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 domingo, 20 de julio de 2003

Receso escolar, la hora del juego

Marcela Isaías / La Capital

"El niño tiene derecho al juego, al reposo, a la diversión y a dedicarse a las actividades que más le gusten". Esta frase, aunque parezca una obviedad, tuvo que ser incluida en la convención sobre los derechos de la infancia (artículo 31) para destacar su trascendencia.

Algo parecido pasa cuando se habla de vacaciones para los chicos, porque el descanso no siempre se puede ver como una forma de mejorar la calidad de vida y se lo suele asociar con períodos de aburrimiento o de pérdida de tiempo. Pero el receso escolar, además, tiene una cualidad ligada a la salud. Por eso para Enrique Traina, médico pediatra, el tiempo sin escuela debe definirse como un período en el que debe haber "mucho descanso y sin las exigencias habituales".

"Es necesario que los chicos descansen de las tareas de todos los días, que se pueda romper con exigencias cotidianas", dice Traina, también docente de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Y agrega: "No se entiende que las maestras recarguen a los chicos con tareas de vacaciones, algo que en definitiva significa prolongar en la casa lo que todos los días hacen en la escuela".

Enrique Traina considera que "las actividades recreativas son fundamentales para el crecimiento de un chico, igual que una buena alimentación", sobre todo si pueden ser compartidas en familia. "Es cierto que el país no es el mismo, que no siempre los tiempos de los padres pueden acompañar en este período los juegos de los chicos, pero cuando se puede estar con ellos hay que hacerlo", enfatiza.


De abuelas y papás
Mónica Cacchia es maestra en una escuela de la EGB, donde enseña ciencias a los alumnos de los 6º y 7º años. Sostiene que el receso es un "tiempo de descanso para los chicos y también para los docentes". Tomarse un tiempo libre es importante para ella y para sus alumnos, por eso -en coincidencia con lo que dice Traina- evita darles tarea de vacaciones.

Al comentario de Mónica se suma el de Ana Sosa, abuela de 10 chicos de todas las edades. Si bien trabaja 8 horas diarias, cuenta que se las ingenia para pasear con sus nietos por estos días. "A mis nietos los cuido siempre; pero ahora es distinto, me hago un tiempo y salimos de paseo". Los lugares elegidos son el centro y el Monumento.

Marcelo Colman es el papá de María Virginia (10), Juan Ignacio (7) y María Victoria (6). "Siempre me pareció inhumano el horario de entrada escolar, tan temprano... por eso en las vacaciones me gusta que mis hijos duerman hasta tarde", comenta sobre las formas que elige para romper con rutinas cotidianas. Marcelo señala que se ha hecho tiempo para "estar en una plaza o jugar con los chicos". Igual que tantos otros, él también reniega de las tareas escolares para esta época.

Para muchos chicos el receso de invierno es una excelente oportunidad para viajar y pasear en otra ciudad. Esto es lo que comenta Marisa Borri, la mamá de dos varones de 12 y 5 años, quienes por estos días disfrutan con sus abuelos en la localidad cordobesa de Cruz Alta. Marisa coincide con Marcelo y se pregunta: "Para renegar con la tarea tenemos todo el año, ¿por qué hacerlo además en vacaciones?".

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Tiempo de diversión para los chicos.

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