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 sábado, 02 de agosto de 2003

Hay una ley que establece los contenidos mínimos pero persisten los tabúes y la poca formación de los docentes
El camino de la educación sexual en el aula
La educación sexual sigue siendo un tema polémico. Cómo se trabaja y cuáles son las falencias

Fabiana Monti / La Capital

La educación sexual en las escuelas sigue siendo un tema controvertido y a pesar que a nivel provincial existe una ley que establece los contenidos mínimos a tratarse por cada nivel, su implementación depende más de la voluntad y compromiso de los docentes que de proyectos institucionales acordes a las circunstancias. La principal dificultad que aparece es cómo abordar esta problemática contemplando las distintas escalas de valores que conviven sobre el tema y, sobre todo, sortear los tabúes que persisten a nivel social.

Si bien la sexualidad nos constituye como seres humanos, su tratamiento en el ámbito educativo todavía es un "agujero negro" que muchos docentes deben atravesar cuando surge algún emergente como un embarazo de una alumna o algún caso de abuso sexual.

Andrea Pacífico, jefa del departamento de Programación y Desarrollo Curricular de la cartera educativa santafesina, señaló que existe la ley provincial Nº 10.947 que establece los contenidos mínimos a dictarse en cada uno de los niveles. Sin embargo, la realidad de las escuelas indica que si bien se ha avanzado en los últimos tiempos, el tema se toma desde perspectivas recortadas y en otros casos, tangencialmente dentro de materias como biología o formación ética y ciudadana.

En rigor, los capacitadores observan que persisten muchos tabúes sobre la sexualidad, no sólo entre alumnos en todos sus niveles, sino también en los docentes que no están preparados para tomar el tema.

"La principal brecha que existe entre la ley y la realidad de las escuelas, es la formación. No es que los docentes sean esquivos al tema sino que muchas veces no tienen herramientas para enfrentar la problemática", indicó María Elena Gasó, psicóloga del equipo de capacitación del Instituto Santísimo Rosario, que todos los años realiza seminarios sobre el tema.

En ese sentido, el tratamiento de la sexualidad depende en mayor medida de la decisión institucional de cada escuela y de la voluntad de los docentes que se encuentran a diario con la problemática, que a políticas educativas diseñadas al respecto.

"Se ha avanzando en el tema pero todavía no tanto como hace falta", señaló Gasó y agregó: "Todavía persiste la idea de que la sexualidad tiene que ver sólo con la genitalidad y esto hace que cuando se quiere hacer algo al respecto, se ocupen de lo que sucede en las edades como la pre-pubertad y pubertad".

"El tema de la sexualidad en las escuelas entró de la mano del sida, es decir de la mano de una enfermedad de trasmisión sexual y no del lado de la vida, de los afectos o del placer", apuntó Mónica Evangelisti integrante del área de educación del Programa Municipal de Sida (Promusida). "Durante un corto plazo, programas provinciales como el Lusida hicieron un fuerte trabajo de capacitación con los docentes pero esto no se tradujo en un trabajo posterior en las escuelas". agregó.

"Se reduce la sexualidad en términos de transmisión de las partes anatómicas, del ciclo menstrual o la anticoncepción que es parte de la sexualidad, pero sin incorporar aspectos como el deseo, la atracción, el reconocimiento del otro, que hace a un campo más complejo de las atracciones, de las emociones que se ponen en juego", añadió Eduardo Bertolino, psicólogo del Promusida.

En ese sentido, los capacitadores hicieron hincapié que son muchas las preguntas que los chicos tienen sobre el tema y también es continuo el bombardeo de información, sobre todo en los medios de comunicación, lo que genera mucha confusión al respecto.

"Información hay y mucha pero no es todo. Es necesario tener el espacio para poder apropiarse y resignificarlo de acuerdo a tu esquema de vida, tus pautas, tus valores. La sexualidad no se educa se construye", opinó Evangelisti y agregó: "Si bien la familia es la principal educadora, la escuela debería ser el espacio para poder pensar los discursos que circulan sobre el tema".

Precisamente la relación escuela y familia es una de las aristas más complicadas porque entran en juego una diversidad de valores que deben ser acordados antes de trabajarse en el aula. "La inclusión de los padres depende de cómo estén integrados en la comunidad educativa", indicó Bertolino.

Desde su punto de vista, otros de los prejuicios que existen sobre el tema, es la legitimidad de la sexualidad femenina. "Es otro aspecto en el que todavía se tiene que avanzar. Vivimos en una sociedad con un fuerte componente machista. Por eso hay que trabajar que en cada encuentro sexual se plantea un otro, quién es, qué le gusta. Si no se lo toma como algo mecánico", indicó.

Otro punto complejo del tema de la educación sexual en las escuelas es la capacitación de los docentes al respecto. "Las escuelas que la han implementado, la han realizado por su cuenta. El ministerio no participa. Hace falta que se conozca", señaló Claudia Mauri, tallerista de la Escuela Nº1.080, donde desde el año 92 comenzaron a trabajar en educación sexual. "Primero los docentes comenzaron a capacitarse en instituciones como La Casa de la Mujer u otras Organizaciones No Gubernamentales (Ongs) y comenzó a darse desde cuarto grado. Después se fue extendiendo a los 8º y 9º años, hasta el Espacio de Definición Institucional (EDI), teniendo en cuenta el punto de vista de género, la prevención y el placer", agregó Mauri.

Al respecto, los capacitadores consultados coincidieron en señalar que en los institutos de formación docente, en vez de agregar más herramientas han sacado los contenidos que estaban y por eso en muchos casos deben concurrir a distintos referentes, movilizados por las inquietudes de los propios alumnos.

Por otra parte, si bien destacan que la escuela está sobrepasada de cuestiones que exceden el tema, no existe una real supervisión acerca de cómo son tratados estos aspectos. "No se trata de pedagogizar la sexualidad o de imponer ciertas normas como si fueran las únicas válidas. En todo caso, son criterios que te ayudan a pensar, que otorgan un mayor grado de libertad, para poder pensar el placer propio, el compartido, los riesgos. La escuela puede ocupar un papel, acompañando durante gran parte del proceso de sexuación, que abarca desde que es un niño/a hasta que termina la escuela, de caras a una sexualidad adulta. Pero no es la única", sintetizó Bertolino.



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