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 domingo, 17 de agosto de 2003

Condenaron a un comisario por una extorsión
Chantajeaba a un comerciante de Alvear. Recibió una pena de dos años de prisión en suspenso

El ex jefe de la subcomisaría de Alvear, comisario Domingo Jesús Sosa, fue condenado a dos años y seis meses de prisión en suspenso, otros dos años de inhabilitación especial para ejercer cargos públicos y el requisito de fijar residencia y permanecer a disposición de un patronato por extorsionar a un comerciante a quien requirió 50 pesos a cambio de no cerrarle el negocio. Sosa fue apresado en medio de un operativo montado por sus pares de la Dirección de Asuntos Internos, que lo filmaron cuando el denunciante le entregaba un billete marcado. Cuando iban a esposarlo escapó a toda velocidad y lo detuvieron tras una persecución, ya sin el billete en sus manos.

-Aguantame. No me hagás allanamiento, ni me digás que me vas a meter en cana.

-Pero vos no me estás cumpliendo, ¿viste?. Yo cumplo con vos.

Ese fue el diálogo que mantuvieron el jefe policial y la víctima de la extorsión la noche del 24 de noviembre de 2001, a las 20:35, en una estación de servicios de San Martín y Guereño de Villa Gobernador Gálvez. El comisario ignoraba que el comerciante llevaba oculto un micrófono que grabó la charla y que, a metros de su auto, otros hombres de civil filmaban el procedimiento. Esa conversación resultó "por demás demostrativa" para los jueces de la Sala Tercera de la Cámara Penal, que la consideraron una "cabal demostración de cuál era la conducta que tuvo (Sosa) para con la víctima".

Los camaristas confirmaron el fallo del juez de Sentencia José María Casas, que en el mes de febrero pasado le impuso una condena a prisión condicional por tentativa de extorsión. Inicialmente le habían imputado, además, el delito de exacciones ilegales, del cual luego fue absuelto.

El procedimiento se inició con la denuncia que en noviembre de 2001 presentó el titular de un taller mecánico en el juzgado de Instrucción Nº 9 a cargo de Carlos Carbone. Allí aseguró que unos tres meses atrás el responsable de la subcomisaría 8ª de Alvear había inspeccionado su negocio y amenazado con cerrarlo por carecer de la documentación de algunos vehículos si no aportaba unos 50 pesos mensuales. A cambio de ese dinero le permitieron seguir trabajando.

Sólo que las contribuciones fueron cada vez menos espaciadas y el hombre, según denunció, le dijo al comisario que ya no estaba en condiciones de pagar. Tras ello recibió un allanamiento en su negocio en busca de dos garrafas robadas y la amenaza de que esas medidas continuarían si no abonaba lo pactado.

Con la denuncia en sus manos, los investigadores judiciales y de Dirección de Asuntos Internos armaron el operativo para registrar pruebas de la extorsión. Sosa recibió a la víctima sin bajar de su auto. En el momento en que la comitiva policial se acercó a detenerlo, en forma imprevista aceleró el auto y escapó del lugar. Cuando lo detuvieron le secuestraron un fajo de casi 600 pesos compuesto de dólares y pesos de baja denominación. Pero no tenía el billete marcado.

De esta cuestión se aferró la defensa del policía para plantear que el delito no se encuentra acreditado, algo que según el juez Casas se pudo deber a que el dinero fue devuelto al denunciante o a que el policía logró desembarazarse del billete en el camino. Y puso en duda la veracidad de la denuncia porque el dueño del taller contaba con antecedentes penales. Para los camaristas que dieron resolución definitiva al caso, esa era justamente una característica que lo hacía vulnerable a sufrir intimidaciones.

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