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 domingo, 03 de agosto de 2003

Se llevan un auto en el que iban 15 sacas con plata del transporte urbano
Emboscada y robo de 45 mil pesos recaudados de tarjetas magnéticas
En Santa Fe y Maipú, interceptaron a un servicio que iba al Banco Municipal. Al custodio policial le quitaron el arma

Eduardo Caniglia / La Capital

Audaz e impactante en su concreción, el atraco también había sido planificado con rigor. El Fiat Uno que llevaba la recaudación recogida de máquinas expendedoras de tarjetas magnéticas avanzaba por el centro rosarino y era el blanco elegido por tres hombres. El auto estaba a punto de terminar con su rutina cuando un Peugeot 504, en la esquina de Santa Fe y Maipú, se interpuso en su camino. Con la velocidad de un rayo, dos de los maleantes que esperaban combinados con el que manejaba el 504, se introdujeron en el rodado de la empresa transportadora y desaparecieron con un suculento botín: 45 mil pesos. A pie en la calle, el chofer del transporte y el policía que lo custodiaba sólo pudieron mirar con resignación cómo los hampones se marchaban con el Fiat Uno y el dinero.

El viernes a las 20.30, el auto de la empresa Transbank SA llevaba la plata colectada en un área de expendedoras de tarjetas hacia una de las sucursales del Banco Municipal de Rosario. El rodado era guiado por Alberto Bernal, de 44 años. A su lado viajaba el sargento Mario Aguero, de 53 años. El policía estaba uniformado y cumplía un servicio adicional. Su trabajo es rutinario: "La persona encargada de los comercios coloca la plata acumulada en varias bolsas y el empleado del transporte las guarda dentro de una saca y la precinta. Pero no sabe cuánto dinero se lleva", explicó una fuente policial de la investigación.

Este trabajo se realiza regularmente dos veces al día en el mismo horario y el trayecto es siempre el mismo, aunque las personas a cargo del traslado del efectivo son diferentes.

El Fiat Uno no tiene asientos en la parte trasera y allí Bernal había cargado las quince sacas con los 45 mil pesos. El chofer enfiló por San Luis y dobló por Maipú. Recorrió una cuadra y cuando llegó a la esquina de Maipú y Rioja lo detuvo la luz roja del semáforo. A la par del transporte el conductor de un taxi esperaba la onda verde. Y detrás se movilizaba un Peugeot 504 de color blanco en el que viajaban dos muchachos.

De los tres vehículos, el taxi fue el primero que se puso en marcha. Bernal intentó pasarlo, pero no pudo. Ya el Peugeot había ganado la delantera y le obstruía el paso. Fueron en vano los esfuerzos del chofer de Transbank para moverse.

Los dos vehículos recorrieron 200 metros en esa posición hasta el cruce de Maipú y Santa Fe. Allí la luz verde del semáforo indicaba que tenían el paso permitido, pero los ocupantes del Peugeot frenaron. Bernal hizo luces para que le permitan avanzar pero fracasó nuevamente. Al empleado de Transbank sólo le faltaba recoger el efectivo de la caseta de San Martín y Santa Fe para depositar después el dinero en el Banco Municipal a unos metros de allí.

Dos muchachos morochos, de pelo oscuro y vestidos con campera con cuello polar estaban parados sobre la vereda resueltos a entrar en acción. Corrieron hacia el Fiat Uno: uno abrió la puerta del lado del chofer y su socio la otra. A punta de pistola, Bernal y el policía fueron obligados a bajarse del auto. No habían tenido tiempo de reaccionar cuando ya estaban en el suelo empujados por los malhechores. Al suboficial le quitaron su arma reglamentaria.

Enseguida los ladrones se subieron al Fiat Uno y se esfumaron con el botín por las calles del centro rosarino, aunque antes debieron sortear un obstáculo en su alocada carrera. Cuando llegaron a la bajada Sargento Cabral y Urquiza chocaron con un taxi. El accidente no fue importante y los maleantes sólo tuvieron que subirse al Peugeot 504 que venía detrás guiado por un cómplice para continuar el escape.

En la puerta del Banco Municipal habían quedado Bernal y Aguero. Sólo pudieron dar cuenta del atraco en la entidad crediticia y denunciar el robo a la base de operaciones del Comando Radioeléctrico.

Anoche, los investigadores no tenían pistas sobre los autores del asalto, aunque analizaban las huellas encontradas en el Fiat Uno.

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Los ladrones robaron el Fiat y después chocaron.

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