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 domingo, 27 de julio de 2003

La desaceleración del indicador de actividad industrial encendió el alerta. Los temores de las empresas son a largo plazo
Meseta productiva, el fantasma de la economía argentina

Marcos Cicchirillo / La Capital

La economía argentina vive acosada por temibles fantasmas. El año pasado era el de la hiperinflación. Ahora, cuando aquellos pronósticos agoreros no se verificaron, el demonio que aparece es todo lo contrario: la deflación y la desaceleración económica, luego del repunte experimentado desde mediados del año pasado. De una histeria a otra, las experiencias acumuladas en el país disparan alertas tempranas ante cada movimiento de los indicadores económicos.

El amesetamiento de la actividad industrial, apoyado en los números oficiales del Indec, es la angustia del momento. Los argumentos sobre un freno de la actividad económica se basan en la desaceleración del segundo trimestre del año, después de tres trimestres de aumento de la producción, fenómeno impulsado en gran medida por la sustitución de importaciones y los buenos precios internacionales de los comodities.

Entre el gobierno y los analistas privados no hay dudas de que la economía crecerá en el 2003 un 5,5 ó 6 por ciento. Para el año próximo también prevén un crecimiento, pero difieren en cuanto al ritmo de ese aumento de actividad.

Un ronda de consultas entre empresarios de distintos sectores permite recoger algunas de las posibles amenazas: techo en el proceso de sustitución de importaciones, caída del dólar y aumento de las importaciones, ausencia de crédito para financiar inversiones y para estimular el consumo interno y la invasión brasileña, entre otras. Preocupaciones objetivas que suelen agigantarse por las presiones sectoriales.

Si bien la encuesta cualitativa del Indec sobre la producción industrial da cuenta de un moderado optimismo para el tercer trimestre del año, y hay sectores en los que se nota un movimiento de inversiones, muchos empresarios temen un cambio de reglas de juego que los afecte en el mediano y largo plazo.

En este punto es donde surgen incertidumbres entre los industriales sobre el futuro. Las inversiones las están realizando aquellos que cuentan con fondos propios, giros en descubierto o algún tipo de financiamiento de corto plazo que otorgan proveedores a clientes confiables.

Los empresarios nacionales destacan que las escasas líneas de crédito para la compra y capital de trabajo y de préstamo para incrementar la demanda de bienes semidurables (como los electrodomésticos, autos, etcétera) en los consumidores son prohibitivas, y como consecuencia frenan un crecimiento más vigoroso de la economía.

La industria metalmecánica es un buen ejemplo. Beneficiada por el proceso de sustitución de importaciones, ahora se encuentra con el retorno de la competencia brasileña. "¿Qué rentabilidad hay que tener para poder competir con empresas de afuera que, aparte de conseguir subsidios o ventajas de sus gobiernos, acceden a préstamos a largo plazo, con años de gracia e intereses al 2 ó 3%?", ejemplificó un importante industrial de la región.

Bernardo Basílico, presidente de la metalúrgica que lleva su nombre, señaló que distintas firmas están concretando inversiones en el mejoramiento de los procesos productivos y hasta la compra de plantas y terrenos en la Gran Rosario para ponerlas en funcionamiento en los próximos meses. "Pero ante la falta de señales del gobierno nacional se están retrasando los anuncios por si hay que desensillar antes de arrancar", explicó.

Hoy por hoy, las empresas que venían liderando el crecimiento industrial siguen trabajando al máximo de su capacidad productiva, lo que se nota en el aumento de horas trabajadas. Un fenómeno que apuntó el mismo Basílico es el del "robo" de mano de obra especializada (torneros, matriceros, etcétera) entre las empresas, que va de la mano con la capacitación acelerada de personal que llevan adelante distintos establecimientos, ante la escasez de trabajadores calificados.

Además de las indefiniciones domésticas para avanzar a paso firme en materia de nuevas inversiones, en el caso de las maquinaria agrícola, los industriales reconocen otras preocupaciones en el mediano plazo. Los empresarios están viendo con recelo el desembarco de sus pares brasileños en la región, importando excedentes de su alicaído mercado interno con fuertes subvenciones estatales o la radicación de plantas.

Los empresarios temen que las firmas brasileñas aterricen solamente para el ensamblaje de partes y obtengan beneficios impositivos locales, como sucedió años atrás justamente en la provincia de Santa Fe. Por esta razón, los industriales se están moviendo para que el gobierno defina, entre otras ítems, qué es industria nacional.

El paraguas solicitado por industriales a las autoridades nacional y provinciales, aunque tengan sobrevendida su producción hasta diciembre próximo, también se apoya en las perspectivas a la baja de los precios futuros de los granos, motor de la reactivación del sector.


Zapatero a tu zapato
En el rubro calzado, varios de los grandes fabricantes nacionales también pidieron la protección del gobierno ante la "invasión" de productos provenientes de Brasil.

