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 domingo, 20 de julio de 2003

Para beber: descorche rosarino

Benoat Berneron, director comercial de Bodega Alta Vista, estuvo en La Sociedad de Honorables Enófilos presentando a los nuevos integrantes de su línea de varietales Premium que ya contaba con un Chardonnay, un Torrontés, y un Malbec, y a los que ahora se sumaron un Cabernet Sauvignon y un Bonarda 2002. De este último se elaboró una edición limitada, y es de destacar que el descorche rosarino fue una primicia a nivel nacional.

- ¿Alta Vista es una bodega de capitales franceses, por qué vitivinicultores del país del vino por antonomasia vendrían a Argentina a comprar viñedos además de por el bajo precio de las tierras?

- En realidad, nosotros decimos que nuestra bodega es bicultural, porque si bien los dueños son franceses los vinos son argentinos, y además desarrollamos nuestro trabajo cooperativamente, creando un estilo que podría denominarse franco argentino. Argentina es el último país de lo que llamamos el nuevo mundo geográfico del hemisferio sur con potencial de crecimiento, pero no está explotado. Cuando hablamos de Australia, Nueva Zelanda, de Africa del Sur, de Chile, ya se hizo, y se hizo mucho, en cambio aquí hay mucho por explorar y por realizar. Cuando eligieron el lugar para asentar la bodega buscaron que tuviera viñedos antiguos, y le dan mucha importancia a la personalidad de esas plantas. Pero no sólo la edad tiene que ver, nosotros hicimos una cata a ciegas de un Malbec de Las Compuertas y otro de Alto Agrelo elaborados con uvas de sesenta y cincuenta años, dos terruños distintos y las diferencias son impresionantes. La edad de la vid es importante pero también lo es dónde está plantada. Cuando hablamos de Mendoza la tomamos como una región y no es un solo terruño, son varios distintos que es necesario explorar, y sabemos que hay más pero hay que descubrirlos. A nosotros nos gusta decir que somos Terroir Expression Winemakers, o sea que somos enólogos que expresan los terruños, porque lo que nos motiva en esto es poder expresar el potencial que está, no tenemos la intención de venir con una receta francesa que se aplica a todas partes porque no es así. Es esta filosofía de trabajo lo que trajimos a Argentina para hacer grandes vinos.

- ¿Por qué a ustedes no los perjudicó la famosa lluvia del 98, si casi todas las bodegas sostienen que esa cosecha las dejó sin la posibilidad de elaborar vinos como la gente? ¿Tiene que ver el conocimiento que traen de un país donde las lluvias son más frecuentes o hay algo más?

- Las técnicas son cosas que evolucionan muy rápidamente, por suerte los intercambios de los que hablábamos nos han ayudado. Hemos aprendido de nuestros equipos argentinos y a su vez el aporte que ellos han recibido de afuera ha sido muy positivo. Si todos supieran entender lo que se hizo durante ese año complicado para llegar a tener una uva de primera calidad a pesar de la lluvia, no les importaría el agua porque sabrían que, en caso de que volviera a pasar, se podría producir un buen vino bajo esas mismas circunstancias. Casi todo está en decidir cuándo cosechar. En el •99 también nos tocó mucha lluvia. Supimos esperar, salió el sol nuevamente, esperamos una semana más para que madurara otro poco y ahí cosechamos. En Mendoza tenemos fama de cosechar tarde, hasta pedimos al INV un permiso especial para recoger más tarde. La verdad es que no hay una receta mágica.

- Ustedes vinieron atraídos por el Malbec, pero terminaron diversificándose ¿cómo se toma esa decisión?

- La historia es un poco extraña porque no es común que se comience haciendo un solo vino. En general cuando acá se arma una bodega se hace un varietal, se le agrega un poco de roble americano para el reserva, roble francés si va a ser un gran reserva. Se arma la pirámide hacia arriba. Nosotros hicimos justo al revés desde lo alto nos abrimos hacia abajo, por eso tardamos un poco, sabíamos hacer muy bien lo que estaba más arriba y aplicamos eso a todo lo que vino después. Hicimos un gran reserva Malbec que ahora van a ser dos para expresar los terruños; después la línea varietal con crianza en roble americano, o sea una construcción a la inversa de como se hace en Francia, primero están los grands crus y después tienen la segunda etiqueta.

En el final quiero destacar la calidad deportiva de los periodistas presentes en la degustación, que como asiduos concurrentes a los tablones futboleros no tardaron en dividirse entre Los incondicionales del Malbec y la Hinchada Bullanguera del Bonarda expresando a viva voz sus preferencias, aunque bueno es aclarar que, fanatismos aparte, todas las propuestas son de un nivel excelente.

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