios que acarrean. Contra los vómitos y las náuseas de la quimioterapia se usa el Marinol y una sustancia hormonal, aún más activa, denominada Magestrol, que provoca impotencia. Luego están los opiáceos, más efectivos que la marihuana, pero que hacen retener líquidos, provocan constipación y depresión respiratoria. La marihuana, entonces, no sólo es pertinente en tratamientos de cáncer y sida, sino que por su efecto psicoactivo (alucinatorio y potenciador de la percepción) aplaca la ansiedad y seda, es moderadamente estimulante para enfermos en situaciones críticas. También se la ha usado para calmar el dolor de la esclerosis múltiple. Ahora bien, no nos equivoquemos, creo que siempre hay que recetar las drogas que la experiencia médica ha probado antes que usar la marihuana, pero pregunto: ¿Por qué puedo recetar un opiáceo o morfina -la droga más adictiva del 1900- y no marihuana, que crea menos adicción y tiene menos efectos secundarios?

-¿Y qué le contestan?

-Nadie me contesta porque en general quienes prohíben la marihuana no son médicos, sino políticos. Y los políticos no funcionan en base a razonamientos, sino a votos. Hay que dejar el tema de la marihuana en manos de la ciencia, ni de políticos, ni de policías.

-¿En qué países y con qué presentaciones médicas se la administra?

-En Estados Unidos en forma de comprimido sintético y en Inglaterra se está comenzando a usar vaporizada. En Bélgica y Holanda se permite su venta en farmacia por receta médica.

-En Argentina se está muy lejos de eso.

-Muy lejos, porque los moralistas argentinos le han dado muy mala prensa. Hay gente que teme que por estudiar sus efectos médicos uno esté mandando un mensaje contraproducente a los jóvenes. Yo les aseguro a los padres, tan asustados porque sus chicos lleguen a consumir marihuana, que el cannabis no mata, en cambio el tabaco y la cerveza, que los adolescentes consumen en grandes cantidades, sí.

-¿Por qué cree, entonces, que se le teme más?

-Porque el tabaco, a diferencia de la marihuana, no provoca cambios de carácter y es legal y se paga impuesto por él. Ahora bien, ¿qué me dicen de la adicción? La nicotina es la droga más adictógena que se conoce, mucho peor que el opio, la marihuana, la morfina y el alcohol. El 80 por ciento de la gente que fuma tabaco se queda enganchado, con la marihuana sólo el 15 por ciento. Y en cuanto al cambio de carácter, observen qué pasa con alguien que bebe unas cuantas copas de alcohol. También cambia el carácter. Todo depende de las dosis, por supuesto, ya que no es lo mismo una copa de vino que un litro.

-¿Entonces están demonizando a la marihuana?

-Por supuesto. En una época las víctimas fueron los cristianos, en otra la religión reformada, después los judíos con Hitler y Stalin. La humanidad siempre busca algo externo que explique sus trastornos. Y además, los que se oponen a su uso médico mezclan todo. Hablo de marihuana y me retrucan con la cocaína, la heroína. Yo no hablo a favor de ellas. Una cosa es la cocaína, que produce estimulación y violencia, y otra la marihuana. Fíjese en los hippies, ellos podían ser algo promiscuos, pero de violentos no tenían nada.

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El profesor emérito de la UBA:

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