"En realidad, la producción total nacional no alcanza a cubrir la demanda actual, con la desaparición de fábricas que se produjo en la Argentina, es imposible sustituir 30 millones de pares, como se llegó a importar, de un día para el otro", explicó el directivo de una firma de la región, que pidió reserva sobre su nombre. Y añadió: "Algunos productos solamente se pueden conseguir vía importación, porque no existe la tecnología o la escala para su producción a nivel local".

Del lado de la importación, un directivo de una reconocida firma en el rubro del calzado local señaló que varios de los que presionan al gobierno están buscando precio en el vecino país: "Son los mismos que antes importaban desde Asia y ahora debido a los precios relativos y cercanía están mirando oportunidades en Brasil para abastecer una demanda que con su producción no pueden satisfacer a menos que inviertan", apuntando a la hipocresía de algunos empresarios.

Sí reconoció que el dólar a 2,80 pesos comienza a poner un freno a la sustitución de calzado importado y dificulta la apertura de nuevos mercados en el exterior para los jugadores locales, pero considera que existe margen para el crecimiento del empresariado local.

Dentro del empresariado rosarino estiman que el consumo lejos de contraerse tenderá a incrementarse en los próximos meses, por eso "se verá mucho más calzado brasileño" en la temporada primavera-verano para satisfacer la demanda.

Destacan el fuerte incremento de las ventas en las poblaciones que viven del campo, y que notan desde hace unos meses en los comercios de Rosario, fogoneado además por el aumento de compras que generó el turismo receptivo con la apertura del puente Rosario-Victoria, que abrió la ciudad a consumidores entrerrianos.


Dar puntada con hilo
Uno de los rubros que empezó a dar el alerta sobre su futuro es el textil, una de los sectores productivos que más creció desde la devaluación un año y medio atrás. La situación de los fabricantes de telas y confecciones tiene similitud con la del calzado.

Elías Soso, presidente de la Asociación Empresaria de Rosario, señaló que hoy por hoy la producción no alcanza para cubrir la demanda local. Sí ve amenazas en el mediano plazo. "Hay que tener cuidado principalmente con el reingreso de la mercadería confeccionada, que es la que más resta trabajo", señaló.

Los principales fabricantes desde hace algunos meses estudian incrementar su producción mediante la apertura de nuevas plantas, pero recientemente deslizaron que quedan en las carpetas hasta ver la evolución de los próximos meses. Muchas de las firmas que incrementaron el año pasado casi al máximo su capacidad productiva, hoy están pidiendo precios en el exterior.

Soso reconoció que la demanda de producción local se incrementó notablemente desde la salida de la convertibilidad así como el consumo. "En calle San Luis queda sólo un local cerrado y es por decisión del dueño", buscó graficar a través de la tradicional calle de Rosario en ventas de telas e hilados sobre la reactivación del sector.

Pero, al igual que el resto de las actividades productivas, los empresarios que ganaron espacio con la devaluación y la sustitución de importaciones se encuentran frente al dilema que, para seguir creciendo y ganando en competitividad ahora no basta con que el gobierno devalúe el dólar, necesitan invertir. Una decisión que se presenta como bisagra en el alcance que logrará la curva de crecimiento de los sectores productivos en el futuro y de la economía en su conjunto en el mediano plazo.

Los empresarios resaltan que deben resolverse innumerables puntos antes de avanzar en decisiones de estas características, que incluyen definiciones políticas. Algunos también reconocen que existe cierto grado de "histeria", y que en realidad lo que sucede es que las variables económicas se están acomodando a valores más "normales" y "muchos no están acostumbrados a correr riesgos a baja tasa".


Los límites a la exportación
Un caso interesante es el de Arneg, la fábrica italiana de equipos para supermercados que exporta a América latina, Asia y Africa desde su planta de Rosario. Piero Carletto, CEO de la empresa en Argentina, indicó que desde la devaluación "la Argentina está más competitiva a nivel internacional".

De hecho, el 80 por ciento de las operaciones de la compañía en el país son este momento de exportación. Sin embargo, el empresario señaló una serie de preocupaciones en el mediano plazo.

"Los beneficios para exportar podrían ser mayores si el gobierno fuera más rápido en las reformas financieras, sobre todo para ayudar a tener acceso al crédito bancario y solucionar ciertas situaciones de monopolio en las que hay que pagar insumos muy caros", indicó el directivo de Arneg.

Antes de desembarcar en Argentina, Carletto trabajó en una planta de Arneg en Corea, un país que también experimentó una profunda crisis hace unos años. "Después de dos años, en Corea ya se había arreglado la deuda con el FMI y se habían hecho varias reformas financieras, bancarias e industriales, que ayudaron a salir de la crisis".

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Industria local, al máximo de su producción.

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