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 domingo, 17 de agosto de 2003

Debutó en el torneo de Primera B con un ajustado triunfo ante Flandria. Cela Ruggieri, el gol charrúa
Central Córdoba ganó con lo justo

Domingo Celsi / La Capital

Por culpa de sus propios errores, Central Córdoba tuvo que esperar casi hasta el cierre del partido para iniciar su campaña en el torneo de Primera B con una victoria. Ante un equipo limitado como Flandria, los dirigidos por Oscar Santángelo repitieron viejas falencias y, tan sólo por eso, sus hinchas debieron esperar hasta el minuto 87 para gritar el primer gol del campeonato y festejar una victoria que tal vez les sirva para ir corrigiendo defectos y poner en la cancha al verdadero equipo (el que terminó jugando parece ser el ideal) para encarar un torneo tan difícil como este.

En los primeros cuarenta y cinco el partido invitaba a la siesta. Los charrúas, al igual que en muchos encuentros del torneo pasado, carecieron de conductor y esto, sin dudas, fue clave para que los canarios no tuvieran demasiado trabajo en defensa. La intrascendencia de Petrovelli hacía que Córdoba no lograra manejar un cotejo que desde afuera parecía sencillo. Ante la escasa predisposición de Petrovelli para hacer jugar a sus compañeros, Córdoba se iba diluyendo y el partido iba metiéndose en el terreno que los de Santorelli pretendían. Así, el primer capítulo se fue sin emociones y sembrando un montón de dudas entre los hinchas del Matador.

Aunque tuvieron que pasar varios minutos, Córdoba mejoró en el complemento y sin dudas en ello mucho tuvo que ver el ingreso de Fabián Pérez. Garequita (que increíblemente estuvo en el banco) que mostró ser un jugador criterioso, capaz de jugar de primera y buscar siempre al compañero mejor ubicado, fue uno de los responsables de la levantada del equipo. A partir de su ingreso, Panchito Fernández y Cela Ruggieri también empezaron a mostrar lo suyo y Córdoba fue acumulando méritos hasta alcanzar la apertura del marcador.

Cuando los canarios apostaban a dejar pasar el tiempo y en Córdoba aparecían signos de desesperación, por no poder concretar las chances que se le presentaban, Mainetti le puso la mano a centro de Cristián Vella y D'Amico, en uno de sus pocos aciertos de la tarde, marcó el penal que Cela Ruggieri cambió por un gol que terminó siendo el de la victoria.

Córdoba arrancó ganando, pero más allá de la importancia del triunfo, Santángelo sabe que no va tener una semana sencilla. Las bajas actuaciones de algunos de sus jugadores lo harán replantear el futuro y seguramente lo obligarán a realizar las variantes necesarias en beneficio del equipo más allá de sus preferencias y su defensa de nombres que hasta el momento no han justificado su permanencia entre los titulares.

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Ezequiel Petrovelli volvió a jugar mal.

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