Año CXXXVI Nº 49908
Política
La Ciudad
La Región
Opinión
Información Gral
El Mundo
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Escenario
Ovación
Economía
Señales
Turismo
Mujer


suplementos
ediciones anteriores
Educación 19/07
Campo 19/07
Salud 16/07
Autos 16/07


contacto

servicios

Institucional

 domingo, 20 de julio de 2003

Rosario desconocida: túneles bajo tierra y en penumbras

José Mario Bonacci

La idea de andar o navegar bajo la superficie de la tierra, siempre sugiere un dejo de misterio con una pizca de aventura aquí y en cualquier parte del mundo. Túneles varias veces centenarios, la atracción de una Roma eterna con sus catacumbas, un paseo por las cloacas de París, el submundo del subte en Buenos Aires magistralmente "ciencia-ficcionado" en "Moebius" que enriquece al cine nacional, o la súper imaginación de Sábato en su "Informe sobre ciegos", son una muestra entre otras miles.

En la realidad local no se pueden equiparar estos estados emocionales, salvo recurriendo a la literatura o a la poesía, pero algunos rasgos urbanos se acercan al submundo de lo sepultado, ignorados por la mayoría de la gente, mientras se caminan las calles de la ciudad.

Es necesario diferenciarlos, conviniendo que un túnel es recorrible y cuenta con una entrada y una salida separadas, mientras que aquellos que terminan en un fondo ciego son considerados galerías, y en ambos casos, una subdivisión puede fijarlos como de carácter netamente técnico, o con otros usos que escapan a lo habitual. Para entrar en materia, nada mejor que comenzar a caminar.

En Córdoba 954 está el Pasaje Pam, de autor desconocido, que data de 1899 y es una de las construcciones antiguas más sugestivas del microcentro. Cuenta con dos túneles paralelos con techos abovedados a medio punto, rasgo que se repetirá en otros ejemplos. Se baja por escalera cercana a la peatonal y se puede salir por el mismo lugar, o bien por el extremo opuesto ubicado sobre el primer patio de ventilación-iluminación de la galería que se prolonga hasta calle Santa Fe. En el de la derecha está la sede de la Sociedad de Artistas Plásticos y en el de la izquierda es el conocido Túnel de los Arquitectos dependiente del Colegio local y funciona como auditorium y sala de exposiciones. Por más de una razón, conocerlos es una buena experiencia.


Bajo calle Suipacha
El Hospital del Centenario ubicado en avenida Francia y Urquiza, cuenta con una planta subterránea en toda la superficie de su construcción que une a todos los pabellones que constituían el proyecto original. En el sector sobre calle Suipacha y frente al cruce de ésta con calle San Lorenzo, se enfrenta al Instituto Psiquiátrico ubicado sobre la vereda opuesta. Un túnel cruza por debajo de Suipacha y une ambos establecimientos, según información de años atrás, especialmente para trasladar desde la cocina central del hospital el alimento para los internos del instituto vecino.

El caso más emblemático entre edificios de la ciudad destinados a la salud, lo constituye el Hospital Italiano Garibaldi de Virasoro y Entre Ríos, calle que separa al hospital del Policlínico ubicado en la vereda de enfrente e incluido dentro de la misma organización asistencial. Aquí también están unidos por un túnel que cruza por debajo de Entre Ríos. El rasgo sorprendente es su longitud total. Consta de tres tramos articulados entre sí por ángulos a 90º y que completan una extensión total de 85 metros. Desde el descenso por una escalera en el Policlínico se llega a la salida por igual medio en el hospital. Esto es estrictamente el recorrido del túnel, pero el espacio caminable sigue más allá bajo tierra hacia calle Mitre, convirtiéndose en un sistema de pasillos que conectan la cocina general, varios espacios técnicos y algunos consultorios que dan a calle Virasoro.

Otro caso emblemático lo constituye el Centro Cultural Parque de España. El viejo túnel del FF.CC. que se inicia transversalmente al nacimiento de calle Sarmiento, fue restaurado y librado al tránsito automotor a partir del proyecto moderno de este conjunto, pero es bueno recordar que cuando cumplía el túnel con el servicio ferroviario, oficiaba además como "parador temporario" de vagos y linyeras. Cada uno vivía en un "guardahombre" o cavidad formada a los costados del túnel protegiendo a quien transitaba por allí cuando pasaba algún tren, ya fuere operario técnico de la empresa, o un audaz linyera en su oficio de brindarse refugio.


Tunelmanía
En la década del 70 estaba en desuso y una buena idea de reciclarlo en su uso fue la instalación de un night club bautizado y conocido con el sugerente nombre de Tunelmanía y entrada por Sarmiento con una extensión dentro del túnel de aproximadamente 40 metros. Seguramente fue el más sugestivo de estos locales para aquella época, concentrando la atención de los jóvenes con especial énfasis en el mundo universitario.

Por otra parte, y a su vez en forma transversal respecto de ese túnel ferroviario y contemporáneas del mismo, el Centro Cultural cuenta con cinco galerías abovedadas totalmente en ladrillos vistos y de unos treinta metros de largo, también producto del proyecto totalizador realizado por los arquitectos catalanes Boigas, Martorell, Mackay.

En los tres más cercanos al ingreso funcionan las galerías de exposición, mientras en los dos restantes se ubican el microcine y sala de conferencias, por un lado, y la biblioteca-videoteca y oficinas de administración general y dirección, por el otro.

Por encima de todo este conjunto de locales subterráneos se desenvuelve el parque superior que constituye uno de los puntos privilegiados de la ciudad para la contemplación del majestuoso paisaje fluvial y su horizonte de islas.

Esto que pareciera presentarse como lo sorprendente de este mundo oculto, es apenas un comienzo. La ciudad siempre generosa guarda otras sorpresas, otros momentos, otras emociones. Es nutrido el material de indagación e ignorados sus particulares detalles, siempre condimentados con detalles propios de la historia real o servidos en bandeja por la imaginería popular y la tradición oral de "la otra historia". Resulta entonces aconsejable un descanso indagatorio para recomenzar en siete días y arribar al cierre de este capítulo de la realidad urbana que nos pertenece, sabiendo que no todo estará definitivamente dicho. Y esto es lo bueno, por esperanzador.

(* Arquitecto) [email protected]

enviar nota por e-mail

contacto
buscador

Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
Antes boliche, ahora túnel vehicular.

  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados